Scrutatio

Giovedi, 28 marzo 2024 - San Castore di Tarso ( Letture di oggi)

Lucas 1


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1Puesto que muchos han intentado narrar ordenadamente las cosas que se han verificado entre nosotros,2tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron testigos oculares y servidores de la Palabra,3he decidido yo también, después de haber investigado diligentemente todo desde los orígenes, escribírtelo por su orden, ilustre Teófilo,4para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.5Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote, llamado Zacarías, del grupo de Abías, casado con una mujer descendiente de Aarón, que se llamaba Isabel;6los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin tacha en todos los mandamientos y preceptos del Señor.7No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos de avanzada edad.8Sucedió que, mientras oficiaba delante de Dios, en el turno de su grupo,9le tocó en suerte, según el uso del servicio sacerdotal, entrar en el Santuario del Señor para quemar el incienso.10Toda la multitud del pueblo estaba fuera en oración, a la hora del incienso.11Se le apareció el Angel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso.12Al verle Zacarías, se turbó, y el temor se apoderó de él.13El ángel le dijo: «No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido escuchada; Isabel, tu mujer, te dará a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Juan;14será para ti gozo y alegría, y muchos se gozarán en su nacimiento,15porque será grande ante el Señor; no beberá vino ni licor; estará lleno de Espíritu Santo ya desde el seno de su madre,16y a muchos de los hijos de Israel, les convertirá al Señor su Dios,17e irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y a los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto».18Zacarías dijo al ángel: «¿En qué lo conoceré? Porque yo soy viejo y mi mujer avanzada en edad».19El ángel le respondió: «Yo soy Gabriel, el que está delante de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena nueva.20Mira, te vas a quedar mudo y no podrás hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, porque no diste crédito a mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo».21El pueblo estaba esperando a Zacarías y se extrañaban de su demora en el Santuario.22Cuando salió, no podía hablarles, y comprendieron que había tenido una visión en el Santuario; les hablabla por señas, y permaneció mudo.23Y sucedió que cuando se cumplieron los días de su servicio, se fue a su casa.24Días después, concibió su mujer Isabel; y se mantuvo oculta durante cinco meses25diciendo: «Esto es lo que ha hecho por mí el Señor en los días en que se dignó quitar mi oprobio entre los hombres».26Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,27a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.28Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».29Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo.30El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios;31vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.32El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre;33reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin».34María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?»35El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios.36Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril,37porque ninguna cosa es imposible para Dios».38Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel dejándola se fue.39En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá;40entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.41Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo;42y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno;43y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?44Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno.45¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!»46Y dijo María: «Engrandece mi alma al Señor47y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador48porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,49porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre50y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen.51Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón.52Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes.53A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada.54Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia55- como había anunciado a nuestros padres - en favor de Abraham y de su linaje por los siglos».56María permanceció con ella unos tres meses, y se volvió a su casa.57Se le cumplió a Isabel el tiempo de dar a luz, y tuvo un hijo.58Oyeron sus vecinos y parientes que el Señor le había hecho gran misericordia, y se congratulaban con ella.59Y sucedió que al octavo día fueron a circuncidar al niño, y querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías,60pero su madre, tomando la palabra, dijo: «No; se ha de llamar Juan».61Le decían: «No hay nadie en tu parentela que tenga ese nombre».62Y preguntaban por señas a su padre cómo quería que se le llamase.63El pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre». Y todos quedaron admirados.64Y al punto se abrió su boca y su lengua, y hablaba bendiciendo a Dios.65Invadió el temor a todos sus vecinos, y en toda la montaña de Judea se comentaban todas estas cosas;66todos los que las oían las grababan en su corazón, diciendo: «Pues ¿qué será este niño?» Porque, en efecto, la mano del Señor estaba con él.67Zacarías, su padre, quedó lleno de Espíritu Santo, y profetizó diciendo:68«Bendito el Señor Dios de Israel porque ha visitado y redimido a su pueblo.69y nos ha suscitado una fuerza salvadora en la casa de David, su siervo,70como había prometido desde tiempos antiguos, por boca de sus santos profetas,71que nos salvaría de nuestros enemigos y de las manos de todos los que nos odiaban72haciendo misericordia a nuestros padres y recordando su santa alianza73y el juramento que juró a Abraham nuestro padre, de concedernos74que, libres de manos enemigas, podamos servirle sin temor75en santidad y justicia delante de él todos nuestros días.76Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo, pues irás delante del Señor para preparar sus caminos77y dar a su pueblo conocimiento de salvación por el perdón de sus pecados,78por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, que harán que nos visite una Luz de la altura,79a fin de iluminar a los que habitan en tinieblas y sombras de muerte y guiar nuestros pasos por el camino de la paz».80El niño crecía y su espíritu se fortalecía; vivió en los desiertos hasta el día de su manifestación a Israel.