Scrutatio

Lunedi, 29 aprile 2024 - Santa Caterina da Siena ( Letture di oggi)

Juan 4


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BIBLIAEL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
1 Cuando Jesús se enteró de que había llegado a oídos de los fariseos que él hacía más discípulos y bautizaba más que Juan -1 Cuando Jesús se enteró de que los fariseos habían oído decir que él tenía más discípulos y bautizaba más que Juan
2 aunque no era Jesús mismo el que bautizaba, sino sus discípulos -,2 –en realidad él no bautizaba, sino sus discípulos–
3 abandonó Judea y volvió a Galilea.3 dejó la Judea y volvió a Galilea.
4 Tenía que pasar por Samaria.4 Para eso tenía que atravesar Samaría.
5 Llega, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, cerca de la heredad que Jacob dio a su hijo José.5 Llegó a una ciudad de Samaría llamada Sicar, cerca de las tierras que Jacob había dado a su hijo José.
6 Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, como se había fatigado del camino, estaba sentado junto al pozo. Era alrededor de la hora sexta.6 Allí se encuentra el pozo de Jacob. Jesús, fatigado del camino, se había sentado junto al pozo. Era la hora del mediodía.
7 Llega una mujer de Samaria a sacar agua. Jesús le dice: «Dame de beber».7 Una mujer de Samaría fue a sacar agua, y Jesús le dijo: «Dame de beber».
8 Pues sus discípulos se habían ido a la ciudad a comprar comida. Le dice a la mujer samaritana:8 Sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar alimentos.
9 «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana?» (Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.)9 La samaritana le respondió: «¡Cómo! ¿Tú, que eres judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?». Los judíos, en efecto, no se trataban con los samaritanos.
10 Jesús le respondió: «Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: “Dame de beber”, tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva».10 Jesús le respondió: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice: «Dame de beber», tú misma se lo hubieras pedido, y él te habría dado agua viva».
11 Le dice la mujer: «Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva?11 «Señor, le dijo ella, no tienes nada para sacar el agua y el pozo es profundo. ¿De dónde sacas esa agua viva?
12 ¿Es que tú eres más que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?»12 ¿Eres acaso más grande que nuestro padre Jacob, que nos ha dado este pozo, donde él bebió, lo mismo que sus hijos y sus animales?».
13 Jesús le respondió: «Todo el que beba de esta agua, volverá a tener sed;13 Jesús le respondió: «El que beba de esta agua tendrá nuevamente sed,
14 pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna».14 pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en manantial que brotará hasta la Vida eterna».
15 Le dice la mujer: «Señor, dame de esa agua, para que no tenga más sed y no tenga que venir aquí a sacarla».15 «Señor, le dijo la mujer, dame de esa agua para que no tenga más sed y no necesite venir hasta aquí a sacarla».
16 El le dice: «Vete, llama a tu marido y vuelve acá».16 Jesús le respondió: «Ve, llama a tu marido y vuelve aquí».
17 Respondió la mujer: «No tengo marido». Jesús le dice: «Bien has dicho que no tienes marido,17 La mujer respondió: «No tengo marido». Jesús continuó: «Tienes razón al decir que no tienes marido,
18 porque has tenido cinco maridos y el que ahora tienes no es marido tuyo; en eso has dicho la verdad».18 porque has tenido cinco y el que ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho la verdad».
19 Le dice la mujer: «Señor, veo que eres un profeta.19 La mujer le dijo: «Señor, veo que eres un profeta.
20 Nuestros padres adoraron en este monte y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar».20 Nuestros padres adoraron en esta montaña, y ustedes dicen que es en Jerusalén donde se debe adorar».
21 Jesús le dice: «Créeme, mujer, que llega la hora en que, ni en este monte, ni en Jerusalén adoraréis al Padre.21 Jesús le respondió: «Créeme, mujer, llega la hora en que ni en esta montaña ni en Jerusalén se adorará al Padre.
22 Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos.22 Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos.
23 Pero llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren.23 Pero la hora se acerca, y ya ha llegado, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque esos son los adoradores que quiere el Padre.
24 Dios es espíritu, y los que adoran, deben adorar en espíritu y verdad».24 Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad».
25 Le dice la mujer: «Sé que va a venir el Mesías, el llamado Cristo. Cuando venga, nos lo explicará todo».25 La mujer le dijo: «Yo sé que el Mesías, llamado Cristo, debe venir. Cuando él venga, nos anunciará todo».
26 Jesús le dice: «Yo soy, el que te está hablando».26 Jesús le respondió: «Soy yo, el que habla contigo».
27 En esto llegaron sus discípulos y se sorprendían de que hablara con una mujer. Pero nadie le dijo: «¿Qué quieres?» o «¿Qué hablas con ella?»27 En ese momento llegaron sus discípulos y quedaron sorprendidos al verlo hablar con una mujer. Sin embargo, ninguno le preguntó: «¿Qué quieres de ella?» o «¿Por qué hablas con ella?».
28 La mujer, dejando su cántaro, corrió a la ciudad y dijo a la gente:28 La mujer, dejando allí su cántaro, corrió a la ciudad y dijo a la gente:
