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Sabato, 4 maggio 2024 - San Ciriaco ( Letture di oggi)

Lucas 10


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BIBLIAEL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
1 Después de esto, designó el Señor a otros 72, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir.1 Después de esto, el Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir.
2 Y les dijo: «La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies.2 Y les dijo: «La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha.
3 Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos.3 ¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos.
4 No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino.4 No lleven dinero, ni alforja, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino.
5 En la casa en que entréis, decid primero: “Paz a esta casa.”5 Al entrar en una casa, digan primero: «¡Que descienda la paz sobre esta casa!».
6 Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros.6 Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes.
7 Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa.7 Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa.
8 En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan;8 En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan;
9 curad los enfermos que haya en ella, y decidles: “El Reino de Dios está cerca de vosotros.”9 curen a sus enfermos y digan a la gente: «El Reino de Dios está cerca de ustedes».
10 En la ciudad en que entréis y no os reciban, salid a sus plazas y decid:10 Pero en todas las ciudades donde entren y no los reciban, salgan a las plazas y digan:
11 “Hasta el polvo de vuestra ciuadad que se nos ha pegado a los pies, os lo sacudimos. Pero sabed, con todo, que el Reino de Dios está cerca.”11 ¡Hasta el polvo de esta ciudad que se ha adherido a nuestros pies, lo sacudimos sobre ustedes! Sepan, sin embargo, que el Reino de Dios está cerca».
12 Os digo que en aquel Día habrá menos rigor para Sodoma que para aquella ciudad.12 Les aseguro que en aquel Día, Sodoma será tratada menos rigurosamente que esa ciudad.
13 «¡Ay de ti, Corazin! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que, sentados con sayal y ceniza, se habrían convertido.13 ¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros realizados entre ustedes, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y sentándose sobre ceniza.
14 Por eso, en el Juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras.14 Por eso Tiro y Sidón, en el día del Juicio, serán tratadas menos rigurosamente que ustedes.
15 Y tú, Cafarnaúm, ¿hasta el cielo te vas a encumbrar? ¡Hasta el Hades te hundirás!15 Y tú, Cafarnaúm, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno.
16 «Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado».16 El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza, rechaza a aquel que me envió».
17 Regresaron los 72 alegres, diciendo: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre».17 Los setenta y dos volvieron y le dijeron llenos de gozo: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu Nombre».
18 El les dijo: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.18 El les dijo: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.
19 Mirad, os he dado el poder de pisar sobre serpientes y escorpiones, y sobre todo poder del enemigo, y nada os podrá hacer daño;19 Les he dado poder de caminar sobre serpientes y escorpiones y para vencer todas las fuerzas del enemigo; y nada podrá dañarlos.
20 pero no os alegréis de que los espíritus se os sometan; alegraos de que vuestros nombres estén escritos en los cielos».20 No se alegren, sin embargo, de que los espíritus se les sometan; alégrense más bien de que sus nombres estén escritos en el cielo».
21 En aquel momento, se llenó de gozo Jesús en el Espíritu Santo, y dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito.21 En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido.
22 Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; y quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».22 Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».
23 Volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: «¡Dichosos los ojos que ven lo que veis!23 Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: «¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven!
24 Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron».24 ¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!».
25 Se levantó un legista, y dijo para ponerle a prueba: «Maestro, ¿que he de hacer para tener en herencia vida eterna?»25 Y entonces, un doctor de la Ley se levantó y le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?».
26 El le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?»26 Jesús le preguntó a su vez: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?».
27 Respondió: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo».27 El le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo».
28 Díjole entonces: «Bien has respondido. Haz eso y vivirás».28 «Has respondido exactamente, le dijo Jesús; obra así y alcanzarás la vida».
29 Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «Y ¿quién es mi prójimo?»29 Pero el doctor de la Ley, para justificar su intervención, le hizo esta pregunta: «¿Y quién es mi prójimo?».
30 Jesús respondió: «Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto.30 Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto.
31 Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo.31 Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo.
32 De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo.32 También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino.
33 Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión;33 Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió.
34 y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él.34 Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo.
35 Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: “Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva.”35 Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: "Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver"
36 ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?»36 ¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?».
37 El dijo: «El que practicó la misericordia con él». Díjole Jesús: «Vete y haz tú lo mismo».37 «El que tuvo compasión de él», le respondió el doctor. Y Jesús le dijo: «Ve, y procede tú de la misma manera».El encuentro de Jesús con Marta y María
38 Yendo ellos de camino, entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa.38 Mientras iban caminando, Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa.
39 Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra,39 Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra.
40 mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude».40 Marta, que muy estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude».
41 Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas;41 Pero el Señor le respondió: «Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas,
42 y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada».42 y sin embargo, pocas cosas, o más bien, una sola es necesaria, María eligió la mejor parte, que no le será quitada».