Scrutatio

Mercoledi, 24 aprile 2024 - San Fedele da Sigmaringen ( Letture di oggi)

Sabiduría 7


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1Yo también soy un hombre mortal como todos, un descendiente del primero que fue formado de la tierra. En el seno de una madre fui hecho carne;
2durante diez meses fui modelado en su sangre, de una semilla de hombre y del placer que acompaña al sueño.
3Yo también, una vez nacido, aspiré el aire común, caí en la tierra que a todos recibe por igual y mi primera voz fue la de todos: lloré.
4Me crié entre pañales y cuidados.
5Pues no hay rey que haya tenido otro comienzo de su existencia;
6una es la entrada en la vida para todos y una misma la salida.
7Por eso pedí y se me concedió la prudencia; supliqué y me vino el espíritu de Sabiduría.
8Y la preferí a cetros y tronos y en nada tuve a la riqueza en comparación de ella.
9Ni a la piedra más preciosa la equiparé, porque todo el oro a su lado es un puñado de arena y barro parece la plata en su presencia.
10La amé más que la salud y la hermosura y preferí tenerla a ella más que a la luz, porque la claridad que de ella nace no conoce noche.
11Con ella me vinieron a la vez todos los bienes, y riquezas incalculables en sus manos.
12Y yo me regocijé con todos estos bienes porque la Sabiduría los trae, aunque ignoraba que ella fuese su madre.
13Con sencillez la aprendí y sin envidia la comunico; no me guardo ocultas sus riquezas
14porque es para los hombres un tesoro inagotable y los que lo adquieren se granjean la amistad de Dios recomendados por los dones que les trae la instrucción.
15Concédame Dios hablar según él quiere y concebir pensamientos dignos de sus dones, porque él es quien guía a la Sabiduría y quien dirige a los sabios;
16que nosotros y nuestras palabras en sus manos estamos con toda nuestra prudencia y destreza en el obrar.
17Fue él quien me concedió un conocimiento verdadero de los seres, para conocer la estructura del mundo y la actividad de los elementos,
18el principio, el fin y el medio de los tiempos, los cambios de los solsticios y la sucesión de las estaciones,
19los ciclos del año y la posición de las estrellas,
20la naturaleza de los animales y los instintos de las fieras, el poder de los espíritus y los pensamientos de los hombres, las variedades de las plantas y las virtudes de las raíces.
21Cuanto está oculto y cuanto se ve, todo lo conocí, porque el artífice de todo, la Sabiduría, me lo enseñó.
22Pues hay en ella un espíritu inteligente, santo, único, múltiple, sutil, ágil, perspicaz, inmaculado, claro, impasible, amante del bien, agudo,
23incoercible, bienhechor, amigo del hombre, firme, seguro, sereno, que todo lo puede, todo lo observa, penetra todos los espíritus, los inteligentes, los puros, los más sutiles.
24Porque a todo movimiento supera en movilidad la Sabiduría, todo lo atraviesa y penetra en virtud de su pureza.
25Es un hálito del poder de Dios, una emanación pura de la gloria del Omnipotente, por lo que nada manchado llega a alcanzarla.
26Es un reflejo de la luz eterna, un espejo sin mancha de la actividad de Dios, una imagen de su bondad.
27Aun siendo sola, lo puede todo; sin salir de sí misma, renueva el universo; en todas las edades, entrando en las almas santas, forma en ellas amigos de Dios y profetas,
28porque Dios no ama sino a quien vive con la Sabiduría.
29Es ella, en efecto, más bella que el sol, supera a todas las constelaciones; comparada con la luz, sale vencedora,
30porque a la luz sucede la noche, pero contra la Sabiduría no prevalece la maldad.