Scrutatio

Venerdi, 26 aprile 2024 - San Marcellino ( Letture di oggi)

Mateo 17


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1Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los lleva aparte, a un monte alto.2Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz.3En esto, se les aparecieron Moisés y Elías que conversaban con él.4Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: «Señor, bueno es estarnos aquí. Si quieres, haré aquí tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».5Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y de la nube salía una voz que decía: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle».6Al oír esto los discípulos cayeron rostro en tierra llenos de miedo.7Mas Jesús, acercándose a ellos, los tocó y dijo: «Levantaos, no tengáis miedo».8Ellos alzaron sus ojos y ya no vieron a nadie más que a Jesús solo.9Y cuando bajaban del monte, Jesús les ordenó: «No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos».10Sus discípulos le preguntaron: «¿Por qué, pues, dicen los escribas que Elías debe venir primero?»11Respondió él: «Ciertamente, Elías ha de venir a restaurarlo todo.12Os digo, sin embargo: Elías vino ya, pero no le reconocieron sino que hicieron con él cuanto quisieron. Así también el Hijo del hombre tendrá que padecer de parte de ellos».13Entonces los discípulos comprendieron que se refería a Juan el Bautista.14Cuando llegaron donde la gente, se acercó a él un hombre que, arrodillándose ante él,15le dijo: «Señor, ten piedad de mi hijo, porque es lunático y está mal; pues muchas veces cae en el fuego y muchas en el agua.16Se lo he presentado a tus discípulos, pero ellos no han podido curarle».17Jesús respondió: «¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo habré de soportaros? ¡Traédmelo acá!18Jesús le increpó y el demonio salió de él; y quedó sano el niño desde aquel momento.19Entonces los discípulos se acercaron a Jesús, en privado, y le dijeron: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarle?20Díceles: «Por vuestra poca fe. Porque yo os aseguro: si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: “Desplázate de aquí allá”, y se desplazará, y nada os será imposible».22Yendo un día juntos por Galilea, les dijo Jesús: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres;23le matarán, y al tercer día resucitará». Y se entristecieron mucho.24Cuando entraron en Cafarnaúm, se acercaron a Pedro los que cobraban el didracma y le dijeron: «¿No paga vuestro Maestro el didracma?»25Dice él: «Sí». Y cuando llegó a casa, se anticipó Jesús a decirle: «¿Qué te parece, Simón?; los reyes de la tierra, ¿de quién cobran tasas o tributo, de sus hijos o de los extraños?»26Al contestar él: «De los extraños», Jesús le dijo: «Por tanto, libres están los hijos.27Sin embargo, para que no les sirvamos de escándalo, vete al mar, echa el anzuelo, y el primer pez que salga, cógelo, ábrele la boca y encontrarás un estáter. Tómalo y dáselo por mí y por ti».