Scrutatio

Venerdi, 19 aprile 2024 - San Leone IX Papa ( Letture di oggi)

Juan 8


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1Mas Jesús se fue al monte de los Olivos.2Pero de madrugada se presentó otra vez en el Templo, y todo el pueblo acudía a él. Entonces se sentó y se puso a enseñarles.3Los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio, la ponen en medio4y le dicen: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio.5Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?»6Esto lo decían para tentarle, para tener de qué acuasarle. Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra.7Pero, como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: «Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra».8E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra.9Ellos, al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos; y se quedó solo Jesús con la mujer, que seguía en medio.10Incorporándose Jesús le dijo: «Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?»11Ella respondió: «Nadie, Señor». Jesús le dijo: «Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más».12Jesús les habló otra vez diciendo: «Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida».13Los fariseos le dijeron: «Tú das testimonio de ti mismo: tu testimonio no vale».14Jesús les respondió: «Aunque yo dé testimonio de mí mismo, mi testimonio vale, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo ni a dónde voy.15Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie;16y si juzgo, mi juicio es verdadero, porque no estoy yo solo, sino yo y el que me ha enviado.17Y en vuestra Ley está escrito que el testimonio de dos personas es válido.18Yo soy el que doy testimonio de mí mismo y también el que me ha enviado, el Padre, da testimonio de mí».19Entonces le decían: «¿Dónde está tu Padre?» Respondió Jesús: «No me conocéis ni a mí ni a mi Padre; si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre».20Estas palabras las pronunció en el Tesoro, mientras enseñaba en el Templo. Y nadie le prendió, porque aún no había llegado su hora.21Jesús les dijo otra vez: «Yo me voy y vosotros me buscaréis, y moriréis en vuestro pecado. Adonde yo voy, vosotros no podéis ir».22Los judíos se decían: «¿Es que se va a suicidar, pues dice: “Adonde yo voy, vosotros no podéis ir?»23El les decía: «Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba. Vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo.24Ya os he dicho que moriréis en vuestros pecados, porque si no creéis que Yo Soy, moriréis en vuestros pecados».25Entonces le decían: «¿Quién eres tú?» Jesús les respondió: «Desde el principio, lo que os estoy diciendo.26Mucho podría hablar de vosotros y juzgar pero el que me ha enviado es veraz, y lo que le he oído a él es lo que hablo al mundo».27No comprendieron que les hablaba del Padre.28Les dijo, pues, Jesús: «Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que Yo Soy, y que no hago nada por mi propia cuenta; sino que, lo que el Padre me ha enseñado, eso es lo que hablo.29Y el que me ha enviado está conmigo: no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada a él».30Al hablar así, muchos creyeron en él.31Decía, pues, Jesús a los judíos que habían creído en él: «Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos,32y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres».33Ellos le respondieron: «Nosotros somos descendencia de Abraham y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Os haréis libres?»34Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es un esclavo.35Y el esclavo no se queda en casa para siempre; mientras el hijo se queda para siempre.36Si, pues, el Hijo os da la libertad, seréis realmente libres.37Ya sé que sois descendencia de Abraham; pero tratáis de matarme, porque mi Palabra no prende en vosotros.38Yo hablo lo que he visto donde mi Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído donde vuestro padre».39Ellos le respondieron: «Nuestro padre es Abraham». Jesús les dice: «Si sois hijos de Abraham, haced las obras de Abraham.40Pero tratáis de matarme, a mí que os he dicho la verdad que oí de Dios. Eso no lo hizo Abraham.41Vosotros hacéis las obras de vuestro padre». Ellos le dijeron: «Nosotros no hemos nacido de la prostitución; no tenemos más padre que a Dios».42Jesús les respondió: «Si Dios fuera vuestro Padre, me amaríais a mí, porque yo he salido y vengo de Dios; no he venido por mi cuenta, sino que él me ha enviado.43¿Por qué no reconocéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi Palabra.44Vosotros sois de vuestro padre el diablo y queréis cumplir los deseos de vuestro padre. Este era homicida desde el principio, y no se mantuvo en la verdad, porque no hay verdad en él; cuando dice la mentira, dice lo que le sale de dentro, porque es mentiroso y padre de la mentira.45Pero a mí, como os digo la verdad, no me creéis.46¿Quién de vosotros puede probar que soy pecador? Si digo la verdad, ¿por qué no me creéis?47El que es de Dios, escucha las palabras de Dios; vosotros no las escucháis, porque no sois de Dios».48Los judíos le respondieron: «¿No decimos, con razón, que eres samaritano y que tienes un demonio?»49Respondió Jesús: «Yo no tengo un demonio; sino que honro a mi Padre, y vosotros me deshonráis a mí.50Pero yo no busco mi gloria; ya hay quien la busca y juzga.51En verdad, en verdad os digo: si alguno guarda mi Palabra, no verá la muerte jamás».52Le dijeron los judíos: «Ahora estamos seguros de que tienes un demonio. Abraham murió, y también los profetas; y tú dices: “Si alguno guarda mi Palabra, no probará la muerte jamás.”53¿Eres tú acaso más grande que nuestro padre Abraham, que murió? También los profetas murieron. ¿Por quién te tienes a ti mismo?»54Jesús respondió: «Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada; es mi Padre quien me glorifica, de quien vosotros decís: “El es nuestro Dios”,55y sin embargo no le conocéis, yo sí que le conozco, y si dijera que no le conozco, sería un mentiroso como vosotros. Pero yo le conozco, y guardo su Palabra.56Vuestro padre Abraham se regocijó pensando en ver mi Día; lo vio y se alegró».57Entonces los judíos le dijeron: «¿Aún no tienes cincuenta años y has visto a Abraham?»58Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: antes de que Abraham existiera, Yo Soy».59Entonces tomaron piedras para tirárselas; pero Jesús se ocultó y salió del Templo.