Scrutatio

Sabato, 4 maggio 2024 - San Ciriaco ( Letture di oggi)

Marcos 15


font
BIBLIAEL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
1 Pronto, al amanecer, prepararon una reunión los sumos sacerdotes con los ancianos, los escribas y todo el Sanedrín y, después de haber atado a Jesús, le llevaron y le entregaron a Pilato.1 En cuanto amaneció, los sumos sacerdotes se reunieron en Consejo con los ancianos, los escribas y todo el Sanedrín. Y después de atar a Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato.
2 Pilato le preguntaba: «¿Eres tú el Rey de los judíos?» El le respondió: «Sí, tú lo dices».2 Este lo interrogó: «¿Tú eres el rey de los judíos?». Jesús le respondió: «Tú lo dices».
3 Los sumos sacerdotes le acusaban de muchas cosas.3 Los sumos sacerdotes multiplicaban las acusaciones contra él.
4 Pilato volvió a preguntarle: «¿No contestas nada? Mira de cuántas cosas te acusan».4 Pilato lo interrogó nuevamente: «¿No respondes nada? ¡Mira de todo lo que te acusan!».
5 Pero Jesús no respondió ya nada, de suerte que Pilato estaba sorprendido.5 Pero Jesús ya no respondió a nada más, y esto dejó muy admirado a Pilato.
6 Cada Fiesta les concedía la libertad de un preso, el que pidieran.6 En cada Fiesta, Pilato ponía en libertad a un preso, a elección del pueblo.
7 Había uno, llamado Barrabás, que estaba encarcelado con aquellos sediciosos que en el motín habían cometido un asesinato.7 Había en la cárcel uno llamado Barrabás, arrestado con otros revoltosos que habían cometido un homicidio durante la sedición.
8 Subió la gente y se puso a pedir lo que les solía conceder.8 La multitud subió y comenzó a pedir el indulto acostumbrado.
9 Pilato les contestó: «¿Queréis que os suelte al Rey de los judíos?»9 Pilato les dijo: «¿Quieren que les ponga en libertad al rey de los judíos?».
10 (Pues se daba cuenta de que los sumos sacerdotes le habían entregado por envidia.)10 El sabía, en efecto, que los sumos sacerdotes lo habían entregado por envidia.
11 Pero los sumos sacerdotes incitaron a la gente a que dijeran que les soltase más bien a Barrabás.11 Pero los sumos sacerdotes incitaron a la multitud a pedir la libertad de Barrabás.
12 Pero Pilato les decía otra vez: «Y ¿qué voy a hacer con el que llamáis el Rey de los judíos?»12 Pilato continuó diciendo: «¿Qué debo hacer, entonces, con el que ustedes llaman rey de los judíos?».
13 La gente volvió a gritar: «¡Crucifícale!»13 Ellos gritaron de nuevo: «¡Crucifícalo!».
14 Pilato les decía: «Pero ¿qué mal ha hecho?» Pero ellos gritaron con más fuerza: «Crucifícale!»14 Pilato les dijo: ¿Qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban cada vez más fuerte: ¡Crucifícalo!
15 Pilato, entonces, queriendo complacer a la gente, les soltó a Barrabás y entregó a Jesús, después de azotarle, para que fuera crucificado.15 Pilato, para contentar a la multitud, les puso en libertad a Barrabás; y a Jesús, después de haberlo hecho azotar, lo entregó para que fuera crucificado.
16 Los soldados le llevaron dentro del palacio, es decir, al pretorio y llaman a toda la cohorte.16 Los soldados lo llevaron dentro del palacio, al pretorio, y convocaron a toda la guardia.
17 Le visten de púrpura y, trenzando una corona de espinas, se la ciñen.17 lo vistieron con un manto de púrpura, hicieron una corona de espinas y se la colocaron.
18 Y se pusieron a saludarle: «¡Salve, Rey de los judíos!»18 Y comenzaron a saludarlo: «¡Salud, rey de los judíos!».
19 Y le golpeaban en la cabeza con una caña, le escupían y, doblando las rodillas, se postraban ante él.19 Y le golpeaban la cabeza con una caña, le escupían y, doblando la rodilla, le rendían homenaje.
20 Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron la púrpura, le pusieron sus ropas y le sacan fuera para crucificarle.20 Después de haberse burlado de él, le quitaron el manto de púrpura y le pusieron de nuevo sus vestiduras. Luego lo hicieron salir para crucificarlo.
21 Y obligaron a uno que pasaba, a Simón de Cirene, que volvía del campo, el padre de Alejandro y de Rufo, a que llevara su cruz.21 Como pasaba por allí Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, que regresaba del campo, lo obligaron a llevar la cruz de Jesús.
22 Le conducen al lugar del Gólgota, que quiere decir: Calvario.22 Y condujeron a Jesús a un lugar llamado Gólgota, que significa: «lugar del Cráneo».
23 Le daban vino con mirra, pero él no lo tomó.23 Le ofrecieron vino mezclado con mirra, pero él no lo tomó.
24 Le crucifican y se reparten sus vestidos, echando a suertes a ver qué se llevaba cada uno.24 Después lo crucificaron. Los soldados se repartieron sus vestiduras, sorteándolas para ver qué le tocaba a cada uno.
25 Era la hora tercia cuando le crucificaron.25 Ya mediaba la mañana cuando lo crucificaron.
