Scrutatio

Martedi, 7 maggio 2024 - Santa Flavia ( Letture di oggi)

Salmos 35


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BIBLIAEL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
1 De David.
Ataca, Yahveh, a los que me atacan,
combate a quienes me combaten;
1 De David.

Combate, Señor, a los que me atacan,

pelea contra los que me hacen la guerra.

2 embraza el escudo y el pavés,
y álzate en mi socorro;
2 Toma el escudo y el broquel,

levántate y ven en mi ayuda;

3 blande la lanza y la pica
contra mis perseguidores.
Di a mi alma: «Yo soy tu salvación».
3 empuña la lanza y la jabalina

para enfrentar a mis perseguidores;

dime: «Yo soy tu salvación».

4 ¡Confusión y vergüenza sobre aquellos
que andan buscando mi vida!
¡Vuelvan atrás y queden confundidos
los que mi mal maquinan!
4 Que sufran una derrota humillante

los que intentan quitarme la vida;

que vuelvan la espalda confundidos

los que traman mi perdición.

5 ¡Sean lo mismo que la paja al viento,
por el ángel de Yahveh acosados;
5 Que sean como la paja ante el viento,

mientras el Angel del Señor los arrastra;

6 sea su camino tiniebla y precipicio,
perseguidos por el angel de Yahveh!
6 que su camino sea oscuro y resbaladizo,

mientras el Angel del Señor los persigue.

7 Pues sin causa me han tendido su red,
han cavado una fosa para mí.
7 Porque me tendieron sus redes sin motivo

y me cavaron una fosa mortal:

8 ¡Sobre cada uno de ellos caiga de improviso la ruina:
le prenda la red que había tendido,
y en su fosa se hunda!
8 ¡que los sorprenda un desastre imprevisto;

que sean atrapados por sus propias redes,

y caigan en la fosa que ellos mismos cavaron!

9 Y mi alma exultará en Yahveh,
en su salvación se gozará.
9 Pero yo me alegraré en el Señor,

me regocijaré por su victoria;

10 Dirán todos mis huesos:
Yahveh, ¿quién como tú,
para librar al débil del más fuerte,
al pobre de su expoliador?
10 todo mi ser proclamará:

«Señor, no hay nadie igual a ti;

tú libras al débil de las manos del más fuerte,

y al pobre, de aquel que lo despoja».

11 Testigos falsos se levantan,
sobre lo que ignoro me interrogan;
11 Se presentan contra mí testigos falsos;

me piden cuenta de cosas que ignoro;

12 me pagan mal por bien,
¡desolación para mi alma!
12 me devuelven mal por bien,

dejando mi alma desolada.

13 Yo, en cambio, cuando eran ellos los enfermos, vestido de
sayal,
me humillaba con ayuno,
y en mi interior repetía mi oración;
13 Yo, en cambio, cuando ellos estaban enfermos,

me cubría con ropas de penitente,

afligía mi alma con ayunos

y oraba con la cabeza inclinada.

14 como por un amigo o un hermano iba y venía,
como en duelo de una madre,
sombrío me encorvaba.
14 Ellos eran para mí como un amigo o un hermano,

y yo andaba triste y abatido,

como quien llora la muerte de su madre.

15 Ellos se ríen de mi caída, se reúnen,
sí, se reúnen contra mí;
extranjeros, que yo no conozco,
desgarran sin descanso;
15 Pero cuando tropecé ellos se alegraron,

se juntaron todos contra mí

y me golpearon sorpresivamente;

me desgarraban sin cesar,

16 si caigo, me rodean
rechinando sus dientes contra mí.
16 se burlaban de mí con crueldad

y rechinaban contra mí sus dientes.

17 ¿Cuánto tiempo, Señor, te quedarás mirando?
Recobra mi alma de sus garras,
de los leones mi vida.
17 Señor, ¿cuánto tiempo vas a tolerarlo?

Líbrame de los animales rugientes,

salva mi vida de los leones;

18 Te daré gracias en la gran asamblea,
te alabaré entre un pueblo copioso.
18 y te daré gracias en la gran asamblea,

te alabaré en medio de una multitud.

19 No se rían de mí,
mis enemigos pérfidos,
ni se guiñen sus ojos
los que me odian sin razón.
19 ¡Que no canten victoria mis enemigos traicioneros,

ni se guiñen el ojo los que me odian sin motivo!

20 Pues no es de paz de lo que hablan
a los pacíficos de la tierra;
mascullan palabras de perfidia,
20 Ellos no hablan de paz,

sino que atacan a los oprimidos de la tierra;

traman planes engañosos

21 abren bien grande su boca contra mí;
dicen: «¡Ja, Ja,
nuestros ojos lo han visto!»
21 y se ríen de mí a carcajadas, diciendo:

«Lo hemos visto con nuestros propios ojos».

22 Tú lo has visto, Yahveh, no te quedes callado,
Señor, no estés lejos de mí;
22 Tú también lo has visto, Señor, no te calles;

no te quedes lejos de mí, Señor;

23 despiértate, levántate a mi juicio,
en defensa de mi causa, oh mi Dios y Señor;
23 ¡despiértate, levántate, Dios mío,

Señor mío, defiende mi causa!

24 júzgame conforme a tu justicia, oh Yahveh,
¡Dios mío, no se rían de mí!
24 Júzgame según tu justicia, Señor;

Dios mío, que no canten victoria sobre mí;

25 No digan en su corazón: «¡Ajá, lo que queríamos!»
No digan: «¡Le hemos engullido!»
25 que no piensen: «Se cumplió nuestro deseo»,

ni digan: «Lo hemos devorado».

26 ¡Vergüenza y confusión caigan a una
sobre los que se ríen de mi mal;
queden cubiertos de vergüenza y de ignominia
los que a mi costa medran!
26 Que sufran una derrota humillante

los que se alegran de mi desgracia;

que se cubran de confusión y de vergüenza

los que se envalentonan contra mí.

27 Exulten y den gritos de júbilo
los que en mi justicia se complacen,
y digan sin cesar:
«¡Grande es Yahveh,
que en la paz de su siervo se complace!»
27 Canten, en cambio, y alégrense,

los que desean mi triunfo;

los que desean mi felicidad,

repitan siempre: «¡Qué grande es el Señor

que en la paz de su siervo se complace!».

28 Y tu justicia musitará mi lengua,
todo el día tu alabanza.
28 Entonces mi lengua pregonará tu justicia,

y cada día proclamaré tu alabanza.