Scrutatio

Venerdi, 29 marzo 2024 - Santi Simplicio e Costantino ( Letture di oggi)

Mateo 23


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1Entonces Jesús se dirigió a la gente y a sus discípulos2y les dijo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos.3Haced, pues, y observad todo lo que os digan; pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen.4Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas.5Todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres; se hacen bien anchas las filacterias y bien largas las orlas del manto;6quieren el primer puesto en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas,7que se les salude en las plazas y que la gente les llame “Rabbí”.8«Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “Rabbí”, porque uno solo es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos.9Ni llaméis a nadie “Padre” vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo.10Ni tampoco os dejéis llamar “Directores”, porque uno solo es vuestro Director: el Cristo.11El mayor entre vosotros será vuestro servidor.12Pues el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.13«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el Reino de los Cielos! Vosotros ciertamente no entráis; y a los que están entrando no les dejáis entrar.15«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y, cuando llega a serlo, le hacéis hijo de condenación el doble que vosotros!16«¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: “Si uno jura por el Santuario, eso no es nada; mas si jura por el oro del Santuario, queda obligado!”17¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante, el oro, o el Santuario que hace sagrado el oro?18Y también: “Si uno jura por el altar, eso no es nada; mas si jura por la ofrenda que está sobre él, queda obligado.”19¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda, o el altar que hace sagrada la ofrenda?20Quien jura, pues, por el altar, jura por él y por todo lo que está sobre él.21Quien jura por el Santuario, jura por él y por Aquel que lo habita.22Y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por Aquel que está sentado en él.23«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del aneto y del comino, y descuidáis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe! Esto es lo que había que practicar, aunque sin descuidar aquello.24¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello!25«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que purificáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro están llenos de rapiña e intemperancia!26¡Fariseo ciego, purifica primero por dentro la copa, para que también por fuera quede pura!27«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, pues sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen bonitos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia!28Así también vosotros, por fuera aparecéis justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad.29«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, porque edificáis los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos de los justos,30y decís: “Si nosotros hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros padres, no habríamos tenido parte con ellos en la sangre de los profetas!”31Con lo cual atestiguáis contra vosotros mismos que sois hijos de los que mataron a los profetas.32¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!33«¡Serpientes, raza de víboras! ¿Cómo vais a escapar a la condenación de la gehenna?34Por eso, he aquí que yo envío a vosotros profetas, sabios y escribas: a unos los mataréis y los crucificaréis, a otros los azotaréis en vuestras sinagogas y los perseguiréis de ciudad en ciudad,35para que caiga sobre vosotros toda la sangre inocente derramada sobre la tierra, desde la sangre del inocente Abel hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, a quien matasteis entre el Santuario y el altar.36Yo os aseguro: todo esto recaerá sobre esta generación.37«¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina reúne a sus pollos bajo las alas, y no habéis querido!38Pues bien, se os va a dejar desierta vuestra casa.39Porque os digo que ya no me volveréis a ver hasta que digáis: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!»