Scrutatio

Martedi, 7 maggio 2024 - Santa Flavia ( Letture di oggi)

Eclesiástico/Ben Sirá 17


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BIBLIAEL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
1 De la tierra creó el Señor al hombre,
y de nuevo le hizo volver a ella.
1 El Señor creó al hombre de la tierra y lo hace volver de nuevo a ella.
2 Días contados le dio y tiempo fijo,
y dioles también poder sobre las cosas de la tierra.
2 Le señaló un número de días y un tiempo determinado, y puso bajo su dominio las cosas de la tierra.
3 De una fuerza como la suya los revistió,
a su imagen los hizo.
3 Lo revistió de una fuerza semejante a la suya y lo hizo según su propia imagen.
4 Sobre toda carne impuso su temor
para que dominara a fieras y volátiles.
4 Hizo que todos los vivientes lo temieran, para que él dominara las fieras y los pájaros.
5 [Ellos recibieron el uso de las cinco operaciones del Señor; como sexto don, les concedió la inteligencia; y como séptimo, el lenguaje que interpreta las obras de Dios.]
6 Les formó lengua, ojos,
oídos, y un corazón para pensar.
6 Le dio una lengua, ojos y oídos, el poder de discernir y un corazón para pensar.
7 De saber e inteligencia los llenó,
les enseñó el bien y el mal.
7 El colmó a los hombres de saber y entendimiento, y les mostró el bien y el mal.
8 Puso su ojo en sus corazones,
para mostrarles la grandeza de sus obras.
8 Les infundió su propia luz, para manifestarles la grandeza de sus obras,
9 y les permitió gloriarse eternamente de sus maravillas:
10 Por eso su santo nombre alabarán,
contando la grandeza de sus obras.
10 así alabarán su Nombre santo, proclamando la grandeza de sus obras.
11 Aun les añadió el saber,
la ley de vida dioles en herencia.
11 Les concedió además la ciencia y les dio como herencia una Ley de vida;
12 Alianza eterna estableció con ellos,
y sus juicios les enseñó.
12 estableció con ellos una alianza eterna y les hizo conocer sus decretos.
13 Los ojos de ellos vieron la grandeza de su gloria,
la gloria de su voz oyeron sus oídos.
13 Ellos vieron con sus ojos la grandeza de su gloria y oyeron con sus oídos la gloria de su voz.
14 Y les dijo: «Guardaos de toda iniquidad»,
y a cada cual le dio órdenes respecto de su prójimo.
14 El les dijo: «Cuídense de toda injusticia», y dio a cada uno preceptos acerca del prójimo.
15 Sus caminos están ante él en todo tiempo,
no se ocultan a sus ojos.
15 Los caminos de los hombres están siempre ante él y no pueden ocultarse a sus ojos.
16 [Sus caminos van hacia el mal desde la juventud, y no son capaces de transformar en corazones de carne sus corazones de piedra.]
17 A cada nación asignó un jefe,
mas la porción del Señor es Israel.
17 El asignó un jefe a cada nación, pero Israel es la parte del Señor.
18 El es su primogénito, al que nutrió con su instrucción, y cuando dispensa la luz del amor, no lo abandona.
19 Todas sus obras están ante él, igual que el sol,
e incesantes sus ojos sobre sus caminos.
19 Todas sus obras son para él claras como el sol y él tiene los ojos fijos en sus caminos.
20 No se le ocultan sus iniquidades,
todos sus pecados están ante el Señor.
20 Sus injusticias no están ocultas para el Señor y todos sus pecados están delante de él.
21 [Pero el Señor es bondadoso y conoce a su criatura; no las deja ni abandona, sino que las perdona.]
22 La limosna del hombre es como un sello para él,
el favor del hombre lo guarda como la pupila de sus
ojos.
22 La limosna de un hombre es para él como un sello, y tiene en cuenta un favor como la pupila de sus ojos.
23 Después se levantará y les retribuirá,
sobre su cabeza pondrá su recompensa.
23 Después, él se levantará para retribuirles y pondrá sobre sus cabezas la recompensa merecida.
24 Pero a los que se arrepienten les concede retorno,
y consuela a los que perdieron la esperanza.
24 A los que se arrepienten, les permite volver y reconforta a los que perdieron la constancia.
25 Conviértete al Señor y deja tus pecados,
suplica ante su faz y quita los obstáculos.
25 Vuelve al Señor y deja de pecar, suplica ante su rostro y deja de ofenderlo.
26 Vuélvete al Altísimo y apártate de la injusticia,
odia con toda el alma la abominación.
26 Vuelve al Altísimo, apártate de la injusticia y odia profundamente toda abominación.
27 ¿Quién en el seol alabará al Altísimo
si los vivientes no le dan gloria?
27 ¿Quién alabará al Altísimo en el Abismo, si los vivientes no le rinden homenaje?
28 No hay alabanza que venga de muerto, como de quien no existe;
es el que vive y goza de salud quien alaba al Señor.
28 el muerto, el que ya no existe, deja de alabarlo: el que está vivo y sano debe alabar al Señor.
29 ¡Qué grande es la misericordia del Señor,
y su perdón para los que a él se convierten!
29 ¡Qué grande es la generosidad del Señor y su perdón para los que vuelven a él!
30 Pues no todo puede estar en poder de los hombres,
que no es inmortal el hijo de hombre.
30 Un hombre no puede tenerlo todo, porque el ser humano no es inmortal.
31 ¿Qué hay más luminoso que el sol? Con todo, desaparece.
Mas la carne y la sangre sólo el mal conciben.
31 ¿Hay algo más luminoso que el sol? ¡Y sin embargo, también él se eclipsa! ¡Cuánto más la carne y la sangre, que sólo conciben el mal!
32 Al ejército de lo alto de los cielos pasa él revista,
pero polvo y ceniza son los hombres.
32 El Señor pasa revista al ejército de los cielos, ¡cuánto más a los hombres, que son tierra y ceniza!