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Lunedi, 29 aprile 2024 - Santa Caterina da Siena ( Letture di oggi)

Salmos 44


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BIBLIAEL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
1 Del maestro de coro. De los hijos de Coré. Poema.
1 Del maestro de coro. De los hijos de Coré. Poema.

2 Oh Dios, con nuestros propios oídos lo oímos,
nos lo contaron nuestros padres,
la obra que tú hiciste en sus días,
en los días antiguos,
2 Oh Dios, nuestros padres nos contaron,

y por eso llegó a nuestros oídos,

la obra que hiciste antiguamente,

3 y con tu propia mano.
Para plantarlos a ellos, expulsaste naciones,
para ensancharlos, maltrataste pueblos;
3 con tu propia mano, cuando ellos vivían.

Tú expulsaste a las naciones

para plantarlos a ellos;

y para hacerlos crecer,

destruiste a los pueblos.

4 no por su espada conquistaron la tierra,
ni su brazo les dio la victoria,
sino que fueron tu diestra y tu brazo,
y la luz de tu rostro, porque los amabas.
4 No ocuparon la tierra con su espada

ni su brazo les obtuvo la victoria:

fue tu mano derecha y tu brazo,

fue la luz de tu rostro, porque los amabas.

5 Tú sólo, oh Rey mío, Dios mío,
decidías las victorias de Jacob;
5 Eras tú, mi Rey y mi Dios,

el que decidía las victorias de Jacob:

6 por ti nosotros hundíamos a nuestros adversarios,
por tu nombre pisábamos a nuestros agresores.
6 con tu auxilio embestimos al enemigo

y en tu Nombre aplastamos al agresor.

7 No estaba en mi arco mi confianza,
ni mi espada me hizo vencedor;
7 Porque yo no confiaba en mi arco

ni mi espada me dio la victoria:

8 que tú nos salvabas de nuestros adversarios,
tú cubrías de vergüenza a nuestros enemigos;
8 tú nos salvaste de nuestros enemigos

y confundiste a nuestros adversarios.

9 en Dios todo el día nos gloriábamos,
celebrando tu nombre sin cesar. Pausa.
9 Dios ha sido siempre nuestro orgullo:

damos gracias a tu Nombre eternamente.

10 Y con todo, nos has rechazado y confundido,
no sales ya con nuestras tropas,
10 Pero ahora nos rechazaste y humillaste:

dejaste de salir con nuestro ejército,

11 nos haces dar la espalda al adversario,
nuestros enemigos saquean a placer.
11 nos hiciste retroceder ante el enemigo

y nuestros adversarios nos saquearon.

12 Como ovejas de matadero nos entregas,
y en medio de los pueblos nos has desperdigado;
12 Nos entregaste como ovejas al matadero

y nos dispersaste entre las naciones;

13 vendes tu pueblo sin ventaja,
y nada sacas de su precio.
13 vendiste a tu pueblo por nada,

no sacaste gran provecho de su venta.

14 De nuestros vecinos nos haces la irrisión,
burla y escarnio de nuestros circundantes;
14 Nos expusiste a la burla de nuestros vecinos,

a la risa y al escarnio de los que nos rodean;

15 mote nos haces entre las naciones,
meneo de cabeza entre los pueblos.
15 hiciste proverbial nuestra desgracia

y los pueblos nos hacen gestos de sarcasmo.

16 Todo el día mi ignominia está ante mí,
la vergüenza cubre mi semblante,
16 Mi oprobio está siempre ante mí

y mi rostro se cubre de vergüenza,

17 bajo los gritos de insulto y de blasfemia,
ante la faz del odio y la venganza.
17 por los gritos de desprecio y los insultos,

por el enemigo sediento de venganza.

18 Nos llegó todo esto sin haberte olvidado,
sin haber traicionado tu alianza.
18 ¡Y todo esto nos ha sobrevenido

sin que nos hayamos olvidado de ti,

sin que hayamos traicionado tu alianza!

19 ¡No habían vuelto atrás nuestros corazones,
ni habían dejado nuestros pasos tu sendero,
19 Nuestro corazón no se volvió atrás

ni nuestros pasos se desviaron de tu senda,

20 para que tú nos aplastaras en morada de chacales,
y nos cubrieras con la sombra de la muerte!
20 como para que nos aplastaras en un lugar desierto

y nos cubrieras de tinieblas.

21 Si hubiésemos olvidado el nombre de nuestro Dios
o alzado nuestras manos hacia un dios extranjero,
21 Si hubiéramos olvidado el nombre de nuestro Dios

y recurrido a un dios extraño,

22 ¿no se habría dado cuenta Dios,
él, que del corazón conoce los secretos?
22 Dios lo habría advertido,

porque él conoce los secretos más profundos.

23 Pero por ti se nos mata cada día,
como ovejas de matadero se nos trata.
23 Por tu causa nos dan muerte sin cesar

y nos tratan como a ovejas que van al matadero.

24 ¡Despierta ya! ¿Por qué duermes, Señor?
¡Levántate, no rechaces para siempre!
24 ¡Despierta, Señor! ¿Por qué duermes?

¡Levántate, no nos rechaces para siempre!

25 ¿Por qué ocultas tu rostro,
olvidas nuestra opresión, nuestra miseria?
25 ¿Por qué ocultas tu rostro

y te olvidas de nuestra desgracia y opresión?

26 Pues nuestra alma está hundida en el polvo,
pegado a la tierra nuestro vientre.
26 Estamos hundidos en el polvo,

nuestro cuerpo está pegado a la tierra.

27 ¡Alzate, ven en nuestra ayuda,
rescátanos por tu amor!
27 ¡Levántate, ven a socorrernos;

líbranos por tu misericordia!