Scrutatio

Giovedi, 25 aprile 2024 - San Marco ( Letture di oggi)

Marcos 15


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1Pronto, al amanecer, prepararon una reunión los sumos sacerdotes con los ancianos, los escribas y todo el Sanedrín y, después de haber atado a Jesús, le llevaron y le entregaron a Pilato.2Pilato le preguntaba: «¿Eres tú el Rey de los judíos?» El le respondió: «Sí, tú lo dices».3Los sumos sacerdotes le acusaban de muchas cosas.4Pilato volvió a preguntarle: «¿No contestas nada? Mira de cuántas cosas te acusan».5Pero Jesús no respondió ya nada, de suerte que Pilato estaba sorprendido.6Cada Fiesta les concedía la libertad de un preso, el que pidieran.7Había uno, llamado Barrabás, que estaba encarcelado con aquellos sediciosos que en el motín habían cometido un asesinato.8Subió la gente y se puso a pedir lo que les solía conceder.9Pilato les contestó: «¿Queréis que os suelte al Rey de los judíos?»10(Pues se daba cuenta de que los sumos sacerdotes le habían entregado por envidia.)11Pero los sumos sacerdotes incitaron a la gente a que dijeran que les soltase más bien a Barrabás.12Pero Pilato les decía otra vez: «Y ¿qué voy a hacer con el que llamáis el Rey de los judíos?»13La gente volvió a gritar: «¡Crucifícale!»14Pilato les decía: «Pero ¿qué mal ha hecho?» Pero ellos gritaron con más fuerza: «Crucifícale!»15Pilato, entonces, queriendo complacer a la gente, les soltó a Barrabás y entregó a Jesús, después de azotarle, para que fuera crucificado.16Los soldados le llevaron dentro del palacio, es decir, al pretorio y llaman a toda la cohorte.17Le visten de púrpura y, trenzando una corona de espinas, se la ciñen.18Y se pusieron a saludarle: «¡Salve, Rey de los judíos!»19Y le golpeaban en la cabeza con una caña, le escupían y, doblando las rodillas, se postraban ante él.20Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron la púrpura, le pusieron sus ropas y le sacan fuera para crucificarle.21Y obligaron a uno que pasaba, a Simón de Cirene, que volvía del campo, el padre de Alejandro y de Rufo, a que llevara su cruz.22Le conducen al lugar del Gólgota, que quiere decir: Calvario.23Le daban vino con mirra, pero él no lo tomó.24Le crucifican y se reparten sus vestidos, echando a suertes a ver qué se llevaba cada uno.25Era la hora tercia cuando le crucificaron.26Y estaba puesta la inscripción de la causa de su condena: «El Rey de los judíos».27Con él crucificaron a dos salteadores, uno a su derecha y otro a su izquierda.29Y los que pasaban por allí le insultaban, meneando la cabeza y diciendo: «¡Eh, tú!, que destruyes el Santuario y lo levantas en tres días,30¡sálvate a ti mismo bajando de la cruz!»31Igualmente los sumos sacerdotes se burlaban entre ellos junto con los escribas diciendo: «A otros salvó y a sí mismo no puede salvarse.32¡El Cristo, el Rey de Israel!, que baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos». También le injuriaban los que con él estaban crucificados.33Llegada la hora sexta, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona.34A la hora nona gritó Jesús con fuerte voz: «Eloí, Eloí, ¿lema sabactaní?», - que quiere decir - «¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?»35Al oír esto algunos de los presentes decían: «Mira, llama a Elías».36Entonces uno fue corriendo a empapar una esponja en vinagre y, sujetándola a una caña, le ofrecía de beber, diciendo: «Dejad, vamos a ver si viene Elías a descolgarle».37Pero Jesús lanzando un fuerte grito, expiró.38Y el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo.39Al ver el centurión, que estaba frente a él, que había expirado de esa manera, dijo: «Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios».40Había también unas mujeres mirando desde lejos, entre ellas, María Magdalena, María la madre de Santiago el menor y de Joset, y Salomé,41que le seguían y le servían cuando estaba en Galilea, y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.42Y ya al atardecer, como era la Preparación, es decir, la víspera del sábado,43vino José de Arimatea, miembro respetable del Consejo, que esperaba también el Reino de Dios, y tuvo la valentía de entrar donde Pilato y pedirle el cuerpo de Jesús.44Se extraño Pilato de que ya estuviese muerto y, llamando al centurión, le preguntó si había muerto hacía tiempo.45Informado por el centurión, concedió el cuerpo a José,46quien, comprando una sábana, lo descolgó de la cruz, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro que estaba excavado en roca; luego, hizo rodar una piedra sobre la entrada del sepulcro.47María Magdalena y María la de Joset se fijaban dónde era puesto.