Scrutatio

Giovedi, 25 aprile 2024 - San Marco ( Letture di oggi)

Mateo 9


font

1Subiendo a la barca, pasó a la otra orilla y vino a su ciudad.2En esto le trajeron un paralítico postrado en una camilla. Viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: «¡ Animo!, hijo, tus pecados te son perdonados».3Pero he aquí que algunos escribas dijeron para sí: «Este está blasfemando».4Jesús, conociendo sus pensamientos, dijo: «¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: “Tus pecados te son perdonados”, o decir:5“Levántate y anda”?6Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados - dice entonces al paralítico -: “Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”».7El se levantó y se fue a su casa.8Y al ver esto, la gente temió y glorificó a Dios, que había dado tal poder a los hombres.9Cuando se iba de allí, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: «Sígueme». El se levantó y le siguió.10Y sucedió que estando él a la mesa en casa de Mateo, vinieron muchos publicanos y pecadores, y estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos.11Al verlo los fariseos decían a los discípulos: «¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores?»12Mas él, al oírlo, dijo: «No necesitan médico los que están fuertes sino los que están mal.13Id, pues, a aprender qué significa aquello de: Misericordia quiero, que no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores».14Entonces se le acercan los discípulos de Juan y le dicen: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos, y tus discípulos no ayunan?»15Jesús les dijo: «Pueden acaso los invitados a la boda ponerse tristes mientras el novio está con ellos? Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán.16Nadie echa un remiendo de paño sin tundir en un vestido viejo, porque lo añadido tira del vestido, y se produce un desgarrón peor.17Ni tampoco se echa vino nuevo en pellejos viejos; pues de otro modo, los pellejos revientan, el vino se derrama, y los pellejos se echan a perder; sino que el vino nuevo se echa en pellejos nuevos, y así ambos se conservan».18Así les estaba hablando, cuando se acercó un magistrado y se postró ante él diciendo: «Mi hija acaba de morir, pero ven, impón tu mano sobre ella y vivirá».19Jesús se levantó y le siguió junto con sus discípulos.20En esto, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años se acercó por detrás y tocó la orla de su manto.21Pues se decía para sí: «Con sólo tocar su manto, me salvaré».22Jesús se volvió, y al verla le dijo: «¡Animo!, hija, tu fe te ha salvado». Y se salvó la mujer desde aquel momento.23Al llegar Jesús a casa del magistrado y ver a los flautistas y la gente alborotando,24decía: «¡Retiraos! La muchacha no ha muerto; está dormida». Y se burlaban de él.25Mas, echada fuera la gente, entró él, la tomó de la mano, y la muchacha se levantó.26Y la noticia del suceso se divulgó por toda aquella comarca.27Cuando Jesús se iba de allí, al pasar le siguieron dos ciegos gritando: «¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!»28Y al llegar a casa, se le acercaron los ciegos, y Jesús les dice: «¿Creéis que puedo hacer eso?» Dícenle: «Sí, Señor».29Entonces les tocó los ojos diciendo: «Hágase en vosotros según vuestra fe».30Y se abrieron sus ojos. Jesús les ordenó severamente: «¡Mirad que nadie lo sepa!»31Pero ellos, en cuanto salieron, divulgaron su fama por toda aquella comarca.32Salían ellos todavía, cuando le presentaron un mudo endemoniado.33Y expulsado el demonio, rompió a hablar el mudo. Y la gente, admirada, decía: «Jamás se vio cosa igual en Israel».34Pero los fariseos decían: «Por el Príncipe de los demonios expulsa a los demonios».35Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y sanando todo enfermedad y toda dolencia.36Y al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor.37Entonces dice a sus discípulos: «La mies es mucha y los obreros pocos.38Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies».