Scrutatio

Venerdi, 26 aprile 2024 - San Marcellino ( Letture di oggi)

Salmos 104


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1¡Alma mía, bendice a Yahveh!
¡Yahveh, Dios mío, qué grande eres!
Vestido de esplendor y majestad,
2arropado de luz como de un manto,
tú despliegas los cielos lo mismo que una tienda,
3levantas sobre las aguas tus altas moradas;
haciendo de las nubes carro tuyo,
sobre las alas del viento te deslizas;
4tomas por mensajeros a los vientos,
a las llamas del fuego por ministros.
5Sobre sus bases asentaste la tierra,
inconmovible para siempre jamás.
6Del océano, cual vestido, la cubriste,
sobre los montes persistían las aguas;
7al increparlas tú, emprenden la huída,
se precipitan al oír tu trueno,
8y saltan por los montes, descienden por los valles,
hasta el lugar que tú les asignaste;
9un término les pones que no crucen,
por que no vuelvan a cubrir la tierra.
10Haces manar las fuentes en los valles,
entre los montes se deslizan;
11a todas las bestias de los campos abrevan,
en ellas su sed apagan los onagros;
12sobre ellas habitan las aves de los cielos,
dejan oír su voz entre la fronda.
13De tus altas moradas abrevas las montañas,
del fruto de tus obras se satura la tierra;
14la hierba haces brotar para el ganado,
y las plantas para el uso del hombre,
para que saque de la tierra el pan,
15y el vino que recrea el corazón del hombre,
para que lustre su rostro con aceite
y el pan conforte el corazón del hombre.
16Se empapan bien los árboles de Yahveh,
los cedros del Líbano que él plantó;
17allí ponen los pájaros su nido,
su casa en su copa la cigüeña;
18los altos montes, para los rebecos,
para los damanes, el cobijo de las rocas.
19Hizo la luna para marcar los tiempos,
conoce el sol su ocaso;
20mandas tú las tinieblas, y es la noche,
en ella rebullen todos los animales de la selva,
21los leoncillos rugen por la presa,
y su alimento a Dios reclaman.
22Cuando el sol sale, se recogen,
y van a echarse a sus guaridas;
23el hombre sale a su trabajo,
para hacer su faena hasta la tarde.
24¡Cuán numerosas tus obras, Yahveh!
Todas las has hecho con sabiduría,
de tus criaturas está llena la tierra.
25Ahí está el mar, grande y de amplios brazos,
y en él el hervidero innumerable
de animales, grandes y pequeños;
26por allí circulan los navíos,
y Leviatán que tú formaste para jugar con él.
27Todos ellos de ti están esperando
que les des a su tiempo su alimento;
28tú se lo das y ellos lo toman,
abres tu mano y se sacian de bienes.
29Escondes tu rostro y se anonadan,
les retiras su soplo, y expiran
y a su polvo retornan.
30Envías tu soplo y son creados,
y renuevas la faz de la tierra.
31¡Sea por siempre la gloria de Yahveh,
en sus obras Yahveh se regocije!
32El que mira a la tierra y ella tiembla,
toca los montes y echan humo.
33A Yahveh mientras viva he de cantar,
mientras exista salmodiaré para mi Dios.
34¡Oh, que mi poema le complazca!
Yo en Yahveh tengo mi gozo.
35¡Que se acaben los pecadores en la tierra,
y ya no más existan los impíos!
¡Bendice a Yahveh, alma mía!