Scrutatio

Martedi, 7 maggio 2024 - Santa Flavia ( Letture di oggi)

Juan 11


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BIBLIAEL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
1 Había un cierto enfermo, Lázaro, de Betania, pueblo de María y de su hermana Marta.1 Había un hombre enfermo, Lázaro de Betania, del pueblo de María y de su hermana Marta.
2 María era la que ungió al Señor con perfumes y le secó los pies con sus cabellos; su hermano Lázaro era el enfermo.2 María era la misma que derramó perfume sobre el Señor y le secó los pies con sus cabellos. Su hermano Lázaro era el que estaba enfermo.
3 Las hermanas enviaron a decir a Jesús: «Señor, aquel a quien tú quieres, está enfermo».3 Las hermanas enviaron a decir a Jesús: «Señor, el que tú amas, está enfermo».
4 Al oírlo Jesús, dijo: «Esta enfermedad no es de muerte, es para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella».4 Al oír esto, Jesús dijo: «Esta enfermedad no es mortal; es para gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella».
5 Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro.5 Jesús quería mucho a Marta, a su hermana y a Lázaro.
6 Cuando se enteró de que estaba enfermo, permaneció dos días más en el lugar donde se encontraba.6 Sin embargo, cuando oyó que este se encontraba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba.
7 Al cabo de ellos, dice a sus discípulos: «Volvamos de nuevo a Judea».7 Después dijo a sus discípulos: «Volvamos a Judea».
8 Le dicen los discípulos: «Rabbí, con que hace poco los judíos querían apedrearte, ¿y vuelves allí?»8 Los discípulos le dijeron: «Maestro, hace poco los judíos querían apedrearte, ¿quieres volver allá?».
9 Jesús respondió: «¿No son doce las horas del día? Si uno anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo;9 Jesús les respondió: «¿Acaso no son doce la horas del día? El que camina de día no tropieza, porque ve la luz de este mundo;
10 pero si uno anda de noche, tropieza, porque no está la luz en él».10 en cambio, el que camina de noche tropieza, porque la luz no está en él».
11 Dijo esto y añadió: «Nuestro amigo Lázaro duerme; pero voy a despertarle».11 Después agregó: «Nuestro amigo Lázaro duerme, pero yo voy a despertarlo».
12 Le dijeron sus discípulos: «Señor, si duerme, se curará».12 Sus discípulos le dijeron: «Señor, si duerme, se curará».
13 Jesús lo había dicho de su muerte, pero ellos creyeron que hablaba del descanso del sueño.13 Ellos pensaban que hablaba del sueño, pero Jesús se refería a la muerte.
14 Entonces Jesús les dijo abiertamente: «Lázaro ha muerto,14 Entonces les dijo abiertamente: «Lázaro ha muerto,
15 y me alegro por vosotros de no haber estado allí, para que creáis. Pero vayamos donde él».15 y me alegro por ustedes de no haber estado allí, a fin de que crean. Vayamos a verlo».
16 Entonces Tomás, llamado el Mellizo, dijo a los otros discípulos: «Vayamos también nosotros a morir con él».16 Tomás, llamado el Mellizo, dijo a los otros discípulos: «Vayamos también nosotros a morir con él».
17 Cuando llegó Jesús, se encontró con que Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro.17 Cuando Jesús llegó, se encontró con que Lázaro estaba sepultado desde hacía cuatro Días.
18 Betania estaba cerca de Jerusalén como a unos quince estadios,18 Betania distaba de Jerusalén sólo unos tres kilómetros.
19 y muchos judíos habían venido a casa de Marta y María para consolarlas por su hermano.19 Muchos judíos habían ido a consolar a Marta y a María, por la muerte de su hermano.
20 Cuando Marta supo que había venido Jesús, le salió al encuentro, mientras María permanecía en casa.20 Al enterarse de que Jesús llegaba, Marta salió a su encuentro, mientras María permanecía en la casa.
21 Dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano.21 Marta dio a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.
22 Pero aun ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo concederá».22 Pero yo sé que aun ahora, Dios te concederá todo lo que le pidas».
23 Le dice Jesús: «Tu hermano resucitará».23 Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará».
24 Le respondió Marta: «Ya sé que resucitará en la resurrección, el último día».24 Marta le respondió: «Sé que resucitará en la resurrección del último día».
25 Jesús le respondió: «Yo soy la resurrección El que cree en mí, aunque muera, vivirá;25 Jesús le dijo: «Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá:
26 y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?»26 y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?».
27 Le dice ella: «Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo».27 Ella le respondió: «Sí, Señor, creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo».
28 Dicho esto, fue a llamar a su hermana María y le dijo al oído: «El Maestro está ahí y te llama».28 Después fue a llamar a María, su hermana, y le dijo en voz baja: «El Maestro está aquí y te llama».
29 Ella, en cuanto lo oyó, se levantó rapidamente, y se fue donde él.29 Al oír esto, ella se levantó rápidamente y fue a su encuentro.
30 Jesús todavía no había llegado al pueblo; sino que seguía en el lugar donde Marta lo había encontrado.30 Jesús no había llegado todavía al pueblo, sino que estaba en el mismo sitio donde Marta lo había encontrado.
31 Los judíos que estaban con María en casa consolándola, al ver que se levantaba rápidamente y salía, la siguieron pensando que iba al sepulcro para llorar allí.31 Los Judíos que estaban en la casa consolando a María, al ver que esta se levantaba de repente y salía, la siguieron, pensando que iba al sepulcro para llorar allí.
