Scrutatio

Venerdi, 29 marzo 2024 - Santi Simplicio e Costantino ( Letture di oggi)

Salmos 44


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1Del maestro de coro. De los hijos de Coré. Poema.
2Oh Dios, con nuestros propios oídos lo oímos,
nos lo contaron nuestros padres,
la obra que tú hiciste en sus días,
en los días antiguos,
3y con tu propia mano.
Para plantarlos a ellos, expulsaste naciones,
para ensancharlos, maltrataste pueblos;
4no por su espada conquistaron la tierra,
ni su brazo les dio la victoria,
sino que fueron tu diestra y tu brazo,
y la luz de tu rostro, porque los amabas.
5Tú sólo, oh Rey mío, Dios mío,
decidías las victorias de Jacob;
6por ti nosotros hundíamos a nuestros adversarios,
por tu nombre pisábamos a nuestros agresores.
7No estaba en mi arco mi confianza,
ni mi espada me hizo vencedor;
8que tú nos salvabas de nuestros adversarios,
tú cubrías de vergüenza a nuestros enemigos;
9en Dios todo el día nos gloriábamos,
celebrando tu nombre sin cesar. Pausa.
10Y con todo, nos has rechazado y confundido,
no sales ya con nuestras tropas,
11nos haces dar la espalda al adversario,
nuestros enemigos saquean a placer.
12Como ovejas de matadero nos entregas,
y en medio de los pueblos nos has desperdigado;
13vendes tu pueblo sin ventaja,
y nada sacas de su precio.
14De nuestros vecinos nos haces la irrisión,
burla y escarnio de nuestros circundantes;
15mote nos haces entre las naciones,
meneo de cabeza entre los pueblos.
16Todo el día mi ignominia está ante mí,
la vergüenza cubre mi semblante,
17bajo los gritos de insulto y de blasfemia,
ante la faz del odio y la venganza.
18Nos llegó todo esto sin haberte olvidado,
sin haber traicionado tu alianza.
19¡No habían vuelto atrás nuestros corazones,
ni habían dejado nuestros pasos tu sendero,
20para que tú nos aplastaras en morada de chacales,
y nos cubrieras con la sombra de la muerte!
21Si hubiésemos olvidado el nombre de nuestro Dios
o alzado nuestras manos hacia un dios extranjero,
22¿no se habría dado cuenta Dios,
él, que del corazón conoce los secretos?
23Pero por ti se nos mata cada día,
como ovejas de matadero se nos trata.
24¡Despierta ya! ¿Por qué duermes, Señor?
¡Levántate, no rechaces para siempre!
25¿Por qué ocultas tu rostro,
olvidas nuestra opresión, nuestra miseria?
26Pues nuestra alma está hundida en el polvo,
pegado a la tierra nuestro vientre.
27¡Alzate, ven en nuestra ayuda,
rescátanos por tu amor!