Scrutatio

Domenica, 28 aprile 2024 - San Luigi Maria Grignion da Montfort ( Letture di oggi)

Eclesiástico/Ben Sirá 3


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BIBLIAEL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
1 A mí que soy vuestro padre escuchadme, hijos,
y obrad así para salvaros.
1 Hijos, escúchenme a mí, que soy su padre; hagan lo que les digo, y así se salvarán.
2 Pues el Señor glorifica al padre en los hijos,
y afirma el derecho de la madre sobre su prole.
2 Porque el Señor quiere que el padre sea respetado por sus hijos y confirmó el derecho de la madre sobre ellos.
3 Quien honra a su padre expía sus pecados;
3 El que honra a su padre expía sus pecados
4 como el que atesora es quien da gloria a su madre.
4 y el que respeta a su madre es como quien acumula un tesoro.
5 Quien honra a su padre recibirá contento de sus hijos,
y en el día de su oración será escuchado.
5 El que honra a su padre encontrará alegría en sus hijos y cuando ore, será escuchado.
6 Quien da gloria al padre vivirá largos días,
obedece al Señor quien da sosiego a su madre:
6 El que respeta a su padre tendrá larga vida y el que obedece al Señor da tranquilidad a su madre.
7 como a su Señor sirve a los que le engendraron.
7 El que teme al Señor honra a su padre y sirve como a sus dueños a quienes le dieron la vida.
8 En obra y palabra honra a tu padre,
para que te alcance su bendición.
8 Honra a tu padre con obras y de palabra, para que su bendición descienda sobre ti,
9 Pues la bendición del padre afianza la casa de los hijos,
y la maldición de la madre destruye los cimientos.
9 porque la bendición de un padre afianza la casa de sus hijos, pero la maldición de una madre arranca sus cimientos.
10 No te gloríes en la deshonra de tu padre,
que la deshonra de tu padre no es gloria para ti.
10 No busques tu gloria a costa del deshonor de tu padre, porque su deshonor no es una gloria para ti:
11 Pues la gloria del hombre procede de la honra de su padre,
y baldón de los hijos es la madre en desdoro.
11 la gloria de un hombre proviene del honor de su padre y una madre despreciada es un oprobio para los hijos.
12 Hijo, cuida de tu padre en su vejez,
y en su vida no le causes tristeza.
12 Hijo mío, socorre a tu padre en su vejez y no le causes tristeza mientras viva.
13 Aunque haya perdido la cabeza, sé indulgente,
no le desprecies en la plenitud de tu vigor.
13 Aunque pierda su lucidez, sé indulgente con él; no lo desprecies, tú que estás en pleno vigor.
14 Pues el servicio hecho al padre no quedará en olvido,
será para ti restauración en lugar de tus pecados.
14 La ayuda prestada a un padre no caerá en el olvido y te servirá de reparación por tus pecados.
15 El día de tu tribulación se acordará El de ti;
como hielo en buen tiempo, se disolverán tus pecados.
15 Cuando estés en la aflicción, el Señor se acordará de ti, y se disolverán tus pecados como la escarcha con el calor.
16 Como blasfemo es el que abandona a su padre,
maldito del Señor quien irrita a su madre.
16 El que abandona a su padre es como un blasfemo y el que irrita a su madre es maldecido por el Señor.
17 Haz, hijo, tus obras con dulzura,
así serás amado por el acepto a Dios.
17 Hijo mío, realiza tus obras con modestia y serás amado por los que agradan a Dios.
18 Cuanto más grande seas, más debes humillarte,
y ante el Señor hallarás gracia.
18 Cuanto más grande seas, más humilde debes ser, y así obtendrás el favor del Señor,
19 [Son muchos los hombres altivos y gloriosos, pero el Señor revela sus secretos a los humildes.]
20 Pues grande es el poderío del Señor,
y por los humildes es glorificado.
20 porque el poder del Señor es grande y él es glorificado por los humildes.
21 No busques lo que te sobrepasa,
ni lo que excede tus fuerzas trates de escrutar.
21 No pretendas lo que es demasiado difícil para ti, ni trates de indagar lo que supera tus fuerzas:
22 Lo que se te encomienda, eso medita,
que no te es menester lo que está oculto.
22 reflexiona sobre lo que te ha sido mandado, porque a ti no te conciernen las cosas secretas.
23 En lo que excede a tus obras no te fatigues,
pues más de lo que alcanza la inteligencia humana se
te ha mostrado ya.
23 No te ocupes de cosas que están por encima de ti: lo que te ha sido revelado ya es demasiado para la inteligencia.
24 Que a muchos descaminaron sus prejuicios,
una falsa ilusión extravió sus pensamientos.
24 Porque muchos se extraviaron por sus especulaciones y su imaginación perversa falseó sus pensamientos.
25 Si no tienes pupilas, te faltará la luz; si careces de ciencia, no afirmes nada.
26 El corazón obstinado en mal acaba,
y el que ama el peligro caerá en él.
26 El hombre obstinado termina mal, y el que ama el peligro perecerá en él.
27 El corazón obstinado se carga de fatigas,
el pecador acumula pecado tras pecado.
27 El corazón obstinado soportará muchos males, y el pecador acumula un pecado sobre otro.
28 Para la adversidad del orgulloso no hay remedio,
pues la planta del mal ha echado en él raíces.
28 No hay remedio para el mal del orgulloso, porque una planta maligna ha echado raíces en él.
29 El corazón del prudente medita los enigmas.
un oído que le escuche es el anhelo del sabio.
29 El corazón inteligente medita los proverbios y el sabio desea tener un oído atento.
30 El agua apaga el fuego llameante,
la limosma perdona los pecados.
30 El agua apaga las llamas del fuego y la limosna expía los pecados.
31 Quien con favor responde prepara el porvenir,
el día de su caída encontrará un apoyo.
31 El que devuelve los favores piensa en lo que vendrá después, y cuando esté por caer, encontrará un apoyo.