Scrutatio

Martedi, 23 aprile 2024 - San Giorgio ( Letture di oggi)

Eclesiástico/Ben Sirá 14


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1Feliz el hombre que no se ha deslizado con su boca,
ni sufre tormento por la tristeza del pecado.
2Feliz aquel a quien su conciencia no reprocha,
y que no queda corrido en su esperanza.
3Para el hombre mezquino no es buena la riqueza,
para el envidioso, ¿de qué sirve el dinero?
4Quien amontona a expensas de sí mismo, para otros amontona,
con sus bienes se regalarán otros.
5El que es malo para sí, ¿para quién será bueno?
No logrará contento en medio de sus tesoros.
6Nadie peor que el que se tortura a sí mismo,
esa es la paga de su maldad.
7Aun si llega a hacer el bien, lo hace por descuido,
al final dejará ver su maldad.
8Malo es el de ojo envidioso,
que vuelve su rostro y desprecia a los demás.
9El ojo del avaro no se satisface con su suerte,
la avaricia seca el alma.
10El ojo malo se alampa por el pan,
hambriento está en su propia mesa.
11Hijo, trátate bien, conforme a lo que tengas,
y presenta dignamente tus ofrendas al Señor.
12Recuerda que la muerte no se tardará,
y que el pacto del seol no se te ha revelado.
13Antes de morir, haz el bien a tu amigo,
según tus medios dale con largueza.
14No te prives de pasarte un buen día,
no se te escape la posesión de un deseo legítimo.
15¿No dejarás a otro el fruto de tus trabajos
y el de tus fatigas, para que a suertes se reparta?
16Da y recibe, y recrea tu alma,
que en el seol no se puede esperar buena vida.
17Toda carne como un vestido envejece,
pues ley eterna es: hay que morir.
18Lo mismo que las hojas sobre árbol tupido,
que unas caen y otras brotan,
así la generación de carne y sangre:
una muere y otra nace.
19Toda obra corruptible desaparece,
y su autor se irá con ella.
20Feliz el hombre que se ejercita en la sabiduría,
y que en su inteligencia reflexiona,
21que medita sus caminos en su corazón,
y sus secretos considera.
22Sale en su busca como el que sigue el rastro,
y en sus caminos se pone al acecho.
23Se asoma a sus ventanas,
y a sus puertas escucha.
24Acampa muy cerca de su casa,
y clava la clavija en sus muros.
25Monta su tienda junto a ella,
y se alberga en su albergue dichoso.
26Pone sus hijos a su abrigo,
y bajo sus ramas se cobija.
27Por ella es protegido del calor,
y en su gloria se alberga.