32 Cuando María llegó donde estaba Jesús, al verle, cayó a sus pies y le dijo: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto».32 María llegó adonde estaba Jesús y, al verlo, se postró a sus pies y le dijo: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto».
33 Viéndola llorar Jesús y que también lloraban los judíos que la acompañaban, se conmovió interiormente, se turbó33 Jesús, al verla llorar a ella, y también a los judíos que la acompañaban, conmovido y turbado,
34 y dijo: «¿Dónde lo habéis puesto?» Le responden: «Señor, ven y lo verás».34 preguntó: «¿Dónde lo pusieron?». Le respondieron: «Ven, Señor, y lo verás».
35 Jesús se echó a llorar.35 Y Jesús lloró.
36 Los judíos entonces decían: «Mirad cómo le quería».36 Los judíos dijeron: «¡Cómo lo amaba!».
37 Pero algunos de ellos dijeron: «Este, que abrió los ojos del ciego, ¿no podía haber hecho que éste no muriera?»37 Pero algunos decían: «Este que abrió los ojos del ciego de nacimiento, ¿no podría impedir que Lázaro muriera?».
38 Entonces Jesús se conmovió de nuevo en su interior y fue al sepulcro. Era una cueva, y tenía puesta encima una piedra.38 Jesús, conmoviéndose nuevamente, llegó al sepulcro, que era una cueva con una piedra encima,
39 Dice Jesús: «Quitad la piedra». Le responde Marta, la hermana del muerto: «Señor, ya huele; es el cuarto día».39 y le dijo: «Quiten la piedra». Marta, la hermana del difunto, le respondió: «Señor, huele mal; ya hace cuatro días que está muerto».
40 Le dice Jesús: «¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios?»40 Jesús le dijo: «¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?».
41 Quitaron, pues, la piedra. Entonces Jesús levantó los ojos a lo alto y dijo: «Padre, te doy gracias por haberme escuchado.41 Entonces quitaron la piedra, y Jesús, levantando los ojos al cielo, dijo: «Padre, te doy gracias porque me oíste.
42 Ya sabía yo que tú siempre me escuchas; pero lo he dicho por estos que me rodean, para que crean que tú me has enviado».42 Yo sé que siempre me oyes, pero le he dicho por esta gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado».
43 Dicho esto, gritó con fuerte voz: «¡Lázaro, sal fuera!»43 Después de decir esto, gritó con voz fuerte: «¡Lázaro, ven afuera!».
44 Y salió el muerto, atado de pies y manos con vendas y envuelto el rostro en un sudario. Jesús les dice: «Desatadlo y dejadle andar».44 El muerto salió con los pies y las manos atados con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: «Desátenlo para que pueda caminar».
45 Muchos de los judíos que habían venido a casa de María, viendo lo que había hecho, creyeron en él.45 Al ver lo que hizo Jesús, muchos de los judíos que habían ido a casa de María creyeron en él.
46 Pero algunos de ellos fueron donde los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús.46 Pero otros fueron a ver a los fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho.
47 Entonces los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron consejo y decían: «¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchas señales.47 Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron un Consejo y dijeron: «¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchos signos.
48 Si le dejamos que siga así, todos creerán en él y vendrán los romanos y destruirán nuestro Lugar Santo y nuestra nación».48 Si lo dejamos seguir así, todos creerán en él, y los romanos vendrán y destruirán nuestro Lugar santo y nuestra nación».
49 Pero uno de ellos, Caifás, que era el Sumo Sacerdote de aquel año, les dijo: «Vosotros no sabéis nada,49 Uno de ellos, llamado Caifás, que era Sumo Sacerdote ese año, les dijo: «Ustedes no comprenden nada.
50 ni caéis en la cuenta que os conviene que muera uno solo por el pueblo y no perezca toda la nación».50 ¿No les parece preferible que un solo hombre muera por el pueblo y no que perezca la nación entera?».
51 Esto no lo dijo por su propia cuenta, sino que, como era Sumo Sacerdote aquel año, profetizó que Jesús iba a morir por la nación51 No dijo eso por sí mismo, sino que profetizó como Sumo Sacerdote que Jesús iba a morir por la nación,
52 - y no sólo por la nación, sino también para reunir en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos.52 y no solamente por la nación, sino también para congregar en la unidad a los hijos de Dios que estaban dispersos.
53 Desde este día, decidieron darle muerte.53 A partir de ese día, resolvieron que debían matar a Jesús.
54 Por eso Jesús no andaba ya en público entre los judíos, sino que se retiró de allí a la región cercana al desierto, a una ciudada llamada Efraím, y allí residía con sus discípulos.54 Por eso él no se mostraba más en público entre los judíos, sino que fue a una región próxima al desierto, a una ciudad llamada Efraím, y allí permaneció con sus discípulos.
55 Estaba cerca la Pascua de los judíos, y muchos del país habían subido a Jerusalén, antes de la Pascua para purificarse.55 Como se acercaba la Pascua de los judíos, mucha gente de la región había subido a Jerusalén para purificarse.
56 Buscaban a Jesús y se decían unos a otros estando en el Templo: «¿Qué os parece? ¿Que no vendrá a la fiesta?»56 Buscaban a Jesús y se decían unos a otros en el Templo: «¿Qué les parece, vendrá a la fiesta o no?».
57 Los sumos sacerdotes y los fariseos habían dado órdenes de que, si alguno sabía dónde estaba, lo notificara para detenerle.57 Los sumos sacerdotes y los fariseos habían dado orden de que si alguno conocía el lugar donde él se encontraba, lo hiciera saber para detenerlo.