Scrutatio

Lunedi, 29 aprile 2024 - Santa Caterina da Siena ( Letture di oggi)

Eclesiástico/Ben Sirá 4


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BIBLIAEL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
1 Hijo, no prives al pobre del sustento,
ni dejes en suspenso los ojos suplicantes.
1 Hijo mío, no prives al pobre de su sustento ni hagas languidecer los ojos del indigente.
2 No entristezcas al que tiene hambre,
no exasperes al hombre en su indigencia.
2 No hagas sufrir al que tiene hambre ni irrites al que está en la miseria.
3 No te ensañes con el corazón exasperado,
no hagas esperar la dádiva al mendigo.
3 No exasperes más aún al que está irritado ni hagas esperar tu don al que lo necesita.
4 No rechaces al suplicante atribulado,
ni apartes tu rostro del pobre.
4 No rechaces la súplica del afligido ni apartes tu rostro del pobre.
5 No apartes del mendigo tus ojos,
ni des a nadie ocasión de maldecirte.
5 No apartes tus ojos del indigente ni des lugar a que alguien te maldiga:
6 Pues si maldice en la amargura de su alma,
su Hacedor escuchará su imprecación.
6 porque si te maldice con amargura en el alma, su Creador escuchará su plegaria.
7 Hazte querer de la asamblea,
ante un grande baja tu cabeza.
7 Procura hacerte amar de la asamblea y ante un poderoso, inclina la cabeza.
8 Inclina al pobre tus oídos,
responde a su saludo de paz con dulzura.
8 Vuelve tu oído hacia el pobre y devuélvele el saludo con dulzura.
9 Arranca al oprimido de manos del opresor,
y a la hora de juzgar no seas pusilánime.
9 Arranca al oprimido de las manos del opresor y no te acobardes al hacer justicia.
10 Sé para los huérfanos un padre,
haz con su madre lo que hizo su marido.
Y serás como un hijo del Altísimo;
él te amará más que tu madre.
10 Sé un padre para los huérfanos y como un marido para su madre: así serás como un hijo del Altísimo y él te amará más que tu propia madre.
11 La sabiduría a sus hijos exalta,
y cuida de los que la buscan.
11 La sabiduría encumbra a sus hijos y cuida de aquellos que la buscan.
12 El que la ama, ama la vida,
los que en su busca madrugan serán colmados de
contento.
12 El que la ama, ama la vida, y los que la buscan ardientemente serán colmados de gozo.
13 El que la posee tendrá gloria en herencia,
dondequiera que él entre, le bendecirá el Señor.
13 El que la posee heredará la gloria, y dondequiera que vaya, el Señor lo bendecirá.
14 Los que la sirven, rinden culto al Santo,
a los que la aman, los ama el Señor.
14 Los que la sirven rinden culto al Santo y los que la aman son amados por el Señor.
15 El que la escucha, juzgará a las naciones,
el que la sigue, su tienda montará en seguro.
15 El que la escucha juzgará a las naciones y el que le presta atención habitará seguro.
16 Si se confía a ella, la poseerá en herencia,
y su posteridad seguirá poseyéndola.
16 El que confía en ella la recibirá en herencia y sus descendientes también la poseerán.
17 Pues, al principio, le llevará por recovecos,
miedo y pavor hará caer sobre él,
con su disciplina le atormentará
hasta que tenga confianza en su alma
y le pondrá a prueba con sus preceptos,
17 Al comienzo, ella lo conducirá por un camino sinuoso, le infundirá temor y estremecimiento y lo hará sufrir con su disciplina, hasta que tenga confianza en él y lo haya probado con sus exigencias.
18 mas luego le volverá al camino recto, le regocijará
y le revelará sus secretos.
18 Después, volverá a él por el camino recto, lo alegrará y le revelará sus secretos.
19 Que si él se descarría, le abandonará,
y le dejará a merced de su propia caída.
19 Si él se desvía, ella lo abandonará y lo dejará librado a su propia caída.
20 Ten en cuenta el momento y guárdate del mal,
no te avergüences de ti mismo.
20 Ten en cuenta el momento y cuídate del mal, y no te avergüences de ti mismo.
21 Porque hay una vergüenza que conduce al pecado,
y otra vergüenza hay que es gloria y gracia.
21 Porque hay una vergüenza que lleva al pecado, y hay otra vergüenza que es gloria y gracia.
22 No tengas miramientos en contra de ti mismo,
y no mudes de color por tu caída.
22 No te perjudiques por tener en cuenta a los demás, y que la vergüenza no provoque tu caída.
23 No contengas la palabra cuando pueda salvar,
y no escondas tu sabiduría.
23 No dejes de hablar cuando sea necesario, ni escondas tu sabiduría.
24 Que la sabiduría se da a conocer en la palabra,
y la educación en los discursos de la lengua.
24 Porque la sabiduría se reconoce en las palabras, y la instrucción, en la manera de hablar.
25 A la verdad no contradigas,
mas ruborízate de no estar educado.
25 No digas nada contrario a la verdad y avergüénzate de tu falta de instrucción.
26 No te avergüences de confesar tus pecados,
no te opongas a la corriente del río.
26 No tengas vergüenza de confesar tus pecados ni pretendas oponerte a la corriente de un río.
27 No te aplanes ante el hombre insensato,
ni tengas miramiento al poderoso.
27 No te rebajes ante un hombre necio ni seas parcial en favor del poderoso.
28 Hasta la muerte por la verdad combate,
y el Señor Dios peleará por ti.
28 Lucha hasta la muerte por la verdad, y el Señor Dios luchará por ti.
29 No seas atrevido con tu lengua,
ni perezoso y negligente en tus obras.
29 No seas atrevido con la lengua, ni perezoso y descuidado en tus acciones.
30 No seas un león en tu casa
y un corbade entre tus servidores.
30 No seas como un león dentro de tu casa, y cobarde entre tus servidores.
31 No sea tu mano abierta para recibir,
y cerrada para dar.
31 No tengas la mano abierta para recibir y cerrada cuando hay que dar.