Scrutatio

Giovedi, 28 marzo 2024 - San Castore di Tarso ( Letture di oggi)

Marcos 10


font

1Y levantándose de allí va a la región de Judea, y al otro lado del Jordán, y de nuevo vino la gente donde él y, como acostumbraba, les enseñaba.2Se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, preguntaban: «¿Puede el marido repudiar a la mujer?»3El les respondió: ¿Qué os prescribió Moisés?»4Ellos le dijeron: «Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla».5Jesús les dijo: «Teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón escribió para vosotros este precepto.6Pero desde el comienzo de la creación, El los hizo varón y hembra.7Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre,8y los dos se harán una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne.9Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre».10Y ya en casa, los discípulos le volvían a preguntar sobre esto.11El les dijo: «Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla;12y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio».13Le presentaban unos niños para que los tocara; pero los discípulos les reñían.14Mas Jesús, al ver esto, se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis, porque de los que son como éstos es el Reino de Dios.15Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él».16Y abrazaba a los niños, y los bendecía poniendo las manos sobre ellos.17Se ponía ya en camino cuando uno corrió a su encuentro y arodillándose ante él, le preguntó: «Maestro bueno, ¿ qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?»18Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios.19Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes falso testimonio, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre».20El, entonces, le dijo: «Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud».21Jesús, fijando en él su mirada, le amó y le dijo: «Una cosa te falta: anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme».22Pero él, abatido por estas palabras, se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes.23Jesús, mirando a su alrededor, dice a sus discípulos: «¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios!»24Los discípulos quedaron sorprendidos al oírle estas palabras. Mas Jesús, tomando de nuevo la palabra, les dijo: «¡Hijos, qué difícil es entrar en el Reino de Dios!25Es más fácil que un camello pase por el ojo de la aguja, que el que un rico entre en el Reino de Dios».26Pero ellos se asombraban aún más y se decían unos a otros: «Y ¿quién se podrá salvar?»27Jesús, mirándolos fijamente, dice: «Para los hombres, imposible; pero no para Dios, porque todo es posible para Dios».28Pedro se puso a decirle: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido».29Jesús dijo: «Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio,30quedará sin recibir el ciento por uno: ahora al presente, casas, hermnanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna.31Pero muchos primeros serán últimos y los últimos, primeros».32Iban de camino subiendo a Jerusalén, y Jesús marchaba delante de ellos; ellos estaban sorprendidos y los que le seguían tenían miedo. Tomó otra vez a los Doce y comenzó a decirles lo que le iba a suceder:33«Mirad que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas; le condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles,34y se burlarán de él, le escupirán, le azotarán y le matarán, y a los tres días resucitará».35Se acercan a él Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dicen: «Maestro, queremos, nos concedas lo que te pidamos».36El les dijo: «¿Qué queréis que os conceda?»37Ellos le respondieron: «Concédenos que nos sentemos en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu izquierda».38Jesús les dijo: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber, o ser bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado?»39Ellos le dijeron: «Sí, podemos». Jesús les dijo: «La copa que yo voy a beber, sí la beberéis y también seréis bautizados con el bautismo conque yo voy a ser bautizado;40pero, sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado».41Al oír esto los otros diez, empezaron a indignarse contra Santiago y Juan.42Jesús, llamándoles, les dice: «Sabéis que los que son tenidos como jefes de las naciones, las dominan como señores absolutos y sus grandes las oprimen con su poder.43Pero no ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor,44y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos,45que tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos».46Llegan a Jericó. Y cuando salía de Jericó, acompañado de sus discípulos y de una gran muchedumbre, el hijo de Timeo (Bartimeo), un mendigo ciego, estaba sentado junto al camino.47Al enterarse de que era Jesús de Nazaret, se puso a gritar: «¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!»48Muchos le increpaban para que se callara. Pero él gritaba mucho más: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!»49Jesús se detuvo y dijo: «Llamadle». Llaman al ciego, diciéndole: «¡Animo, levántate! Te llama».50Y él, arrojando su manto, dio un brinco y vino donde Jesús.51Jesús, dirigiéndose a él, le dijo: «¿Qué quieres que te haga?» El ciego le dijo: «Rabbuní, ¡que vea!»52Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado». Y al instante, recobró la vista y le seguía por el camino.