Scrutatio

Martedi, 7 maggio 2024 - Santa Flavia ( Letture di oggi)

Hechos de los Apóstoles 9


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BIBLIAEL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
1 Entretanto Saulo, respirando todavía amenazas y muertes contra los discípulos del Señor, se presentó al Sumo Sacerdote,1 Saulo, que todavía respiraba amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al Sumo Sacerdote
2 y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, para que si encontraba algunos seguidores del Camino, hombres o mujeres, los pudiera llevar atados a Jerusalén.2 y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de traer encadenados a Jerusalén a los seguidores del Camino del Señor que encontrara, hombres o mujeres.
3 Sucedió que, yendo de camino, cuando estaba cerca de Damasco, de repente le rodeó una luz venida del cielo,3 Y mientras iba caminando, al acercarse a Damasco, una luz que venía del cielo lo envolvió de improviso con su resplandor.
4 cayó en tierra y oyó una voz que le decía: «Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?»4 Y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?».
5 El respondió: «¿Quién eres, Señor?» Y él: «Yo soy Jesús, a quien tú persigues.5 El preguntó: «¿Quién eres tú Señor?». «Yo soy Jesús, a quien tú persigues, le respondió la voz.
6 Pero levántate, entra en la ciudad y se te dirá lo que debes hacer».6 Ahora levántate, y entra en la ciudad: allí te dirán qué debes hacer».
7 Los hombres que iban con él se habían detenido mudos de espanto; oían la voz, pero no veían a nadie.7 Los que lo acompañaban quedaron sin palabra, porque oían la voz, pero no veían a nadie.
8 Saulo se levantó del suelo, y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada. Le llevaron de la mano y le hicieron entrar en Damasco.8 Saulo se levantó del suelo y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada. Lo tomaron de la mano y lo llevaron a Damasco.
9 Pasó tres días sin ver, sin comer y sin beber.9 Allí estuvo tres días sin ver, y sin comer ni beber.
10 Había en Damasco un discípulo llamado Ananías. El Señor le dijo en una visión: «Ananías». El respondió: «Aquí estoy, Señor».10 Vivía entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en una visión: «¡Ananías!». El respondió: «Aquí estoy, Señor».
11 Y el Señor: «Levántate y vete a la calle Recta y pregunta en casa de Judas por uno de Tarso llamado Saulo; mira, está en oración11 El Señor le dijo: «Ve a la calle llamada Recta, y busca en casa de Judas a un tal Saulo de Tarso.
12 y ha visto que un hombre llamado Ananías entraba y le imponía las manos para devolverle la vista».12 El está orando y ha visto en una visión a un hombre llamado Ananías, que entraba y le imponía las manos para devolverle la vista».
13 Respondió Ananías: «Señor, he oído a muchos hablar de ese hombre y de los muchos males que ha causado a tus santos en Jerusalén13 Ananías respondió: «Señor, oí decir a muchos que este hombre hizo un gran daño a tus santos en Jerusalén.
14 y que está aquí con poderes de los sumos sacerdotes para apresar a todos los que invocan tu nombre».14 Y ahora está aquí con plenos poderes de los jefes de los sacerdotes para llevar presos a todos los que invocan tu Nombre».
15 El Señor le contestó: «Vete, pues éste me es un instrumento de elección que lleve mi nombre ante los gentiles, los reyes y los hijos de Israel.15 El Señor le respondió: «Ve a buscarlo, porque es un instrumento elegido por mí para llevar mi Nombre a todas las naciones, a los reyes y al pueblo de Israel.
16 Yo le mostraré todo lo que tendrá que padecer por mi nombre».16 Yo le haré ver cuánto tendrá que padecer por mi Nombre».
17 Fue Ananías, entró en la casa, le impuso las manos y le dijo: «Saúl, hermano, me ha enviado a ti el Señor Jesús, el que se te apareció en el camino por donde venías, para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo».17 Ananías fue a la casa, le impuso las manos y le dijo: «Saulo, hermano mío, el Señor Jesús –el mismo que se te apareció en el camino– me envió a ti para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo».
18 Al instante cayeron de sus ojos unas como escamas, y recobró la vista; se levantó y fue bautizado.18 En ese momento, cayeron de sus ojos una especie de escamas y recobró la vista. Se levantó y fue bautizado.
19 Tomó alimento y recobró las fuerzas. Estuvo algunos días con los discípulos de Damasco,19 Después comió algo y recobró sus fuerzas. Saulo permaneció algunos días con los discípulos que vivían en Damasco,
20 y en seguida se puso a predicar a Jesús en las sinagogas: que él era el Hijo de Dios.20 y luego comenzó a predicar en las sinagogas que Jesús es el Hijo de Dios.
21 Todos los que le oían quedaban atónitos y decían: «¿No es éste el que en Jerusalén perseguía encarnizadamente a los que invocaban ese nombre, y no ha venido aquí con el objeto de llevárselos atados a los sumos sacerdotes?»21 Todos los que oían quedaban sorprendidos y decían: «¿No es este aquel mismo que perseguía en Jerusalén a los que invocan este Nombre, y que vino aquí para llevarlos presos ante los jefes de los sacerdotes?».
22 Pero Saulo se crecía y confundía a los judíos que vivían en Damasco demostrándoles que aquél era el Cristo.22 Pero Saulo, cada vez con más vigor, confundía a los judíos que vivían en Damasco, demostrándoles que Jesús es realmente el Mesías.
