Scrutatio

Venerdi, 26 aprile 2024 - San Marcellino ( Letture di oggi)

Lucas 21


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1Alzando la mirada, vió a unos ricos que echaban sus donativos en el arca del Tesoro;2vio también a una viuda pobre que echaba allí dos moneditas,3y dijo: «De verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más que todos.4Porque todos éstos han echado como donativo de lo que les sobraba, ésta en cambio ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto tenía para vivir».5Como dijeran algunos, acerca del Templo, que estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas, él dijo:6«Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida».7Le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir?»8El dijo: «Mirad, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: “Yo soy” y “el tiempo está cerca”. No les sigáis.9Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato».10Entonces les dijo: «Se levantará nación contra nación y reino contra reino.11Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo.12«Pero, antes de todo esto, os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante reyes y gobernadores por mi nombre;13esto os sucederá para que deis testimonio.14Proponed, pues, en vuestro corazón no preparar la defensa,15porque yo os daré una elocuencia y una sabiduría a la que no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios.16Seréis entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de vosotros,17y seréis odiados de todos por causa de mi nombre.18Pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza.19Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.20«Cuando veáis a Jerusalén cercada por ejércitos, sabed entonces que se acerca su desolación.21Entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que estén en medio de la ciudad, que se alejen; y los que estén en los campos, que no entren en ella;22porque éstos son días de venganza, y se cumplirá todo cuanto está escrito.23¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! «Habrá, en efecto, una gran calamidad sobre la tierra, y Cólera contra este pueblo;24y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que se cumpla el tiempo de los gentiles.25«Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas,26muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas.27Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria.28Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación».29Les añadió una parábola: «Mirad la higuera y todos los árboles.30Cuando ya echan brotes, al verlos, sabéis que el verano está ya cerca.31Así también vosotros, cuando veáis que sucede esto, sabed que el Reino de Dios está cerca.32Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda.33El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.34«Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupacines de la vida, y venga aquel Día de improviso sobre vosotros,35como un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan toda la faz de la tierra.36Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del hombre».37Por el día enseñaba en el Templo y salía a pasar la noche en el monte llamado de los Olivos.38Y todo el pueblo madrugaba para ir donde él y escucharle en el Templo.