Scrutatio

Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

Juan 6


font

1Después de esto, se fue Jesús a la otra ribera del mar de Galilea, el de Tiberíades,2y mucha gente le seguía porque veían las señales que realizaba en los enfermos.3Subió Jesús al monte y se sentó allí en compañía de sus discípulos.4Estaba próxima la Pascua, la fiesta de los judíos.5Al levantar Jesús los ojos y ver que venía hacia él mucha gente, dice a Felipe: «¿Donde vamos a comprar panes para que coman éstos?»6Se lo decía para probarle, porque él sabía lo que iba a hacer.7Felipe le contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno tome un poco».8Le dice uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro:9«Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?»10Dijo Jesús: «Haced que se recueste la gente». Había en el lugar mucha hierba. Se recostaron, pues, los hombres en número de unos 5.000.11Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los repartió entre los que estaban recostados y lo mismo los peces, todo lo que quisieron.12Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los trozos sobrantes para que nada se pierda».13Los recogieron, pues, y llenaron doce canastos con los trozos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido.14Al ver la gente la señal que había realizado, decía: «Este es verdaderamente el profeta que iba a venir al mundo».15Dándose cuenta Jesús de que intentaban venir a tomarle por la fuerza para hacerle rey, huyó de nuevo al monte él solo.16Al atardecer, bajaron sus discípulos a la orilla del mar,17y subiendo a una barca, se dirigían al otro lado del mar, a Cafarnaúm. Había ya oscurecido, y Jesús todavía no había venido donde ellos;18soplaba un fuerte viento y el mar comenzó a encresparse.19Cuando habían remado unos veinticinco o treinta estadios, ven a Jesús que caminaba sobre el mar y se acercaba a la barca, y tuvieron miedo.20Pero él les dijo: «Soy yo. No temáis».21Quisieron recogerle en la barca, pero en seguida la barca tocó tierra en el lugar a donde se dirigían.22Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar, vio que allí no había más que una barca y que Jesús no había montado en la barca con sus discípulos, sino que los discípulos se habían marchado solos.23Pero llegaron barcas de Tiberíades cerca del lugar donde habían comido pan.24Cuando la gente vio que Jesús no estaba allí, ni tampoco sus discípulos, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaúm, en busca de Jesús.25Al encontrarle a la orilla del mar, le dijeron: «Rabbí, ¿cuándo has llegado aquí?»26Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: vosotros me buscáis, no porque habéis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado.27Obrad, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre, porque a éste es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello».28Ellos le dijeron: «¿Qué hemos de hacer para obrar las obras de Dios?»29Jesús les respondió: «La obra de Dios es que creáis en quien él ha enviado».30Ellos entonces le dijeron: «¿Qué señal haces para que viéndola creamos en ti? ¿Qué obra realizas?31Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está escrito: Pan del cielo les dio a comer».32Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: No fue Moisés quien os dio el pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo;33porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo».34Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan».35Les dijo Jesús: «Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed.36Pero ya os lo he dicho: Me habéis visto y no creéis.37Todo lo que me dé el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré fuera;38porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado.39Y esta es la voluntad del que me ha enviado; que no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite el último día.40Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y que yo le resucite el último día».41Los judíos murmuraban de él, porque había dicho: «Yo soy el pan que ha bajado del cielo».42Y decían: «¿No es éste Jesús, hijo de José, cuyo padre y madre conocemos? ¿Cómo puede decir ahora: He bajado del cielo?»43Jesús les respondió: «No murmuréis entre vosotros.44«Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae; y yo le resucitaré el último día.45Está escrito en los profetas: Serán todos enseñados por Dios. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí.46No es que alguien haya visto al Padre; sino aquel que ha venido de Dios, ése ha visto al Padre.47En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna.48Yo soy el pan de la vida.49Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron;50este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera.51Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo».52Discutían entre sí los judíos y decían: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»53Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.54El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día.55Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida.56El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él.57Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí.58Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre».59Esto lo dijo enseñando en la sinagoga, en Cafarnaúm.60Muchos de sus discípulos, al oírle, dijeron: «Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?»61Pero sabiendo Jesús en su interior que sus discípulos murmuraban por esto, les dijo: «¿Esto os escandaliza?62¿Y cuando veáis al Hijo del hombre subir adonde estaba antes?...63«El espíritu es el que da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida.64«Pero hay entre vosotros algunos que no creen». Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar.65Y decía: «Por esto os he dicho que nadie puede venir a mí si no se lo concede el Padre».66Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no andaban con él.67Jesús dijo entonces a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?»68Le respondió Simón Pedro: «Señor, ¿donde quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna,69y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios».70Jesús les respondió: «¿No os he elegido yo a vosotros, los Doce? Y uno de vosotros es un diablo».71Hablaba de Judas, hijo de Simón Iscariote, porque éste le iba a entregar, uno de los Doce.