Scrutatio

Venerdi, 26 aprile 2024 - San Marcellino ( Letture di oggi)

Hechos de los Apóstoles 7


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1El Sumo Sacerdote preguntó: «¿Es así?»2El respondió: «Hermanos y padres, escuchad. El Dios de la gloria se apareció a nuestro padre Abraham cuando estaba en Mesopotamia, antes de que se estableciese en Jarán3y le dijo: Sal de tu tierra y de tu parentela y vete a la tierra que yo te muestre.4Entonces salió de la tierra de los caldeos y se estableció en Jarán. Y después de morir su padre, Dios le hizo emigrar de allí a esta tierra que vosotros habitáis ahora.5Y no le dio en ella en heredad ni la medida de la planta del pie; sino que prometió dársela en posesión a él y a su descendencia después de él, aunque no tenía ningún hijo.6Dios habló así: Tus descendientes residirán como forasteros en tierra extraña y les esclavizarán y les maltratarán durante cuatrocientos años.7Pero yo juzgaré - dijo Dios - a la nación a la que sirvan como esclavos, y después saldrán y me darán culto en este mismo lugar.8Le dio, además, la alianza de la circuncisión; y así, al engendrar a Isaac, Abraham le circuncidó el octavo día, y lo mismo Isaac a Jacob, y Jacob a los doce patriarcas.9«Los patriarcas, envidiosos de José, le vendieron con destino a Egipto. Pero Dios estaba con él10y le libró de todas sus tribulaciones y le dio gracia y sabiduría ante Faraón, rey de Egipto, quien le nombró gobernador de Egipto y de toda su casa.11Sobrevino entonces en todo Egipto y Canaán hambre y gran tribulación; nuestros padres no encontraban víveres.12Pero al oír Jacob que había trigo en Egipto, envió a nuestros padres una primera vez;13la segunda vez José se dio a conocer a sus hermanos y conoció Faraón el linaje de José.14José envió a buscar a su padre Jacob y a toda su parentela que se componía de 75 personas.15Jacob bajó a Egipto donde murió él y también nuestros padres;16y fueron trasladados a Siquem y depositados en el sepulcro que había comprado Abraham a precio de plata a los hijos de Jamor, padre de Siquem.17«Conforme se iba acercando el tiempo de la promesa que Dios había hecho a Abraham, creció el pueblo y se multiplicó en Egipto,18hasta que se alzó un nuevo rey en Egipto que no se acordó de José.19Obrando astutamente contra nuestro linaje, este rey maltrató a nuestros padres hasta obligarles a exponer sus niños, para que no vivieran.20En esta coyuntura nació Moisés, que era hermoso a los ojos de Dios. Durante tres meses fue criado en la casa de su padre;21después fue expuesto y le recogió la hija de Faraón, quien le crió como hijo suyo.22Moisés fue educado en toda la sabiduría de los egipcios y fue poderoso en sus palabras y en sus obras.23«Cuando cumplió la edad de cuarenta años, se le ocurrió la idea de visitar a sus hermanos, los hijos de Israel.24Y al ver que uno de ellos era maltratado, tomó su defensa y vengó al oprimido matando al egipcio.25Pensaba él que sus hermanos comprenderían que Dios les daría la salvación por su mano; pero ellos no lo comprendieron.26Al día siguiente se les presentó mientras estaban peleándose y trataba de ponerles en paz diciendo: “Amigos, que sois hermanos, ¿por qué os maltratáis uno a otro?”27Pero el que maltrataba a su compañero le rechazó diciendo: “¿Quién te ha nombrado jefe y juez sobre nosotros?28¿Es que quieres matarme a mí como mataste ayer al egipcio? =“29Al oír esto Moisés huyó y vivió como forastero en la tierra de Madián, donde tuvo dos hijos.30«Al cabo de cuarenta años se le apareció un ángel en el desierto del monte Sinaí, sobre la llama de una zarza ardiendo.31Moisés se maravilló al ver la visión, y al acercarse a