23 Al cabo de bastante tiempo los judíos tomaron la decisión de matarle.23 Al cabo de un tiempo, los judíos se pusieron de acuerdo para quitarle la vida,
24 Pero Saulo tuvo conocimiento de su determinación. Hasta las puertas estaban guardadas día y noche para poderle matar.24 pero Saulo se enteró de lo que tramaban contra él. Y como los judíos vigilaban noche y día las puertas de la ciudad, para matarlo,
25 Pero los discípulos le tomaron y le descolgaron de noche por la muralla dentro de una espuerta.25 sus discípulos lo tomaron durante la noche, y lo descolgaron por el muro, metido en un canasto.
26 Llegó a Jerusalén e intentaba juntarse con los discípulos; pero todos le tenían miedo, no creyendo que fuese discípulo.26 Cuando llegó a Jerusalén, trato de unirse a los discípulos, pero todos le tenían desconfianza porque no creían que también él fuera un verdadero discípulo.
27 Entonces Bernabé le tomó y le presentó a los apóstoles y les contó cómo había visto al Señor en el camino y que le había hablado y cómo había predicado con valentía en Damasco en el nombre de Jesús.27 Entonces Bernabé, haciéndose cargo de él, lo llevó hasta donde se encontraban los Apóstoles, y les contó en qué forma Saulo había visto al Señor en el camino, cómo le había hablado, y con cuánta valentía había predicado en Damasco en el nombre de Jesús.
28 Andaba con ellos por Jerusalén, predicando valientemente en el nombre del Señor.28 Desde ese momento, empezó a convivir con los discípulos en Jerusalén y predicaba decididamente en el nombre del Señor.
29 Hablaba también y discutía con los helenistas; pero éstos intentaban matarle.29 Hablaba también con los judíos de lengua griega y discutía con ellos, pero estos tramaban su muerte.
30 Los hermanos, al saberlo, le llevaron a Cesarea y le hicieron marchar a Tarso.30 Sus hermanos, al enterarse, lo condujeron a Cesarea y de allí lo enviaron a Tarso.
31 Las Iglesias por entonces gozaban de paz en toda Judea, Galilea y Samaria; se edificaban y progresaban en el temor del Señor y estaban llenas de la consolación del Espíritu Santo.31 La Iglesia, entre tanto, gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaría. Se iba consolidando, vivía en el temor del Señor y crecía en número, asistida por el Espíritu Santo.
32 Pedro, que andaba recorriendo todos los lugares, bajó también a visitar a los santos que habitaban en Lida.32 Pedro, en una gira por todas las ciudades, visitó también a los santos que vivían en Lida.
33 Encontró allí a un hombre llamado Eneas, tendido en una camilla desde hacía ocho años, pues estaba paralítico.33 Allí encontró a un paralítico llamado Eneas, que estaba postrado en cama desde hacía ocho años.
34 Pedro le dijo: «Eneas, Jesucristo te cura; levántate y arregla tu lecho». Y al instante se levantó.34 Pedro le dijo: «Eneas, Jesucristo te devuelve la salud: levántate, y arregla tú mismo la cama». El se levantó en seguida,
35 Todos los habitantes de Lida y Sarón le vieron, y se convirtieron al Señor.35 y al verlo, todos los habitantes de Lida y de la llanura de Sarón se convirtieron al Señor.
36 Había en Joppe una discípula llamada Tabitá, que quiere decir Dorcás. Era rica en buenas obras y en limosnas que hacía.36 Entre los discípulos de Jope había una mujer llamada Tabitá, que quiere decir «gacela». Pasaba su vida haciendo el bien y repartía abundantes limosnas.
37 Por aquellos días enfermó y murió. La lavaron y la pusieron en la estancia superior.37 Pero en esos días se enfermó y murió. Después de haberla lavado, la colocaron en la habitación de arriba.
38 Lida está cerca de Joppe, y los discípulos, al enterarse que Pedro estaba allí, enviaron dos hombres con este ruego: «No tardes en venir a nosotros».38 Como Lida está cerca de Jope, los discípulos, enterados de que Pedro estaba allí, enviaron a dos hombres para pedirle que acudiera cuanto antes.
39 Pedro partió inmediatamente con ellos. Así que llegó le hicieron subir a la estancia superior y se le presentaron todas las viudas llorando y mostrando las túnicas y los mantos que Dorcás hacía mientras estuvo con ellas.39 Pedro salió en seguida con ellos. Apenas llegó, lo llevaron a la habitación de arriba. Todas las viudas lo rodearon y, llorando, le mostraban las túnicas y los abrigos que les había hecho Tabitá cuando vivía con ellas.
40 Pedro hizo salir a todos, se puso de rodillas y oró; después se volvió al cadáver y dijo: «Tabitá, levántate». Ella abrió sus ojos y al ver a Pedro se incorporó.40 Pedro hizo salir a todos afuera, se puso de rodillas y comenzó a orar. Volviéndose luego hacia el cadáver, dijo: «Tabitá, levántate». Ella abrió los ojos y, al ver a Pedro, se incorporó.
41 Pedro le dio la mano y la levantó. Llamó a los santos y a las viudas y se la presentó viva.41 El la tomó de la mano y la hizo levantar. Llamó entonces a los hermanos y a las viudas, y se las devolvió con vida.
42 Esto se supo por todo Joppe y muchos creyeron en el Señor.42 La noticia se extendió por toda la ciudad de Jope, y muchos creyeron en el Señor.
43 Pedro permaneció en Joppe bastante tiempo en casa de un tal Simón, curtidor.43 Pedro permaneció algún tiempo en Jope, en la casa de un curtidor llamado Simón.