Scrutatio

Venerdi, 19 aprile 2024 - San Leone IX Papa ( Letture di oggi)

Salmos 31


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1Del maestro de coro. Salmo. De David.
2En ti, Yahveh, me cobijo,
¡oh, no sea confundido jamás!
¡Recóbrame por tu justicia, líbrame,
3tiende hacia mí tu oído, date prisa!
Sé para mí una roca de refugio,
alcázar fuerte que me salve;
4pues mi roca eres tú, mi fortaleza,
y, por tu nombre, me guías y diriges.
5Sácame de la red que me han tendido,
que tú eres mi refugio;
6en tus manos mi espíritu encomiendo,
tú, Yahveh, me rescatas.
Dios de verdad,
7tú detestas
a los que veneran vanos ídolos;
mas yo en Yahveh confío:
8¡exulte yo y en tu amor me regocije!
Tú que has visto mi miseria,
y has conocido las angustias de mi alma,
9no me has entregado en manos del enemigo,
y has puesto mis pies en campo abierto.
10Tenme piedad, Yahveh,
que en angustias estoy.
De tedio se corroen mis ojos,
mi alma, mis entrañas.
11Pues mi vida se consume en aflicción,
y en suspiros mis años;
sucumbe mi vigor a la miseria,
mis huesos se corroen.
12De todos mis opresores
me he hecho el oprobio;
asco soy de mis vecinos,
espanto de mis familiares.
Los que me ven en la calle
huyen lejos de mí;
13dejado estoy de la memoria como un muerto,
como un objeto de desecho.
14Escucho las calumnias de la turba,
terror por todos lados,
mientras se aúnan contra mí en conjura,
tratando de quitarme la vida.
15Mas yo confío en ti, Yahveh,
me digo: «¡Tú eres mi Dios!»
16Está en tus manos mi destino, líbrame
de las manos de mis enemigos y perseguidores;
17haz que alumbre a tu siervo tu semblante,
¡sálvame, por tu amor!
18Yahveh, no haya confusión para mí, que te invoco,
¡confusión sólo para los impíos;
que bajen en silencio al seol,
19enmudezcan los labios mentirosos
que hablan con insolencia contra el justo,
con orgullo y desprecio!
20¡Qué grande es tu bondad, Yahveh!
Tú la reservas para los que te temen,
se la brindas a los que a ti se acogen,
ante los hijos de Adán.
21Tú los escondes en el secreto de tu rostro,
lejos de las intrigas de los hombres;
bajo techo los pones a cubierto
de la querella de las lenguas.
22¡Bendito sea Yahveh que me ha brindado
maravillas de amor
(en ciudad fortificada)!
23¡Y yo que decía en mi inquietud:
«Estoy dejado de tus ojos!»
Mas tú oías la voz de mis plegarias,
cuando clamaba a ti.
24Amad a Yahveh, todos sus amigos;
a los fieles protege Yahveh,
pero devuelve muy sobrado
al que obra por orgullo.
25¡Valor, que vuestro corazón se afirme,
vosotros todos que esperáis en Yahveh!