Scrutatio

Mercoledi, 1 maggio 2024 - San Giuseppe Lavoratore ( Letture di oggi)

Proverbios 5


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BIBLIAEL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
1 Presta, hijo mío, atención a mi sabiduría,
aplica tu oído a mi prudencia,
1 Hijo mío, atiende a mi sabiduría, inclina tu oído a mi inteligencia,
2 para que guardes tú la reflexión
y tus labios conserven la ciencia.
No hagas caso de la mujer perversa,
2 para que guardes la debida discreción y tus labios conserven la ciencia.
3 pues miel destilan los labios de la extraña,
su paladar es más suave que el aceite;
3 Porque los labios de la mujer ajena destilan miel y su paladar en más suave que el aceite,
4 pero al fin es amarga como el ajenjo,
mordaz como espada de dos filos.
4 pero al final, ella es amarga como el ajenjo, cortante como una espada de doble filo.
5 Sus pies descienden a la muerte,
sus pasos se dirigen al seol.
5 Sus pies descienden a la Muerte, sus pasos se precipitan en el Abismo;
6 Por no seguir la senda de la vida,
se desvía por sus vericuetos sin saberlo.
6 ella no tiene en cuenta el sendero de la vida, va errante sin saber adonde.
7 Así pues, hijo mío, escúchame,
no te apartes de los dichos de mi boca:
7 Por eso, hijos, escúchenme y no se aparten de las palabras de mi boca.
8 aleja de ella tu camino,
no te acerques a la puerta de su casa;
8 Aleja de ella tu camino y no te acerques a la entrada de su casa,
9 no sea que ella dé tu honor a otro
y tus años a un hombre cruel;
9 no sea que entregues a otros tu honor y tus años, a un hombre cruel;
10 no se harten de tus bienes los extraños,
ni paren tus fatigas en casa del extranjero;
10 que gente extraña se sacie con tu fuerza y tus trabajos vayan a parar a casa ajena,
11 no sea que gimas a la postre
cuando tu cuerpo y tu carne se consuman,
11 y que al fin tengas que gemir, cuando estén consumidos tu cuerpo y tu carne.
12 y digas: «Ay de mí, que he odiado la instrucción,
mi corazón ha despreciado los reproches,
12 Entonces dirás, «¿Cómo aborrecí la instrucción y mi corazón despreció las advertencias?
13 no he escuchado la voz de mis maestros
ni he prestado oídos a los que me instruían.
13 Yo no escuché la voz de mis maestros ni atendí a los que me enseñaban.
14 A punto he estado de cualquier desgracia,
en medio de la asamblea y la comunidad».
14 Faltó poco para que estuviera en el colmo de la desgracia, en medio de la asamblea y de la comunidad».
15 Bebe el agua de tu cisterna,
la que brota de tu pozo.
15 Bebe el agua de tu cisterna y la que fluye de tu propio pozo.
16 ¿Se van a desbordar por fuera tus arroyos,
las corrientes de agua por las plazas?
16 Que tus fuentes no se dispersen hacia afuera ni tus corrientes de agua, por las calles.
17 Que sean para ti solo,
no para que las beban contigo los extraños.
17 Que ellas sean para ti solo y que no haya extraños junto a ti.
18 - Sea tu fuente bendita.
Gózate en la mujer de tu mocedad,
18 ¡Bendita sea tu fuente, y encuentra tu alegría en la mujer de tu juventud,
19 cierva amable, graciosa gacela:
embriáguente en todo tiempo sus amores,
su amor te apasione para siempre.
19 cierva amable, graciosa gacela! Que en todo tiempo te embriaguen sus amores y estés siempre prendado de su afecto.
20 ¿Por qué apasionarte, hijo mío, de una ajena,
abrazar el seno de una extraña?
20 Hijo mío, ¿por qué te dejarás prendar por la mujer ajena y abrazarás los pechos de una extraña?
21 Pues los caminos del hombre están en la presencia de Yahveh,
él vigila todos sus senderos.
21 Los caminos del hombre están bajo la mirada del Señor y él tiene en cuenta todos sus senderos.
22 El malvado será presa de sus propias maldades,
con los lazos de su pecado se le capturará.
22 El malvado será presa de sus propias faltas y quedará atrapado en los lazos de su pecado.
23 Morirá por su falta de instrucción,
por su gran necedad se perderá.
23 Morirá por falta de instrucción y se extraviará por su gran necedad.