Scrutatio

Domenica, 28 aprile 2024 - San Luigi Maria Grignion da Montfort ( Letture di oggi)

Salmos 68


font
BIBLIAEL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
1 Del maestro de coro. De David. Salmo. Cántico.
1 Del maestro de coro. De David. Salmo. Canto.

2 ¡Alcese Dios, sus enemigos se dispersen,
huyan ante su faz los que le odian!
2 ¡Se alza Dios!

Sus enemigos se dispersan

y sus adversarios huyen delante de él.

3 Cual se disipa el humo, los disipas;
como la cera se derrite al fuego,
perecen los impíos ante Dios.
3 Tú los disipas como se disipa el humo;

como se derrite la cera ante el fuego,

así desaparecen los impíos ante Dios.

4 Mas los justos se alegran y exultan
ante la faz de Dios, y saltan de alegría.
4 Pero los justos se regocijan,

gritan de gozo delante de Dios

y se llenan de alegría.

5 Cantad a Dios, salmodiad a su nombre,
abrid paso al que cabalga en las nubes,
alegraos en Yahveh, exultad ante su rostro.
5 ¡Canten a Dios,

entonen un himno a su Nombre!

¡Abranle paso al que cabalga sobre las nubes!

Su Nombre es «el Señor»:

¡griten de alegría en su presencia!

6 Padre de los huérfanos y tutor de las viudas
es Dios en su santa morada;
6 Dios en su santa Morada

es padre de los huérfanos y defensor de las viudas:

7 Dios da a los desvalidos el cobijo de una casa,
abre a los cautivos la puerta de la dicha,
mas los rebeldes quedan en un suelo ardiente.
7 él instala en un hogar a los solitarios

y hace salir con felicidad a los cautivos,

mientras los rebeldes habitan en un lugar desolado.

8 Oh Dios, cuando saliste al frente de tu pueblo,
cuando pasabas el desierto, Pausa.
8 Oh Dios, cuando saliste al frente de tu pueblo,

cuando avanzabas por el desierto,

9 la tierra retembló,
y hasta los cielos se licuaron ante la faz de Dios,
ante la faz de Dios, el Dios de Israel.
9 tembló la tierra y el cielo dejó caer su lluvia,

delante de Dios –el del Sinaí–,

delante de Dios, el Dios de Israel.

10 Tú derramaste, oh Dios, una lluvia de larguezas,
a tu heredad extenuada, tú la reanimaste;
10 Tú derramaste una lluvia generosa, Señor:

tu herencia estaba exhausta y tú la reconfortaste;

11 tu grey halló una morada, aquella
que en tu bondad, oh Dios, al desdichado preparabas.
11 allí es estableció tu familia,

y tú, Señor, la afianzarás

por tu bondad para con el pobre.

12 El Señor da la palabra:
es el anuncio de un ejército inmenso.
12 El Señor pronuncia una palabra

y una legión de mensajeros anuncia la noticia:

13 Y mientras los reyes, los ejércitos huyen, huyen,
la bella de la casa reparte el botín.
13 «Huyen los reyes, huyen con sus ejércitos,

y te repartes como botín los adornos de un palacio.

14 Mientras vosotros descansáis entre las tapias del aprisco,
las alas de la Paloma se cubren de plata,
y sus plumas de destellos de oro verde;
14 ¡No se queden recostados entre los rebaños!

Las alas de la Paloma están recubiertas de plata,

y su plumaje, de oro resplandeciente»

15 cuando Sadday dispersa a los reyes,
por ella cae la nieve en el Monte Umbrío.
15 Cuando el Todopoderoso dispersó a los reyes,

caía la nieve sobre el Monte Umbrío.

16 ¡Monte de Dios, el monte de Basán!
¡Monte escarpado, el monte de Basán!
16 ¡Montañas divinas, montañas de Basán,

montañas escarpadas, montañas de Basán!

17 ¿Por que miráis celosos, montes escarpados,
al monte que Dios escogió por mansión?
¡Oh sí, Yahveh morará allí para siempre!
17 ¿Por qué miran con envidia, montañas escarpadas,

a la Montaña que Dios prefirió como Morada?

¡Allí el Señor habitará para siempre!

18 Los carros de Dios, por millares de miriadas;
el Señor ha venido del Sinaí al santuario.
18 Los carros de guerra de Dios

son dos miríadas de escuadrones relucientes;

¡el Señor está en medio de ellos,

el Sinaí está en el Santuario!

