Scrutatio

Mercoledi, 1 maggio 2024 - San Giuseppe Lavoratore ( Letture di oggi)

Baruc 3


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1Señor omnipotente, Dios de Israel, mi alma en angustia, mi espíritu abatido es el que clama a ti.2Escucha, Señor, ten piedad, porque hemos pecado ante ti.3Pues tú te sientas en tu trono eternamente; mas nosotros por siempre perecemos.4Señor omnipotente, Dios de Israel, escucha la oración los muertos de Israel, de los hijos de aquellos que pecaron contra ti: desoyeron ellos la voz del Señor su Dios, y por eso se han pegado a nosotros estos males.5No te acuerdes de las iniquidades de nuestros padres, sino acuérdate de tu mano y de tu Nombre en esta hora.6Pues eres el Señor Dios nuestro, y nosotros queremos alabarte, Señor.7Para eso pusiste tu temor en nuestros corazones, para que invocáramos tu Nombre. Queremos alabarte en nuestro destierro, porque hemos apartado de nuestro corazón toda la iniquidad de nuestros padres, que pecaron ante ti.8Aquí estamos todavía en nuestro destierro, donde tú nos dispersaste, para que fuésemos oprobio, maldición y condenación por todas las iniquidades de nuestros padres que apartaron del Señor Dios nuestro.9Escucha, Israel, los mandamientos de vida, tiende tu oído para conocer la prudencia.10¿Por qué, Israel, por qué estás en país de enemigos, has envejecido en un país extraño,11te has contaminado con cadáveres, contado entre los que bajan al seol?12¡Es que abandonaste la fuente de la sabiduría!13Si hubieras andado por el camino de Dios, habrías vivido en paz eternamente.14Aprende dónde está la prudencia, dónde la fuerza, dónde la inteligencia, para saber al mismo tiempo dónde está la longevidad y la vida, dónde la luz de los ojos y la paz.15Pero ¿quién ha encontrado su mansión, quién ha entrado en sus tesoros?16¿Dónde están los príncipes de las naciones, y los que dominan las bestias de la tierra,17los que juegan con las aves del cielo, los que atesoran la plata y el oro en que confían los hombres, y cuyo afán de adquirir no tiene fin;18los que labran la plata con cuidado, mas no dejan rastro de sus obras?19Desaparecieron, bajaron al seol, y otros surgieron en su lugar.20Otros más jóvenes que ellos vieron la luz, y vivieron en la tierra; pero el camino de la ciencia no lo conocieron,21ni comprendieron sus senderos. Sus hijos tampoco se preocuparon de ella, quedaron lejos de su camino.22No se oyó hablar de ella en Canaán, ni fue vista en Temán.23Los hijos de Agar, que andan buscando la inteligencia en la tierra, los mercaderes de Madián y de Temán, los autores de fábulas y los buscadores de inteligencia, no conocieron el camino de la sabiduría ni tuvieron memoria de sus senderos.24¡Oh Israel, qué grande es la casa de Dios, qué vasto el lugar de su dominio!25Grande es y sin límites, excelso y sin medida.26Allí nacieron los famosos gigantes antiguos, de alta estatura y expertos en la guerra.27Pero no fue a éstos a quienes eligió Dios ni les enseñó el camino de la ciencia;28y perecieron por no tener prudencia, por su locura perecieron.29¿Quién subió al cielo y la tomó? ¿quién la hizo bajar desde las nubes?30¿Quién atravesó el mar y la encontró? ¿quién la traerá a precio de oro puro?31No hay quien conozca su camino, nadie imagina sus senderos.32Pero el que todo lo sabe la conoce, con su inteligencia la escrutó, el que dispuso la tierra para siempre y la llenó de animales cuadrúpedos,33el que envía la luz, y ella va, el que llama, y temblorosa le obedece;34brillan los astros en su puesto de guardia llenos de alegría,35los llama él y dicen: ¡Aquí estamos!, y brillan alegres para su Hacedor.36Este es nuestro Dios, ningún otro es comparable a él.37El descubrió el camino entero de la ciencia, y se lo enseñó a su siervo Jacob, y a Israel su amado.38Después apareció ella en la tierra, y entre los hombres convivió.