Scrutatio

Martedi, 23 aprile 2024 - San Giorgio ( Letture di oggi)

Hechos de los Apóstoles 11


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1Los apóstoles y los hermanos que había por Judea oyeron que también los gentiles habían aceptado la Palabra de Dios;2así que cuando Pedro subió a Jerusalén, los de la circuncisión se lo reprochaban,3diciéndole: «Has entrado en casa de incircuncisos y has comido con ellos».4Pedro entonces se puso a explicarles punto por punto diciendo:5«Estaba yo en oración en la ciudad de Joppe y en éxtasis vi una visión: una cosa así como un lienzo, atado por las cuatro puntas, que bajaba del cielo y llegó hasta mí.6Lo miré atentamente y vi en él los cuadrúpedos de la tierra, las bestias, los reptiles, y las aves del cielo.7Oí también una voz que me decía: “Pedro, levántate, sacrifica y come.”8Y respondí: “De ninguna manera, Señor; pues jamás entró en mi boca nada profano ni impuro.”9Me dijo por segunda vez la voz venida del cielo: “Lo que Dios ha purificado no lo llames tú profano.”10Esto se repitió hasta tres veces; y al fin fue retirado todo de nuevo al cielo.11«En aquel momento se presentaron tres hombres en la casa donde nosotros estábamos, enviados a mí desde Cesarea.12El Espíritu me dijo que fuera con ellos sin dudar. Fueron también conmigo estos seis hermanos, y entramos en la casa de aquel hombre.13El nos contó cómo había visto un ángel que se presentó en su casa y le dijo: “Manda a buscar en Joppe a Simón, llamado Pedro,14quien te dirá palabras que traerán la salvación para ti y para toda tu casa.”15«Había empezado yo a hablar cuando cayó sobre ellos el Espíritu Santo, como al principio había caído sobre nosotros.16Me acordé entonces de aquellas palabras que dijo el Señor: Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo.17Por tanto, si Dios les ha concedido el mismo don que a nosotros, por haber creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para poner obstáculos a Dios?»18Al oír esto se tranquilizaron y glorificaron a Dios diciendo: «Así pues, también a los gentiles les ha dado Dios la conversión que lleva a la vida».19Los que se habían dispersado cuando la tribulación originada a la muerte de Esteban, llegaron en su recorrido hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, sin predicar la Palabra a nadie más que a los judíos.20Pero había entre ellos algunos chipriotas y cirenenses que, venidos a Antioquía, hablaban también a los griegos y les anunciaban la Buena Nueva del Señor Jesús.21La mano del Señor estaba con ellos, y un crecido número recibió la fe y se convirtió al Señor.22La noticia de esto llegó a oídos de la Iglesia de Jerusalén y enviaron a Bernabé a Antioquía.23Cuando llegó y vio la gracia de Dios se alegró y exhortaba a todos a permanecer, con corazón firme, unidos al Señor,24porque era un hombre bueno, lleno de Espíritu Santo y de fe. Y una considerable multitud se agregó al Señor.25Partió para Tarso en busca de Saulo,26y en cuanto le encontró, le llevó a Antioquía. Estuvieron juntos durante un año entero en la Iglesia y adoctrinaron a una gran muchedumbre. En Antioquía fue donde, por primera vez, los discípulos recibieron el nombre de «cristianos».27Por aquellos días bajaron unos profetas de Jerusalén a Antioquía.28Uno de ellos, llamado Agabo, movido por el Espíritu, se levantó y profetizó que vendría una gran hambre sobre toda la tierrra, la que hubo en tiempo de Claudio.29Los discípulos determinaron enviar algunos recursos, según las posibilidades de cada uno, para los hermanos que vivían en Judea.30Así lo hicieron y se los enviaron a los presbíteros por medio de Bernabé y de Saulo.