Scrutatio

Venerdi, 26 aprile 2024 - San Marcellino ( Letture di oggi)

Lucas 12


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1En esto, habiéndose reunido miles y miles de personas, hasta pisarse unos a otros, se puso a decir primeramente a sus discípulos: «Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía.2Nada hay encubierto que no haya de ser descubierto ni oculto que no haya de saberse.3Porque cuanto dijisteis en la oscuridad, será oído a la luz, y lo que hablasteis al oído en las habitaciones privadas, será proclamado desde los terrados.4«Os digo a vosotros, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después de esto no pueden hacer más.5Os mostraré a quién debéis temer: temed a Aquel que, después de matar, tiene poder para arrojar a la gehenna; sí, os repito: temed a ése.6«¿No se venden cinco pajarillos por dos ases? Pues bien, ni uno de ellos está olvidado ante Dios.7Hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis; valéis más que muchos pajarillos.8«Yo os digo: Por todo el que se declare por mí ante los hombres, también el Hijo del hombre se declarará por él ante los ángeles de Dios.9Pero el que me niegue delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios.10«A todo el que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo, no se le perdonará.11Cuando os lleven a las sinagogas, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de cómo o con qué os defenderéis, o qué diréis,12porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel mismo momento lo que conviene decir».13Uno de la gente le dijo: «Maestro, di a mi hermano que reparta la herencia conmigo».14El le respondió: «¡Hombre! ¿quién me ha constituido juez o repartidor entre vosotros?»15Y les dijo: «Mirad y guardaos de toda codicia, porque, aun en la abundancia, la vida de uno no está asegurada por sus bienes».16Les dijo una parábola: «Los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto;17y pensaba entre sí, diciendo: “¿Qué haré, pues no tengo donde reunir mi cosecha?”18Y dijo: “Voy a hacer esto: Voy a demoler mis graneros, y edificaré otros más grandes y reuniré allí todo mi trigo y mis bienes,19y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años. Descansa, come, bebe, banquetea.”20Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán?”21Así es el que atesora riquezas para sí, y no se enriquece en orden a Dios».22Dijo a sus discípulos: «Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis:23porque la vida vale más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido;24fijaos en los cuervos: ni siembran, ni cosechan; no tienen bodega ni granero, y Dios los alimenta. ¡Cuánto más valéis vosotros que las aves!25Por lo demás, ¿quién de vosotros puede, por más que se preocupe, añadir un codo a la medida de su vida?26Si, pues, no sois capaces ni de lo más pequeño, ¿por qué preocuparos de lo demás?27Fijaos en los lirios, cómo ni hilan ni tejen. Pero yo os digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de ellos.28Pues si a la hierba que hoy está en el campo y mañana se echa al horno, Dios así la viste ¡cuánto más a vosotros, hombres de poca fe!29Así pues, vosotros no andéis buscando qué comer ni qué beber, y no estéis inquietos.30Que por todas esas cosas se afanan los gentiles del mundo; y ya sabe vuestro Padre que tenéis la necesidad de eso.31Buscad más bien su Reino, y esas cosas se os darán por añadidura.32«No temas, pequeño rebaño, porque a vuestro Padre le ha parecido bien daros a vosotros el Reino.33«Vended vuestros bienes y dad limosna. Haceos bolsas que no se deterioran, un tesoro inagotable en los cielos, donde no llega el ladrón, ni la polilla;34porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.35«Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas encendidas,36y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran.37Dichosos los siervos, que el señor al venir encuentre despiertos: yo os aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá.38Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así, ¡dichosos de ellos!39Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora iba a venir el ladrón, no dejaría que le horadasen su casa.40También vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre».41Dijo Pedro: «Señor, ¿dices esta parábola para nosotros o para todos?»42Respondió el Señor: «¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para darles a su tiempo su ración conveniente?43Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así.44De verdad os digo que le pondrá al frente de toda su hacienda.45Pero si aquel siervo se dice en su corazón: “Mi señor tarda en venir”, y se pone a golpear a los criados y a las criadas, a comer y a beber y a emborracharse,46vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los infieles.47«Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes;48el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más.49«He venido a arrojar un fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera encendido!50Con un bautismo tengo que ser bautizado y ¡qué angustiado estoy hasta que se cumpla!51«¿Creéis que estoy aquí para dar paz a la tierra? No, os lo aseguro, sino división.52Porque desde ahora habrá cinco en una casa y estarán divididos; tres contra dos, y dos contra tres;53estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre; la madre contra la hija y la hija contra la madre; la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra».54Decía también a la gente: «Cuando veis una nube que se levanta en el occidente, al momento decís: “Va a llover”, y así sucede.55Y cuando sopla el sur, decís: “Viene bochorno”, y así sucede.56¡Hipócritas! Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploráis, pues, este tiempo?57«¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?58Cuando vayas con tu adversario al magistrado, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al alguacil y el alguacil te meta en la cárcel.59Te digo que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo.