Scrutatio

Giovedi, 25 aprile 2024 - San Marco ( Letture di oggi)

Hechos de los Apóstoles 10


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1Había en Cesarea un hombre, llamado Cornelio, centurión de la cohorte Itálica,2piadoso y temeroso de Dios, como toda su familia, daba muchas limosnas al pueblo y continuamente oraba a Dios.3Vio claramente en visión, hacia la hora nona del día, que el Angel de Dios entraba en su casa y le decía: «Cornelio».4El le miró fijamente y lleno de espanto dijo: «¿Qué pasa, señor?» Le respondió: «Tus oraciones y tus limosnas han subido como memorial ante la presencia de Dios.5Ahora envía hombres a Joppe y haz venir a un tal Simón, a quien llaman Pedro.6Este se hospeda en casa de un tal Simón, curtidor, que tiene la casa junto al mar».7Apenas se fue el ángel que le hablaba, llamó a dos criados y a un soldado piadoso, de entre sus asistentes,8les contó todo y los envió a Joppe.9Al día siguiente, mientras ellos iban de camino y se acercaban a la ciudad, subió Pedro al terrado, sobre la hora sexta, para hacer oración.10Sintió hambre y quiso comer. Mientras se lo preparaban le sobrevino un éxtasis,11y vio los cielos abiertos y que bajaba hacia la tierra una cosa así como un gran lienzo, atado por las cuatro puntas.12Dentro de él había toda suerte de cuadrúpedos, reptiles de la tierra y aves del cielo.13Y una voz le dijo: «Levántate, Pedro, sacrifica y come».14Pedro contestó: «De ninguna manera, Señor; jamás he comido nada profano e impuro».15La voz le dijo por segunda vez: «Lo que Dios ha purificado no lo llames tú profano».16Esto se repitió tres veces, e inmediatamente la cosa aquella fue elevada hacia el cielo.17Estaba Pedro perplejo pensando qué podría significar la visión que había visto, cuando los hombres enviados por Cornelio, después de preguntar por la casa de Simón, se presentaron en la puerta;18llamaron y preguntaron si se hospedaba allí Simón, llamado Pedro.19Estando Pedro pensando en la visión, le dijo el Espíritu: «Ahí tienes unos hombres que te buscan.20Baja, pues, al momento y vete con ellos sin vacilar, pues yo los he enviado».21Pedro bajó donde ellos y les dijo: «Yo soy el que buscáis; ¿por qué motivo habéis venido?»22Ellos respondieron: «El centurión Cornelio, hombre justo y temeroso de Dios, reconocido como tal por el testimonio de toda la nación judía, ha recibido de un ángel santo el aviso de hacerte venir a su casa y de escuchar lo que tú digas».23Entonces les invitó a entrar y les dio hospedaje. Al día siguiente se levantó y se fue con ellos; le acompañaron algunos hermanos de Joppe.24Al siguiente día entró en Cesarea. Cornelio los estaba esperando. Había reunido a sus parientes y a los amigos íntimos.25Cuando Pedro entraba salió Cornelio a su encuentro y cayó postrado a sus pies.26Pedro le levantó diciéndole: «Levántate, que también yo soy un hombre».27Y conversando con él entró y encontró a muchos reunidos.28Y les dijo: «Vosotros sabéis que no le está permitido a un judío juntarse con un extranjero ni entrar en su casa; pero a mí me ha mostrado Dios que no hay que llamar profano o impuro a ningún hombre.29Por eso al ser llamado he venido sin dudar. Os pregunto, pues, por qué motivo me habéis enviado a llamar».30Cornelio contestó: «Hace cuatro días, a esta misma hora, estaba yo haciendo la oración de nona en mi casa, y de pronto se presentó delante de mí un varón con vestidos resplandecientes,31y me dijo: “Cornelio, tu oración ha sido oída y se han recordado tus limosnas ante Dios;32envía, pues, a Joppe y haz llamar a Simón, llamado Pedro, que se hospeda en casa de Simón el curtidor, junto al mar.”33Al instante mandé enviados donde ti, y tú has hecho bien en venir. Ahora, pues, todos nosotros, en la presencia de Dios, estamos dispuestos para escuchar todo lo que te ha sido ordenado por el Señor».34Entonces Pedro tomó la palabra y dijo: «Verdaderamente comprendo que Dios no hace acepción de personas,35sino que en cualquier nación el que le teme y practica la justicia le es grato.36«El ha enviado su Palabra a los hijos de Israel, anunciándoles la Buena Nueva de la paz por medio de Jesucristo que es el Señor de todos.37Vosotros sabéis lo sucedido en toda Judea, comenzando por Galilea, después que Juan predicó el bautismo;38cómo Dios a Jesús de Nazaret le ungió con el Espíritu Santo y con poder, y cómo él pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el Diablo, porque Dios estaba con él;39y nosotros somos testigos de todo lo que hizo en la región de los judíos y en Jerusalén; a quien llegaron a matar colgándole de un madero;40a éste, Dios le resucitó al tercer día y le concedió la gracia de aparecerse,41no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había escogido de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de entre los muertos.42Y nos mandó que predicásemos al Pueblo, y que diésemos testimonio de que él está constituido por Dios juez de vivos y muertos.43De éste todos los profetas dan testimonio de que todo el que cree en él alcanza, por su nombre, el perdón de los pecados».44Estaba Pedro diciendo estas cosas cuando el Espíritu Santo cayó sobre todos los que escuchaban la Palabra.45Y los fieles circuncisos que habían venido con Pedro quedaron atónitos al ver que el don del Espíritu Santo había sido derramado también sobre los gentiles,46pues les oían hablar en lenguas y glorificar a Dios. Entonces Pedro dijo:47«¿Acaso puede alguno negar el agua del bautismo a éstos que han recibido el Espíritu Santo como nosotros?»48Y mandó que fueran bautizados en el nombre de Jesucristo. Entonces le pidieron que se quedase algunos días.