26 Y estaba puesta la inscripción de la causa de su condena: «El Rey de los judíos».26 La inscripción que indicaba la causa de su condena decía: «El rey de los judíos».
27 Con él crucificaron a dos salteadores, uno a su derecha y otro a su izquierda.27 Con él crucificaron a dos ladrones, uno a su derecha y el otro a su izquierda.
28 (Y se cumplió la Escritura que dice: «Fue contado entre los malhechores»)
29 Y los que pasaban por allí le insultaban, meneando la cabeza y diciendo: «¡Eh, tú!, que destruyes el Santuario y lo levantas en tres días,29 Los que pasaban lo insultaban, movían la cabeza y decían: ¡«Eh, tú, que destruyes el Templo y en tres días lo vuelves a edificar,
30 ¡sálvate a ti mismo bajando de la cruz!»30 sálvate a ti mismo y baja de la cruz!».
31 Igualmente los sumos sacerdotes se burlaban entre ellos junto con los escribas diciendo: «A otros salvó y a sí mismo no puede salvarse.31 De la misma manera, los sumos sacerdotes y los escribas se burlaban y decían entre sí: «¡Ha salvado a otros y no puede salvarse a sí mismo!
32 ¡El Cristo, el Rey de Israel!, que baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos». También le injuriaban los que con él estaban crucificados.32 Es el Mesías, el rey de Israel, ¡que baje ahora de la cruz, para que veamos y creamos!». También lo insultaban los que habían sido crucificados con él.
33 Llegada la hora sexta, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona.33 Al mediodía, se oscureció toda la tierra hasta las tres de la tarde;
34 A la hora nona gritó Jesús con fuerte voz: «Eloí, Eloí, ¿lema sabactaní?», - que quiere decir - «¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?»34 y a esa hora, Jesús exclamó en alta voz: «Eloi, Eloi, lamá sabactani», que significa: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?».
35 Al oír esto algunos de los presentes decían: «Mira, llama a Elías».35 Algunos de los que se encontraban allí, al oírlo, dijeron: «Está llamando a Elías».
36 Entonces uno fue corriendo a empapar una esponja en vinagre y, sujetándola a una caña, le ofrecía de beber, diciendo: «Dejad, vamos a ver si viene Elías a descolgarle».36 Uno corrió a mojar una esponja en vinagre y, poniéndola en la punta de una caña le dio de beber, diciendo: «Vamos a ver si Elías viene a bajarlo».
37 Pero Jesús lanzando un fuerte grito, expiró.37 Entonces Jesús, dando un grito, expiró.
38 Y el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo.38 El velo del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo.
39 Al ver el centurión, que estaba frente a él, que había expirado de esa manera, dijo: «Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios».39 Al verlo expirar así, el centurión que estaba frente a él, exclamó: «¡Verdaderamente, este hombre era Hijo de Dios!».
40 Había también unas mujeres mirando desde lejos, entre ellas, María Magdalena, María la madre de Santiago el menor y de Joset, y Salomé,40 Había también allí algunas mujeres que miraban de lejos. Entre ellas estaban María Magdalena, María, la madre de Santiago el menor y de José, y Salomé,
41 que le seguían y le servían cuando estaba en Galilea, y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.41 que seguían a Jesús y lo habían servido cuando estaba en Galilea; y muchas otras que habían subido con él a Jerusalén.
42 Y ya al atardecer, como era la Preparación, es decir, la víspera del sábado,42 Era día de Preparación, es decir, vísperas de sábado. Por eso, al atardecer,
43 vino José de Arimatea, miembro respetable del Consejo, que esperaba también el Reino de Dios, y tuvo la valentía de entrar donde Pilato y pedirle el cuerpo de Jesús.43 José de Arimatea –miembro notable del Sanedrín, que también esperaba el Reino de Dios– tuvo la audacia de presentarse ante Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús.
44 Se extraño Pilato de que ya estuviese muerto y, llamando al centurión, le preguntó si había muerto hacía tiempo.44 Pilato se asombró de que ya hubiera muerto; hizo llamar al centurión y le preguntó si hacía mucho que había muerto.
45 Informado por el centurión, concedió el cuerpo a José,45 Informado por el centurión, entregó el cadáver a José.
46 quien, comprando una sábana, lo descolgó de la cruz, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro que estaba excavado en roca; luego, hizo rodar una piedra sobre la entrada del sepulcro.46 Este compró una sábana, bajó el cuerpo de Jesús, lo envolvió en ella y lo depositó en un sepulcro cavado en la roca. Después hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro.
47 María Magdalena y María la de Joset se fijaban dónde era puesto.47 María Magdalena y María, la madre de José, miraban dónde lo habían puesto.