Scrutatio

Venerdi, 19 aprile 2024 - San Leone IX Papa ( Letture di oggi)

Sabiduría 11


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1Ella dirigió felizmente sus empresas por medio de un profeta santo.
2Atravesaron un desierto deshabitado y fijaron sus tiendas en parajes inaccesibles;
3hicieron frente a sus enemigos y rechazaron a sus adversarios.
4Tuvieron sed y te invocaron: de una roca abrupta se les dio agua, de una piedra dura, remedio para su sed.
5Lo mismo que fue para sus enemigos un castigo, fue para ellos en su apuro un beneficio.
6En vez de la fuente perenne de un río enturbiado por una mezcla de sangre y barro
7en pena de su decreto infanticida, diste a los tuyos inesperadamente un agua abundante,
8mostrándoles por la sed que entonces sufrieron de qué modo habías castigado a sus adversarios.
9Pues cuando sufrieron su prueba - si bien con misericordia corregidos - conocieron cómo los impíos, juzgados con cólera, eran torturados;
10pues a ellos los habías probado como padre que amonesta, pero a los otros los habías castigado como rey severo que condena.
11Tanto estando lejos como cerca, igualmente se consumían,
12pues una doble tristeza se apoderó de ellos, y un lamento con el recuerdo del pasado:
13porque, al oír que lo mismo que era su castigo, era para los otros un beneficio, reconocieron al Señor;
14pues al que antes hicieron exponer y luego rechazaron con escarnio, al final de los acontecimientos le admiraron después de padecer una sed bien diferente de la de los justos.
15Por sus locos e inicuos pensamientos por los que, extraviados, adoraban reptiles sin razón y bichos despreciables, les enviaste en castigo muchedumbre de animales sin razón,
16para que aprendiesen que, por donde uno peca, por allí es castigado.
17Pues bien podía tu mano omnipotente - ella que de informe materia había creado el mundo - enviar contra ellos muchedumbre de osos o audaces leones,
18o bien fieras desconocidas, entonces creadas, llenas de furor, respirando aliento de fuego, lanzando humo hediondo o despidiendo de sus ojos terribles centellas,
19capaces, no ya de aniquilarlos con sus ataques, sino de destruirlos con sólo su estremecedor aspecto.
20Y aun sin esto, de un simple soplo podían sucumbir, perseguidos por la Justicia, aventados por el soplo de tu poder. Pero tú todo lo dispusiste con medida, número y peso.
21Pues el actuar con inmenso poder siempre está en tu mano. ¿Quién se podrá oponer a la fuerza de tu brazo?
22Como lo que basta a inclinar una balanza, es el mundo entero en tu presencia, como la gota de rocío que a la mañana baja sobre la tierra.
23Te compadeces de todos porque todo lo puedes y disimulas los pecados de los hombres para que se arrepientan.
24Amas a todos los seres y nada de lo que hiciste aborreces, pues, si algo odiases, no lo habrías hecho.
25Y ¿cómo habría permanecido algo si no hubieses querido? ¿Cómo se habría conservado lo que no hubieses llamado?
26Mas tú con todas las cosas eres indulgente, porque son tuyas, Señor que amas la vida,