Scrutatio

Martedi, 7 maggio 2024 - Santa Flavia ( Letture di oggi)

Salmos 104


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BIBLIAEL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
1 ¡Alma mía, bendice a Yahveh!
¡Yahveh, Dios mío, qué grande eres!
Vestido de esplendor y majestad,
1 Bendice al Señor, alma mía:

¡Señor, Dios mío, qué grande eres!

Estás vestido de esplendor y majestad

2 arropado de luz como de un manto,
tú despliegas los cielos lo mismo que una tienda,
2 y te envuelves con un manto de luz.

Tú extendiste el cielo como un toldo

3 levantas sobre las aguas tus altas moradas;
haciendo de las nubes carro tuyo,
sobre las alas del viento te deslizas;
3 y construiste tu mansión sobre las aguas.

Las nubes te sirven de carruaje

y avanzas en alas del viento.

4 tomas por mensajeros a los vientos,
a las llamas del fuego por ministros.
4 Usas como mensajeros a los vientos,

y a los relámpagos, como ministros.

5 Sobre sus bases asentaste la tierra,
inconmovible para siempre jamás.
5 Afirmaste la tierra sobre sus cimientos:

¡no se moverá jamás!

6 Del océano, cual vestido, la cubriste,
sobre los montes persistían las aguas;
6 El océano la cubría como un manto,

las aguas tapaban las montañas;

7 al increparlas tú, emprenden la huída,
se precipitan al oír tu trueno,
7 pero tú las amenazaste y huyeron,

escaparon ante el fragor del trueno.

8 y saltan por los montes, descienden por los valles,
hasta el lugar que tú les asignaste;
8 Subieron a las montañas,

bajaron por los valles,

hasta el lugar que les habías señalado:

9 un término les pones que no crucen,
por que no vuelvan a cubrir la tierra.
9 les fijaste un límite que no pasarán,

ya no volverán a cubrir la tierra.

10 Haces manar las fuentes en los valles,
entre los montes se deslizan;
10 Haces brotar fuentes en los valles,

y corren sus aguas por las quebradas.

11 a todas las bestias de los campos abrevan,
en ellas su sed apagan los onagros;
11 Allí beben los animales del campo,

los asnos salvajes apagan su sed.

12 sobre ellas habitan las aves de los cielos,
dejan oír su voz entre la fronda.
12 Las aves del cielo habitan junto a ellas

y hacen oír su canto entre las ramas.

13 De tus altas moradas abrevas las montañas,
del fruto de tus obras se satura la tierra;
13 Desde lo alto riegas las montañas,

y la tierra se sacia con el fruto de tus obras.

14 la hierba haces brotar para el ganado,
y las plantas para el uso del hombre,
para que saque de la tierra el pan,
14 Haces brotar la hierba para el ganado

y las plantas que el hombre cultiva,

para sacar de la tierra el pan

15 y el vino que recrea el corazón del hombre,
para que lustre su rostro con aceite
y el pan conforte el corazón del hombre.
15 y el vino que alegra el corazón del hombre,

para que él haga brillar su rostro con el aceite

y el pan reconforte su corazón.

16 Se empapan bien los árboles de Yahveh,
los cedros del Líbano que él plantó;
16 Se llenan de savia los árboles del Señor,

los cedros del Líbano que él plantó;

17 allí ponen los pájaros su nido,
su casa en su copa la cigüeña;
17 allí ponen su nido los pájaros,

la cigüeña tiene su casa en los abetos;

18 los altos montes, para los rebecos,
para los damanes, el cobijo de las rocas.
18 los altos peñascos son para las cabras,

y en las rocas se refugian los erizos.

19 Hizo la luna para marcar los tiempos,
conoce el sol su ocaso;
19 Hiciste la luna para medir el tiempo,

señalaste el sol el momento de su ocaso;

20 mandas tú las tinieblas, y es la noche,
en ella rebullen todos los animales de la selva,
20 mandas la oscuridad, y cae la noche:

entonces rondan las fieras de la selva

21 los leoncillos rugen por la presa,
y su alimento a Dios reclaman.
21 y los cachorros rugen por la presa,

pidiendo a Dios su alimento.

22 Cuando el sol sale, se recogen,
y van a echarse a sus guaridas;
22 Haces brillar el sol y se retiran,

van a echarse en sus guardias:

23 el hombre sale a su trabajo,
para hacer su faena hasta la tarde.
23 entonces sale el hombre a trabajar,

a cumplir su jornada hasta la tarde.

24 ¡Cuán numerosas tus obras, Yahveh!
Todas las has hecho con sabiduría,
de tus criaturas está llena la tierra.
24 ¡Qué variadas son tus obras, Señor!

¡Todo lo hiciste con sabiduría,

la tierra está llena de tus criaturas!

25 Ahí está el mar, grande y de amplios brazos,
y en él el hervidero innumerable
de animales, grandes y pequeños;
25 Allí está el mar, grande y dilatado,

donde se agitan, en número incontable,

animales grandes y pequeños.

26 por allí circulan los navíos,
y Leviatán que tú formaste para jugar con él.
26 Por él transitan las naves, y ese Leviatán

que tú formaste para jugar con él

27 Todos ellos de ti están esperando
que les des a su tiempo su alimento;
27 Todos esperan de ti

que les des la comida a su tiempo:

28 tú se lo das y ellos lo toman,
abres tu mano y se sacian de bienes.
28 se la das, y ellos la recogen;

abres tu mano, y quedan saciados.

29 Escondes tu rostro y se anonadan,
les retiras su soplo, y expiran
y a su polvo retornan.
29 Si escondes tu rostro, se espantan;

si les quitas el aliento, expiran y vuelven al polvo.

30 Envías tu soplo y son creados,
y renuevas la faz de la tierra.
30 Si envías tu aliento, son creados,

y renuevas la superficie de la tierra.

31 ¡Sea por siempre la gloria de Yahveh,
en sus obras Yahveh se regocije!
31 ¡Gloria al Señor para siempre,

alégrese el Señor por sus obras!

32 El que mira a la tierra y ella tiembla,
toca los montes y echan humo.
32 El mira, y la tierra se estremece;

toca las montañas, y echan humo.

33 A Yahveh mientras viva he de cantar,
mientras exista salmodiaré para mi Dios.
33 Cantaré al Señor toda mi vida;

mientras yo exista, celebraré a mi Dios:

34 ¡Oh, que mi poema le complazca!
Yo en Yahveh tengo mi gozo.
34 que mi canto le sea agradable,

y yo me alegraré en el Señor.

35 ¡Que se acaben los pecadores en la tierra,
y ya no más existan los impíos!
¡Bendice a Yahveh, alma mía!
35 Que los pecadores desaparezcan de la tierra

y los malvados ya no existan más.

¡Bendice al Señor, alma mía!

¡Aleluya!