mirarla, se dejó oír la voz del Señor:32“Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.” Moisés temblaba y no se atrevía a mirar.33El Señor le dijo: “Quítate las sandalias de los pies, pues el lugar donde estás es tierra santa.34Bien vista tengo la opresión de mi pueblo que está en Egipto y he oído sus gemidos y he bajado a librarles. Y ahora ven, que te enviaré a Egipto.”35«A este Moisés, de quien renegaron diciéndole: ¿quién te ha nombrado jefe y juez?, a éste envió Dios como jefe y redentor por mano del ángel que se le apareció en la zarza.36Este les sacó, realizando prodigios y señales en la tierra de Egipto, en el mar Rojo y en el desierto durante cuarenta años.37Este es el Moisés que dijo a los israelitas: Dios os suscitará un profeta como yo de entre vuestros hermanos.38Este es el que, en la asamblea del desierto, estuvo con el ángel que le hablaba en el monte Sinaí, y con nuestros padres; el que recibió palabras de vida para comunicárnoslas;39este es aquel a quien no quisieron obedecer nuestros padres, sino que le rechazaron para volver su corazón hacia Egipto,40y dijeron a Aarón: “Haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque este Moisés que nos sacó de la tierra de Egipto no sabemos qué ha sido de él.”41E hicieron aquellos días un becerro y ofrecieron un sacrificio al ídolo e hicieron una fiesta a las obras de sus manos.42Entonces Dios se apartó de ellos y los entregó al culto del ejército del cielo, como está escrito en el libro de los Profetas: ¿Es que me ofrecisteis víctimas y sacrificios durante cuarenta años en el desierto, casa de Israel?43Os llevasteis la tienda de Moloc y la estrella del dios Refán, las imágenes que hicisteis para adorarlas; pues yo os llevaré más allá de Babilonia.44«Nuestros padres tenían en el desierto la Tienda del Testimonio, como mandó el que dijo a Moisés que la hiciera según el modelo que había visto.45Nuestros padres que les sucedieron la recibieron y la introdujeron bajo el mando de Josué en el país ocupado por los gentiles, a los que Dios expulsó delante de nuestros padres, hasta los días de David,46que halló gracia ante Dios y pidió encontrar una Morada para la casa de Jacob.47Pero fue Salomón el que le edificó Casa,48aunque el Altísimo no habita en casas hechas por mano de hombre como dice el profeta:49El cielo es mi trono y la tierra el escabel de mis pies. Dice el Señor: ¿Qué Casa me edificaréis? O ¿cuál será el lugar de mi descanso?50¿Es que no ha hecho mi mano todas estas cosas?51«¡Duros de cerviz, incircuncisos de corazón y de oídos! ¡Vosotros siempre resistís al Espíritu Santo! ¡Como vuestros padres, así vosotros!52¿A qué profeta no persiguieron vuestros padres? Ellos mataron a los que anunciaban de antemano la venida del Justo, de aquel a quien vosotros ahora habéis traicionado y asesinado;53vosotros que recibisteis la Ley por mediación de ángeles y no la habéis guardado».54Al oír esto, sus corazones se consumían de rabia y rechinaban sus dientes contra él.55Pero él, lleno del Espíritu Santo, miró fijamente al cielo y vio la gloria de Dios y a Jesús que estaba en pie a la diestra de Dios;56y dijo: «Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre que está en pie a la diestra de Dios».57Entonces, gritando fuertemente, se taparon sus oídos y se precipitaron todos a una sobre él;58le echaron fuera de la ciudad y empezaron a apedrearle. Los testigos pusieron sus vestidos a los pies de un joven llamado Saulo.59Mientras le apedreaban, Esteban hacía esta invocación: «Señor Jesús, recibe mi espíritu».60Después dobló las rodillas y dijo con fuerte voz: «Señor, no les tengas en cuenta este pecado». Y diciendo esto, se durmió.