Scrutatio

Domenica, 28 aprile 2024 - San Luigi Maria Grignion da Montfort ( Letture di oggi)

Salmos 19


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BIBLIAEL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
1 Del maestro de coro. Salmo. De David.
1 Del maestro de coro. Salmo de David.

2 Los cielos cuentan la gloria de Dios,
la obra de sus manos anuncia el firmamento;
2 El cielo proclama la gloria de Dios

y el firmamento anuncia la obra de sus manos;

3 el día al día comunica el mensaje,
y la noche a la noche trasmite la noticia.
3 un día transmite al otro este mensaje

y las noches se van dando la noticia.

4 No es un mensaje, no hay palabras,
ni su voz se puede oír;
4 Sin hablar, sin pronunciar palabras,

sin que se escuche su voz,

5 mas por toda la tierra se adivinan los rasgos,
y sus giros hasta el confín del mundo.
En el mar levantó para el sol una tienda,
5 resuena su eco por toda la tierra

y su lenguaje, hasta los confines del mundo.

Allí puso una carpa para el sol,

6 y él, como un esposo que sale de su tálamo,
se recrea, cual atleta, corriendo su carrera.
6 y este, igual que un esposo que sale de su alcoba,

se alegra como un atleta al recorrer su camino.

7 A un extremo del cielo es su salida,
y su órbita llega al otro extremo,
sin que haya nada que a su ardor escape.
7 El sale de un extremo del cielo,

su órbita llega hasta el otro extremo,

y no hay nada que escape a su calor.

8 La ley de Yahveh es perfecta,
consolación del alma,
el dictamen de Yahveh, veraz,
sabiduría del sencillo.
8 La ley del Señor es perfecta,

reconforta el alma;

el testimonio del Señor es verdadero,

da sabiduría al simple.

9 Los preceptos de Yahveh son rectos,
gozo del corazón;
claro el mandamiento de Yahveh,
luz de los ojos.
9 Los preceptos del Señor son rectos,

alegran el corazón;

los mandamientos del Señor son claros,

iluminan los ojos.

10 El temor de Yahveh es puro,
por siempre estable;
verdad, los juicios de Yahveh,
justos todos ellos,
10 la palabra del Señor es pura,

permanece para siempre;

los juicios del Señor son la verdad,

enteramente justos.

11 apetecibles más que el oro,
más que el oro más fino;
sus palabras más dulces que la miel,
más que el jugo de panales.
11 Son más atrayentes que el oro,

que el oro más fino;

más dulces que la miel,

más que el jugo del panal.

12 Por eso tu servidor se empapa en ellos,
gran ganancia es guardarlos.
12 También a mi me instruyen:

observarlos es muy provechoso.

13 Pero ¿quién se da cuenta de sus yerros?
De las faltas ocultas límpiame.
13 Pero ¿Quién advierte sus propios errores?

Purifícame de las faltas ocultas.

14 Guarda también a tu siervo del orgullo,
no tenga dominio sobre mí.
Entonces seré irreprochable,
de delito grave exento.
14 Presérvame, además, del orgullo,

para que no me domine;

entonces seré irreprochable

y me veré libre de ese gran pecado.

15 ¡Sean gratas las palabras de mi boca,
y el susurro de mi corazón,
sin tregua ante ti, Yahveh,
roca mía, mi redentor.
15 ¡Ojalá sean de tu agrado

las palabras de mi boca,

y lleguen hasta ti mis pensamientos,

Señor, mi Roca y mi redentor!