19 Tú has subido a la altura, conduciendo cautivos,
has recibido tributo de hombres, hasta los rebeldes
para que Yahveh Dios tuviera una morada.
19 Subiste a la altura llevando cautivos,

recogiste dones entre los hombres

–incluso entre los rebeldes–

cuando te estableciste allí, Señor Dios.

20 ¡Bendito sea el Señor día tras día!
El carga con nosotros, Dios de nuestra salvación. Pausa.
20 ¡Bendito sea el Señor, el Dios de nuestra salvación!

El carga con nosotros día tras día;

21 Dios libertador es nuestro Dios;
del Señor Yahveh son las salidas de la muerte;
21 él es el Dios que nos salva

y nos hace escapar de la muerte.

22 mas la cabeza de sus enemigos Dios quebranta,
la testa cabelluda de quien sus crímenes pasea.
22 Sí, Dios aplastará la cabeza de sus enemigos,

el cráneo de los que se obstinan en sus delitos.

23 Dijo el Señor: «De Basán haré volver,
haré volver de los abismos del mar,
23 Dice el Señor: «Los traeré de Basan,

los traeré desde los abismos del mar,

24 para que puedas hundir tu pie en la sangre,
y en los enemigos tenga su parte la lengua de tus
perros».
24 para que hundas tus pies en la sangre del enemigo

y la lengua de tus perros también tenga su parte».

25 ¡Se han visto, oh Dios, tus procesiones,
las procesiones de mi Dios, mi rey, al santuario:
25 Ya apareció tu cortejo, Señor,

el cortejo de mi Rey y mi Dios hacia el Santuario:

26 delante los cantores, los músicos detrás,
las doncellas en medio, tocando el tamboril!
26 los cantores van al frente, los músicos, detrás;

las jóvenes, en medio, van tocando el tamboril.

27 A Dios, en coros, bendecían:
¡es Yahveh, desde el origen de Israel.
27 ¡Bendigan al Señor en medio de la asamblea!

¡Bendigan al Señor desde la fuente de Israel!

28 Allí iba Benjamín, el pequeño, abriendo marcha,
los príncipes de Judá con sus escuadras,
los príncipes de Zabulón, los príncipes de Neftalí.
28 Allí Benjamín, el más pequeño, abre la marcha

con los príncipes de Judá, vestidos de brocado,

y con los príncipes de Zabulón

y los príncipes de Neftalí.

29 ¡Manda, Dios mío, según tu poder,
el poder, oh Dios, que por nosotros desplegaste,
29 Tu Dios ha desplegado tu poder:

¡sé fuerte, Dios, tú que has actuado por nosotros!

30 desde tu Templo en lo alto de Jerusalén,
donde vienen los reyes a ofrecerte presentes!
30 A causa de tu Templo, que está en Jerusalén,

los reyes te presentarán tributo.

31 Increpa a la bestia del cañaveral,
a la manada de toros y novillos de los pueblos.
¡Que se sometan con lingotes de plata!
¡Dispersa a los pueblos que fomentan la guerra!
31 Reprime a la Fiera de los juncos,

al tropel de los toros y terneros:

que esos pueblos se rindan a tus pies,

trayendo lingotes de oro.

El Señor dispersó a los pueblos guerreros;

32 Los magnates acudan desde Egipto,
tienda hacia Dios sus manos Etiopía.
32 telas preciosas llegan de Egipto

y Etiopía, con sus propias manos,

presenta sus dones a Dios.

33 ¡Cantad a Dios, reinos de la tierra,
salmodiad para el Señor,
33 ¡Canten al Señor, reinos de la tierra,

entonen un himno a Dios,

34 para el que cabalga los cielos, los antiguos cielos: Pausa.
ved que lanza él su voz, su voz potente!
34 al que cabalga por el cielo,

por el cielo antiquísimo!

El hace oír su voz poderosa,

35 Reconoced el poderío de Dios.
Sobre Israel su exaltación,
su poder en las nubes:
35 ¡reconozcan el poder de Dios!

Su majestad brilla sobre Israel

y su poder, sobre las nubes.

36 ¡temible es Dios desde su santuario!
El, el Dios de Israel,
es quien da poder y fuerza al pueblo.
¡Bendito sea Dios!
36 Tú eres temible, oh Dios, desde tus santuarios.

El Dios de Israel concede a su pueblo

el poder y la fuerza.

¡Bendito sea Dios!