Scrutatio

Mercoledi, 24 aprile 2024 - San Fedele da Sigmaringen ( Letture di oggi)

Hechos de los Apóstoles 12


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1Por aquel tiempo el rey Herodes echó mano a algunos de la Iglesia para maltratarlos.2Hizo morir por la espada a Santiago, el hermano de Juan.3Al ver que esto les gustaba a los judíos, llegó también a prender a Pedro. Eran los días de los Azimos.4Le apresó, pues, le encarceló y le confió a cuatro escuadras de cuatro soldados para que le custodiasen, con la intención de presentarle delante del pueblo después de la Pascua.5Así pues, Pedro estaba custodiado en la cárcel, mientras la Iglesia oraba insistentemente por él a Dios.6Cuando ya Herodes le iba a presentar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, atado con dos cadenas; también había ante la puerta unos centinelas custodiando la cárcel.7De pronto se presentó el Angel del Señor y la celda se llenó de luz. Le dio el ángel a Pedro en el costado, le despertó y le dijo: «Levántate aprisa». Y cayeron las cadenas de sus manos.8Le dijo el ángel: «Cíñete y cálzate las sandalias». Así lo hizo. Añadió: «Ponte el manto y sígueme».9Y salió siguiéndole. No acababa de darse cuenta de que era verdad cuanto hacía el ángel, sino que se figuraba ver una visión.10Pasaron la primera y segunda guardia y llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad. Esta se les abrió por sí misma. Salieron y anduvieron hasta el final de una calle. Y de pronto el ángel le dejó.11Pedro volvió en sí y dijo: «Ahora me doy cuenta realmente de que el Señor ha enviado su ángel y me ha arrancado de las manos de Herodes y de todo lo que esperaba el pueblo de los judíos».12Consciente de su situación, marchó a casa de María, madre de Juan, por sobrenombre Marcos, donde se hallaban muchos reunidos en oración.13Llamó él a la puerta y salió a abrirle una sirvienta llamada Rode;14quien, al reconocer la voz de Pedro, de pura alegría no abrió la puerta, sino que entró corriendo a anunciar que Pedro estaba a la puerta.15Ellos le dijeron: «Estás loca». Pero ella continuaba afirmando que era verdad. Entonces ellos dijeron: «Será su ángel».16Pedro entretanto seguía llamando. Al abrirle, le vieron, y quedaron atónitos.17El les hizo señas con la mano para que callasen y les contó cómo el Señor le había sacado de la prisión. Y añadió: «Comunicad esto a Santiago y a los hermanos». Salió y marchó a otro lugar.18Cuando vino el día hubo un alboroto no pequeño entre los soldados, sobre qué habría sido de Pedro.19Herodes le hizo buscar y al no encontrarle, procesó a los guardias y mandó ejecutarlos. Después bajó de Judea a Cesarea y se quedó allí.20Estaba Herodes fuertemente irritado con los de Tiro y Sidón. Estos, de común acuerdo, se le presentaron y habiéndose ganado a Blasto, camarlengo del rey, solicitaban hacer las paces, pues su país se abastecía del país del rey.21El día señalado, Herodes, regiamente vestido y sentado en la tribuna, les arengaba.22Entonces el pueblo se puso a aclamarle: «¡Es un dios el que habla, no un hombre!»23Pero inmediatamente le hirió el Angel del Señor porque no había dado la gloria a Dios; y convertido en pasto de gusanos, expiró.24Entretanto la Palabra de Dios crecía y se multiplicaba.25Bernabé y Saulo volvieron, una vez cumplido su ministerio en Jerusalén, trayéndose consigo a Juan, por sobrenombre Marcos.