Scrutatio

Domenica, 5 maggio 2024 - Beato Nunzio Sulprizio ( Letture di oggi)

Mateo 20


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BIBLIAEL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
1 «En efecto, el Reino de los Cielos es semejante a un propietario que salió a primera hora de la mañana a contratar obreros para su viña.1 Porque el Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña.
2 Habiéndose ajustado con los obreros en un denario al día, los envió a su viña.2 Trató con ellos un denario por día y los envío a su viña.
3 Salió luego hacia la hora tercia y al ver a otros que estaban en la plaza parados,3 Volvió a salir a media mañana y, al ver a otros desocupados en la plaza,
4 les dijo: “Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo.”4 les dijo: "Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo".
5 Y ellos fueron. Volvió a salir a la hora sexta y a la nona e hizo lo mismo.5 Y ellos fueron. Volvió a salir al mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo.
6 Todavía salió a eso de la hora undécima y, al encontar a otros que estaban allí, les dice: “¿Por qué estáis aquí todo el día parados?”6 Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros, les dijo: "¿Cómo se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?".
7 Dícenle: “Es que nadie nos ha contratado.” Díceles: “Id también vosotros a la viña.”7 Ellos les respondieron: "Nadie nos ha contratado". Entonces les dijo: "Vayan también ustedes a mi viña".
8 Al atardecer, dice el dueño de la viña a su administrador: “Llama a los obreros y págales el jornal, empezando por los últimos hasta los primeros.”8 Al terminar el día, el propietario llamó a su mayordomo y le dijo: "Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los primeros".
9 Vinieron, pues, los de la hora undécima y cobraron un denario cada uno.9 Fueron entonces los que habían llegado al caer la tarde y recibieron cada uno un denario.
10 Al venir los primeros pensaron que cobrarían más, pero ellos también cobraron un denario cada uno.10 Llegaron después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario.
11 Y al cobrarlo, murmuraban contra el propietario,11 Y al recibirlo, protestaban contra el propietario,
12 diciendo: “Estos últimos no han trabajado más que una hora, y les pagas como a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el calor.”12 diciendo: "Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada".
13 Pero él contestó a uno de ellos: “Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No te ajustaste conmigo en un denario?13 El propietario respondió a uno de ellos: "Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario?
14 Pues toma lo tuyo y vete. Por mi parte, quiero dar a este último lo mismo que a ti.14 Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti.
15 ¿Es que no puedo hacer con lo mío lo que quiero? ¿O va a ser tu ojo malo porque yo soy bueno?”.15 ¿No tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?".
16 Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos».16 Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos».
17 Cuando iba subiendo Jesús a Jerusalén, tomó aparte a los Doce, y les dijo por el camino:17 Cuando Jesús se dispuso a subir a Jerusalén, llevó consigo sólo a los Doce, y en el camino les dijo:
18 «Mirad que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y escribas; le condenarán a muerte18 «Ahora subimos a Jerusalén, donde el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas. Ellos lo condenarán a muerte
19 y le entregarán a los gentiles, para burlarse de él, azotarle y crucificarle, y al tercer día resucitará.19 y lo entregarán a los paganos para que sea maltratado, azotado y crucificado, pero al tercer día resucitará».
20 Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, y se postró como para pedirle algo.20 Entonces la madre de los hijos de Zebedeo se acercó a Jesús, junto con sus hijos, y se postró ante él para pedirle algo.
21 El le dijo: «¿Qué quieres?» Dícele ella: «Manda que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y otro a tu izquierda, en tu Reino».21 «¿Qué quieres?», le preguntó Jesús. Ella le dijo: «Manda que mis dos hijos se sienten en tu Reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda».
22 Replicó Jesús: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber?» Dícenle: «Sí, podemos».22 «No saben lo que piden», respondió Jesús. «¿Pueden beber el cáliz que yo beberé?». «Podemos», le respondieron.
23 Díceles: «Mi copa, sí la beberéis; pero sentarse a mi derecha o mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado por mi Padre.23 «Está bien, les dijo Jesús, ustedes beberán mi cáliz. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes se los ha destinado mi Padre».
24 Al oír esto los otros diez, se indignaron contra los dos hermanos.24 Al oír esto, los otros diez se indignaron contra los dos hermanos.
25 Mas Jesús los llamó y dijo: «Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder.25 Pero Jesús los llamó y les dijo: «Ustedes saben que los jefes de las naciones dominan sobre ellas y los poderosos les hacen sentir su autoridad.
26 No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor,26 Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes;
27 y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo;27 y el que quiera ser el primero que se haga su esclavo:
28 de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos».28 como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud».
29 Cuando salían de Jericó, le siguió una gran muchedumbre.29 Cuando salieron de Jericó, mucha gente siguió a Jesús.
30 En esto, dos ciegos que estaban sentados junto al camino, al enterarse que Jesús pasaba, se pusieron a gritar: «¡Señor, ten compasión de nosotros, Hijo de David!»30 Había dos ciegos sentados al borde del camino y, al enterarse de que pasaba Jesús, comenzaron a gritar: «¡Señor, Hijo de David, ten piedad de nosotros!».
31 La gente les increpó para que se callaran, pero ellos gritaron más fuerte: «¡Señor, ten compasión de nosotros, Hijo de David!»31 La multitud los reprendía para que se callaran, pero ellos gritaban más: «¡Señor, Hijo de David, ten piedad de nosotros!».
32 Entonces Jesús se detuvo, los llamó y dijo: «¿Qué queréis que os haga?»32 Jesús se detuvo, los llamó y les preguntó: «¿Qué quieren que haga por ustedes?».
33 Dícenle: «¡Señor, que se abran nuestros ojos!»33 Ellos le respondieron: «Señor, que se abran nuestros ojos».
34 Movido a compasión Jesús tocó sus ojos, y al instante recobraron la vista; y le siguieron.34 Jesús se compadeció de ellos y tocó sus ojos. Inmediatamente, recobraron la vista y lo siguieron.