29 «Venid a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será el Cristo?»29 «Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que hice. ¿No será el Mesías?».
30 Salieron de la ciudad e iban donde él.30 Salieron entonces de la ciudad y fueron a su encuentro.
31 Entretanto, los discípulos le insistían diciendo: «Rabbí, come».31 Mientras tanto, los discípulos le insistían a Jesús, diciendo: «Come, Maestro».
32 Pero él les dijo: «Yo tengo para comer un alimento que vosotros no sabéis».32 Pero él les dijo: «Yo tengo para comer un alimento que ustedes no conocen».
33 Los discípulos se decían unos a otros: «¿Le habrá traído alguien de comer?»33 Los discípulos se preguntaban entre sí: «¿Alguien le habrá traído de comer?».
34 Les dice Jesús: «Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra.34 Jesús les respondió: «Mi comida es hacer la voluntad de aquel que me envió y llevar a cabo su obra.
35 ¿No decís vosotros: Cuatro meses más y llega la siega? Pues bien, yo os digo: Alzad vuestros ojos y ved los campos, que blanquean ya para la siega. Ya35 Ustedes dicen que aún faltan cuatro meses para la cosecha. Pero yo les digo: Levanten los ojos y miren los campos: ya están madurando para la siega.
36 el segador recibe el salario, y recoge fruto para vida eterna, de modo que el sembrador se alegra igual que el segador.36 Ya el segador recibe su salario y recoge el grano para la Vida eterna; así el que siembra y el que cosecha comparten una misma alegría.
37 Porque en esto resulta verdadero el refrán de que uno es el sembrador y otro el segador:37 Porque en esto se cumple el proverbio: «Uno siembra y otro cosecha».
38 yo os he enviado a segar donde vosotros no os habéis fatigado. Otros se fatigaron y vosotros os aprovecháis de su fatiga».38 Y o los envié a cosechar adonde ustedes no han trabajado; otros han trabajado, y ustedes recogen el fruto de sus esfuerzos».
39 Muchos samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por las palabras de la mujer que atestiguaba: «Me ha dicho todo lo que he hecho».39 Muchos samaritanos de esta ciudad habían creído en él por la palabra de la mujer, que atestiguaba: «Me ha dicho todo lo que hice».
40 Cuando llegaron donde él los samaritanos, le rogaron que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días.40 Por eso, cuando los samaritanos se acercaron a Jesús, le rogaban que se quedara con ellos, y él permaneció allí dos días.
41 Y fueron muchos más los que creyeron por sus palabras,41 Muchos más creyeron en él, a causa de su palabra.
42 y decían a la mujer: «Ya no creemos por tus palabras; que nosotros mismos hemos oído y sabemos que éste es verdaderamente el Salvador del mundo».42 Y decían a la mujer: «Ya no creemos por lo que tú has dicho; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es verdaderamente el Salvador del mundo».
43 Pasados los dos días, partió de allí para Galilea.43 Transcurridos los dos días, Jesús partió hacia Galilea.
44 Pues Jesús mismo había afirmado que un profeta no goza de estima en su patria.44 El mismo había declarado que un profeta no goza de prestigio en su propio pueblo.
45 Cuando llegó, pues, a Galilea, los galileos le hicieron un buen recibimiento, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos habían ido a la fiesta.45 Pero cuando llegó, los galileos lo recibieron bien, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la Pascua; ellos también, en efecto, habían ido a la fiesta.
46 Volvió, pues, a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había un funcionario real, cuyo hijo estaba enfermo en Cafarnaúm.46 Y fue otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había allí un funcionario real, que tenía su hijo enfermo en Cafarnaúm.
47 Cuando se enteró de que Jesús había venido de Judea a Galilea, fue donde él y le rogaba que bajase a curar a su hijo, porque se iba a morir.47 Cuando supo que Jesús había llegado de Judea y se encontraba en Galilea, fue a verlo y le suplicó que bajara a curar a su hijo moribundo.
48 Entonces Jesús le dijo: «Si no veis señales y prodigios, no creéis».48 Jesús le dijo: «Si no ven signos y prodigios, ustedes no creen».
49 Le dice el funcionario: «Señor, baja antes que se muera mi hijo».49 El funcionario le respondió: «Señor, baja antes que mi hijo se muera».
50 Jesús le dice: «Vete, que tu hijo vive». Creyó el hombre en la palabra que Jesús le había dicho y se puso en camino.50 «Vuelve a tu casa, tu hijo vive», le dijo Jesús. El hombre creyó en la palabra que Jesús le había dicho y se puso en camino.
51 Cuando bajaba, le salieron al encuentro sus siervos, y le dijeron que su hijo vivía.51 Mientras descendía, le salieron al encuentro sus servidores y la anunciaron que su hijo vivía.
52 El les preguntó entonces la hora en que se había sentido mejor. Ellos le dijeron: «Ayer a la hora séptima le dejó la fiebre».52 El les preguntó a qué hora se había sentido mejor. «Ayer, a la una de la tarde, se le fue la fiebre», le respondieron.
53 El padre comprobó que era la misma hora en que le había dicho Jesús: «Tu hijo vive», y creyó él y toda su familia.53 El padre recordó que era la misma hora en que Jesús le había dicho: «Tu hijo vive». Y entonces creyó él y toda su familia.
54 Esta nueva señal, la segunda, la realizó Jesús cuando volvió de Judea a Galilea.54 Este fue el segundo signo que hizo Jesús cuando volvió de Judea a Galilea.