Scrutatio

Venerdi, 26 aprile 2024 - San Marcellino ( Letture di oggi)

Eclesiástico/Ben Sirá 48


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1Después surgió el profeta Elías como fuego,
su palabra abrasaba como antorcha.
2El atrajo sobre ellos el hambre,
y con su celo los diezmó.
3Por la palabra del Señor cerró los cielos,
e hizo también caer fuego tres veces.
4¡Qué glorioso fuiste, Elías, en tus portentos!
¿quién puede jactarse de ser igual que tú?
5Tú que despertaste a un cadáver de la muerte
y del seol, por la palabra del Altísimo;
6que hiciste caer a reyes en la ruina,
y a hombres insignes fuera de su lecho;
7oíste en el Sinaí la reprensión,
y en el Horeb los decretos de castigo;
8ungiste reyes para tomar venganza,
y profetas para ser tus sucesores;
9en torbellino de fuego fuiste arrebatado
en carro de caballos ígneos;
10fuiste designado en los reproches futuros,
para calmar la ira antes que estallara,
para hacer volver el corazón de los padres a los
hijos,
y restablecer las tribus de Jacob.
11Felices aquellos que te vieron
y que se durmieron en el amor,
que nosotros también viviremos sin duda.
12Cuando Elías en el torbellino quedó envuelto,
Eliseo se llenó de su espíritu.
En sus días no fue zarandeado por príncipe,
y no pudo dominarle nadie.
13Nada era imposible para él,
hasta en el sueño de la muerte profetizó su cuerpo.
14Durante su vida hizo prodigios,
y después de su muerte fueron admirables sus obras.
15Con todo esto, el pueblo no se arrepintió,
ni de sus pecados se apartaron,
hasta que fueron deportados de la tierra
y esparcidos por el mundo entero.
16Sólo quedó un pueblo reducido,
con un príncipe de la casa de David.
Algunos de ellos hicieron lo agradable a Dios,
pero otros multiplicaron los pecados.
17Fortificó Ezequías su ciudad
y metió el agua dentro de ella;
con el hierro horadó la roca
y construyó cisternas para el agua.
18En sus días, subió Senaquerib,
que envió por delante a Rabsaqués; éste partió,
levantó contra Sión la mano,
y se engrió en su altanería.
19Temblaron entonces corazones y manos,
y sufrieron dolores cual mujeres en parto.
20Invocaron al Señor misericordioso,
tendiendo sus manos hacia él.
Y el Santo, desde el cielo, les escuchó al instante,
y los rescató por mano de Isaías.
21Hirió el real de los asirios,
y su Angel los exterminó.
22Porque hizo Ezequías lo que agrada al Señor,
y se mantuvo firme en los caminos de David su padre,
como le ordenó el profeta Isaías,
el grande y digno de fe en sus visiones.
23En sus días el sol retrocedió,
y él prolongó la vida del rey.
24Con el poder del espíritu vio el fin de los tiempos,
y consoló a los afligidos de Sión.
25Hasta la eternidad reveló el porvenir
y las cosas ocultas antes que sucedieran.