Scrutatio

Venerdi, 26 aprile 2024 - San Marcellino ( Letture di oggi)

Sabiduría 2


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1Porque se dicen discurriendo desacertadamente: «Corta es y triste nuestra vida; no hay remedio en la muerte del hombre ni se sabe de nadie que haya vuelto del Hades.
2Por azar llegamos a la existencia y luego seremos como si nunca hubiéramos sido. Porque humo es el aliento de nuestra nariz y el pensamiento, una chispa del latido de nuestro corazón;
3al apagarse, el cuerpo se volverá ceniza y el espíritu se desvanecerá como aire inconsistente.
4Caerá con el tiempo nuestro nombre en el olvido, nadie se acordará de nuestras obras; pasará nuestra vida como rastro de nube, se disipará como niebla acosada por los rayos del sol y por su calor vencida.
5Paso de una sombra es el tiempo que vivimos, no hay retorno en nuestra muerte; porque se ha puesto el sello y nadie regresa.
6Venid, pues, y disfrutemos de los bienes presentes, gocemos de las criaturas con el ardor de la juventud.
7Hartémonos de vinos exquisitos y de perfumes, no se nos pase ninguna flor primaveral,
8coronémonos de rosas antes que se marchiten;
9ningún prado quede libre de nuestra orgía, dejemos por doquier constancia de nuestro negocijo; que nuestra parte es ésta, ésta nuestra herencia.
10Oprimamos al justo pobre, no perdonemos a la viuda, no respetemos las canas llenas de años del anciano.
11Sea nuestra fuerza norma de la justicia, que la debilidad, como se ve, de nada sirve.
12Tendamos lazos al justo, que nos fastidia, se enfrenta a nuestro modo de obrar, nos echa en cara faltas contra la Ley y nos culpa de faltas contra nuestra educación.
13Se gloría de tener el conocimiento de Dios y se llama a sí mismo hijo del Señor.
14Es un reproche de nuestros criterios, su sola presencia nos es insufrible,
15lleva una vida distinta de todas y sus caminos son extraños.
16Nos tiene por bastardos, se aparta de nuestros caminos como de impurezas; proclama dichosa la suerte final de los justos y se ufana de tener a Dios por padre.
17Veamos si sus palabras son verdaderas, examinemos lo que pasará en su tránsito.
18Pues si el justo es hijo de Dios, él le asistirá y le librará de las manos de sus enemigos.
19Sometámosle al ultraje y al tormento para conocer su temple y probar su entereza.
20Condenémosle a una muerte afrentosa, pues, según él, Dios le visitará».
21Así discurren, pero se equivocan; los ciega su maldad;
22no conocen los secretos de Dios, no esperan recompensa por la santidad ni creen en el premio de las almas intachables.
23Porque Dios creó al hombre para la incorruptibilidad, le hizo imagen de su misma naturaleza;
24mas por envidia del diablo entró la muerte en el mundo, y la experimentan los que le pertenecen.