Scrutatio

Giovedi, 25 aprile 2024 - San Marco ( Letture di oggi)

Eclesiástico/Ben Sirá 50


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1Simón, hijo de Onías, fue el sumo sacerdote
que en su vida reparó la Casa,
y en sus días fortificó el santuario.
2El echó los cimientos de la altura doble,
del alto contrafuerte de la cerca del Templo.
3En sus días fue excavado el depósito de agua,
un estanque como el mar de ancho.
4El cuidó de su pueblo para evitar su ruina
y fortificó la ciudad contra el asedio.
5¡Que glorioso era, rodeado de su pueblo,
cuando salía de la casa del velo!
6Como el lucero del alba en medio de las nubes,
como la luna llena,
7como el sol que brilla sobre el Templo del Altísimo,
como el arco iris que ilumina las nubes de gloria,
8como flor del rosal en primavera,
como lirio junto a un manantial,
como brote del Líbano en verano,
9como fuego e incienso en el incensario,
como vaso de oro macizo
adornado de toda clase de piedras preciosas,
10como olivo floreciente de frutos,
como ciprés que se eleva hasta las nubes.
11Cuando se ponía la vestidura de gala
y se vestía sus elegantes ornamentos,
al subir al santo altar,
llenaba de gloria el recinto del santuario.
12Y cuando recibía las porciones de manos de los sacerdotes,
él mismo de pie junto al hogar del altar,
y en torno a él la corona de sus hermanos,
como brotes de cedros en el Líbano;
le rodeaban como tallos de palmera
13todos los hijos de Aarón en su esplendor,
con la ofrenda del Señor en sus manos,
en presencia de toda la asamblea de Israel.
14Y cuando cumplía el ministerio de los altares
ordenando la ofrenda del Altísimo Todopoderoso,
15alargaba su mano a la copa,
hacía la libación del jugo de racimo,
y lo derramaba al pie del altar,
como calmante aroma al Altísimo Rey universal.
16Entonces prorrumpían en gritos los hijos de Aarón,
tocaban con sus trompetas de metal batido,
hacían oír su sonido imponente,
como memorial delante del Altísimo.
17Todo el pueblo entonces de repente, en masa,
caía rostro en tierra,
para adorar a su Señor,
al Todopoderoso, Dios Altísimo.
18Y los salmistas también le alababan con sus voces,
el son vibrante formaba una dulce melodía.
19Y suplicaba el pueblo al Señor Altísimo,
orando ante el Misericordioso,
hasta que terminaba la ceremonia del Señor
y concluía su liturgia.
20Entonces bajaba y elevaba sus manos
sobre toda la asamblea de los hijos de Israel,
para dar con sus labios la bendición del Señor
y tener el honor de pronunciar su nombre.
21Y por segunda vez todos se postraban
para recibir la bendición del Altísimo.
22Y ahora bendecid al Dios del universo,
el que por todas partes hace grandes cosas,
el que exaltó nuestros días desde el seno materno,
y que nos trata según su misericordia.
23Que nos dé contento de corazón,
y que haya paz en nuestros días
en Israel por los siglos de los siglos.
24Que su misericordia sea fiel con nosotros
y en nuestros días nos rescate.
25Hay dos naciones que mi alma detesta,
y la tercera ni siquiera es nación:
26los habitantes de la montaña de Seír, los filisteos
y el pueblo necio que mora en Siquem.
27Instrucción de inteligencia y ciencia
ha grabado en este libro
Jesús, hijo de Sirá, Eleazar, de Jerusalén,
que vertió de su corazón sabiduría a raudales.
28Feliz quien repase esto a menudo;
el que lo ponga en su corazón se hará sabio.
29Y si lo practica, para todo será fuerte,
porque la huella que sigue es la luz del Señor.