Scrutatio

Sabato, 20 aprile 2024 - Beata Chiara Bosatta ( Letture di oggi)

Lucas 20


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1Y sucedió que un día enseñaba al pueblo en el Templo y anunciaba la Buena Nueva; se acercaron los sumos sacerdotes y los escribas junto con los ancianos,2y le preguntaron: «Dinos: ¿Con qué autoridad haces esto, o quién es el que te ha dado tal autoridad?»3El les respondió: «También yo os voy a preguntar una cosa. Decidme:4El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres?»5Ellos discurrían entre sí: «Si decimos: “Del cielo”, dirá: “¿Por qué no le creísteis?”6Pero si decimos: “De los hombres”, todo el pueblo nos apedreará, pues están convencidos de que Juan era un profeta».7Respondieron, pues, que no sabían de dónde era.8Jesús entonces les dijo: «Tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto».9Se puso a decir al pueblo esta parábola: «Un hombre plantó una viña y la arrendó a unos labradores, y se ausentó por mucho tiempo.10«A su debido tiempo, envió un siervo a los labradores, para que le diesen parte del fruto de la viña. Pero los labradores, después de golpearle, le despacharon con las manos vacías.11Volvió a enviar otro siervo, pero ellos, después de golpearle e insultarle, le despacharon con las manos vacías.12Tornó a enviar un tercero, pero ellos, después de herirle, le echaron.13Dijo, pues, el dueño de la viña: “¿Qué haré? Voy a enviar a mi hijo querido; tal vez le respeten.”14Pero los labradores, al verle, se dijeron entre sí: “Este es el heredero; matémosle, para que la herencia sea nuestra.”15Y, echándole fuera de la viña, le mataron. «¿Qué hará, pues, con ellos el dueño de la viña?16Vendrá y dará muerte a estos labradores, y entregará la viña a otros». Al oír esto, dijeron: «De ninguna manera».17Pero él clavando en ellos la mirada, dijo: «Pues, ¿qué es lo que está escrito: La piedra que los constructores desecharon en piedra angular se ha convertido?18Todo el que caiga sobre esta piedra, se destrozará, y a aquel sobre quien ella caiga, le aplastará».19Los escribas y los sumos sacerdotes trataron de echarle mano en aquel mismo momento - pero tuvieron miedo al pueblo - porque habían comprendido que aquella parábola la había dicho por ellos.20Quedándose ellos al acecho, le enviaron unos espías, que fingieran ser justos, para sorprenderle en alguna palabra y poderle entregar al poder y autoridad del procurador.21Y le preguntaron: «Maestro, sabemos que hablas y enseñas con rectitud, y que no tienes en cuenta la condición de las personas, sino que enseñas con franqueza el camino de Dios:22¿Nos es lícito pagar tributo al César o no?»23Pero él, habiendo conocido su astucia, les dijo:24«Mostradme un denario. ¿De quién lleva la imagen y la inscripción?» Ellos dijeron: «Del César».25El les dijo: «Pues bien, lo del César devolvédselo al César, y lo de Dios a Dios».26No pudieron sorprenderle en ninguna palabra ante el pueblo y, maravillados por su respuesta, se callaron.27Acercándose algunos de los saduceos, esos que sostienen que no hay resurrección, le preguntaron:28«Maestro, Moisés nos dejó escrito que si muere el hermano de alguno, que estaba casado y no tenía hijos, que su hermano tome a la mujer para dar descendencia a su hermano.29Eran siete hermanos; habiendo tomado mujer el primero, murió sin hijos;30y la tomó el segundo,31luego el tercero; del mismo modo los siete murieron también sin dejar hijos.32Finalmente, también murió la mujer.33Esta, pues, ¿de cuál de ellos será mujer en la resurrección? Porque los siete la tuvieron por mujer».34Jesús les dijo: «Los hijos de este mundo toman mujer o marido;35pero los que alcancen a ser dignos de tener parte en aquel mundo y en la resurrección de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido,36ni pueden ya morir, porque son como ángeles, y son hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección.37Y que los muertos resucitan lo ha indicado también Moisés en lo de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.38No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos viven».39Algunos de los escribas le dijeron: «Maestro, has hablado bien».40Pues ya no se atrevían a preguntarle nada.41Les preguntó: «¿Cómo dicen que el Cristo es hijo de David?42Porque David mismo dice en el libro de los Salmos: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra43hasta que ponga a tus enemigos por escabel de tus pies.44David, pues, le llama Señor; ¿cómo entonces puede ser hijo suyo?»45Estando todo el pueblo oyendo, dijo a los discípulos:46«Guardaos de los escribas, que gustan pasear con amplio ropaje y quieren ser saludados en las plazas, ocupar los primeros asientos en las sinagogas, y los primeros puestos en los banquetes;47y que devoran la hacienda de las viudas so capa de largas oraciones. Esos tendrán una sentencia más rigurosa».