Scrutatio

Venerdi, 19 aprile 2024 - San Leone IX Papa ( Letture di oggi)

Juan 10


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1«En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que escala por otro lado, ése es un ladrón y un salteador;2pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas.3A éste le abre el portero, y las ovejas escuchan su voz; y a sus ovejas las llama una por una y las saca fuera.4Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.5Pero no seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños».6Jesús les dijo esta parábola, pero ellos no comprendieron lo que les hablaba.7Entonces Jesús les dijo de nuevo: «En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas.8Todos los que han venido delante de mí son ladrones y salteadores; pero las ovejas no les escucharon.9Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto.10El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.11Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas.12Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en ellas y las dispersa,13porque es asalariado y no le importan nada las ovejas.14Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí,15como me conoce el Padre y yo conozco a mi Padre y doy mi vida por las ovejas.16También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor.17Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida, para recobrarla de nuevo.18Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y poder para recobrarla de nuevo; esa es la orden que he recibido de mi Padre».19Se produjo otra vez una disensión entre los judíos por estas palabras.20Muchos de ellos decían: «Tiene un demonio y está loco. ¿Por qué le escucháis?»21Pero otros decían: «Esas palabras no son de un endemoniado. ¿Puede acaso un demonio abrir los ojos de los ciegos?»22Se celebró por entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno.23Jesús se paseaba por el Templo, en el pórtico de Salomón.24Le rodearon los judíos, y le decían: «¿Hasta cuándo vas tenernos en vilo? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente».25Jesús les respondió: «Ya os lo he dicho, pero no me creéis. Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí;26pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas.27Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas mi siguen.28Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano.29El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre.30Yo y el Padre somos uno».31Los judíos trajeron otra vez piedras para apedrearle.32Jesús les dijo: «Muchas obras buenas que vienen del Padre os he mostrado. ¿Por cuál de esas obras queréis apedrearme?»33Le respondieron los judíos: «No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino por una blasfemia y porque tú, siendo hombre, te haces a ti mismo Dios».34Jesús les respondió: «¿No está escrito en vuestra Ley: Yo he dicho: dioses sois?35Si llama dioses a aquellos a quienes se dirigió la Palabra de Dios - y no puede fallar la Escritura -36a aquel a quien el Padre ha santificado y enviado al mundo, ¿cómo le decís que blasfema por haber dicho: “Yo soy Hijo de Dios”?37Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis;38pero si las hago, aunque a mí no me creáis, creed por las obras, y así sabréis y conoceréis que el Padre está en mí y yo en el Padre».39Querían de nuevo prenderle, pero se les escapó de las manos.40Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había estado antes bautizando, y se quedó allí.41Muchos fueron donde él y decían: «Juan no realizó ninguna señal, pero todo lo que dijo Juan de éste, era verdad».42Y muchos allí creyeron en él.