Scrutatio

Lunedi, 6 maggio 2024 - San Pietro Nolasco ( Letture di oggi)

Hechos de los Apóstoles 12


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BIBLIAEL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
1 Por aquel tiempo el rey Herodes echó mano a algunos de la Iglesia para maltratarlos.1 Por aquel entonces, el rey Herodes hizo arrestar a algunos miembros de la Iglesia para maltratarlos.
2 Hizo morir por la espada a Santiago, el hermano de Juan.2 Mandó ejecutar a Santiago, hermano de Juan,
3 Al ver que esto les gustaba a los judíos, llegó también a prender a Pedro. Eran los días de los Azimos.3 y al ver que esto agradaba a los judíos, también hizo arrestar a Pedro. Eran los días de «los panes Acimos».
4 Le apresó, pues, le encarceló y le confió a cuatro escuadras de cuatro soldados para que le custodiasen, con la intención de presentarle delante del pueblo después de la Pascua.4 Después de arrestarlo, lo hizo encarcelar, poniéndolo bajo la custodia de cuatro relevos de guardia, de cuatro soldados cada uno. Su intención era hacerlo comparecer ante el pueblo después de la Pascua.
5 Así pues, Pedro estaba custodiado en la cárcel, mientras la Iglesia oraba insistentemente por él a Dios.5 Mientras Pedro estaba bajo custodia en la prisión, la Iglesia no cesaba de orar a Dios por él.
6 Cuando ya Herodes le iba a presentar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, atado con dos cadenas; también había ante la puerta unos centinelas custodiando la cárcel.6 La noche anterior al día en que Herodes pensaba hacerlo comparecer, Pedro dormía entre los soldados, atado con dos cadenas, y los otros centinelas vigilaban la puerta de la prisión.
7 De pronto se presentó el Angel del Señor y la celda se llenó de luz. Le dio el ángel a Pedro en el costado, le despertó y le dijo: «Levántate aprisa». Y cayeron las cadenas de sus manos.7 De pronto, apareció el Angel del Señor y una luz resplandeció en el calabozo. El Angel sacudió a Pedro y lo hizo levantar, diciéndole: «¡Levántate rápido!». Entonces las cadenas se le cayeron de las manos.
8 Le dijo el ángel: «Cíñete y cálzate las sandalias». Así lo hizo. Añadió: «Ponte el manto y sígueme».8 El Angel le dijo: «Tienes que ponerte el cinturón y las sandalias» y Pedro lo hizo. Después de dijo: «Cúbrete con el manto y sígueme».
9 Y salió siguiéndole. No acababa de darse cuenta de que era verdad cuanto hacía el ángel, sino que se figuraba ver una visión.9 Pedro salió y lo seguía; no se daba cuenta de que era cierto lo que estaba sucediendo por intervención del Angel, sino que creía tener una visión.
10 Pasaron la primera y segunda guardia y llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad. Esta se les abrió por sí misma. Salieron y anduvieron hasta el final de una calle. Y de pronto el ángel le dejó.10 Pasaron así el primero y el segundo puesto de guardia, y llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad. La puerta se abrió sola delante de ellos. Salieron y anduvieron hasta el extremo de una calle, y en seguida el Angel se alejó de él.
11 Pedro volvió en sí y dijo: «Ahora me doy cuenta realmente de que el Señor ha enviado su ángel y me ha arrancado de las manos de Herodes y de todo lo que esperaba el pueblo de los judíos».11 Pedro, volviendo en sí, dijo: «Ahora sé que realmente el Señor envió a su Angel y me libró de las manos de Herodes y de todo cuanto esperaba el pueblo judío».
12 Consciente de su situación, marchó a casa de María, madre de Juan, por sobrenombre Marcos, donde se hallaban muchos reunidos en oración.12 Y al advertir lo que le había sucedido, se dirigió a la casa de María, la madre de Juan, llamado Marcos, donde un grupo numeroso se hallaba reunido en oración.
13 Llamó él a la puerta y salió a abrirle una sirvienta llamada Rode;13 Cuando golpeó a la puerta de calle, acudió una sirvienta llamada Rosa;
14 quien, al reconocer la voz de Pedro, de pura alegría no abrió la puerta, sino que entró corriendo a anunciar que Pedro estaba a la puerta.14 esta, al reconocer su voz, se alegró tanto, que en lugar de abrir, entró corriendo a anunciar que Pedro estaba en la puerta.
15 Ellos le dijeron: «Estás loca». Pero ella continuaba afirmando que era verdad. Entonces ellos dijeron: «Será su ángel».15 «Estás loca», le respondieron. Pero ella insistía que era verdad. Ellos le dijeron: «Será su ángel».
16 Pedro entretanto seguía llamando. Al abrirle, le vieron, y quedaron atónitos.16 Mientras tanto, Pedro seguía llamando. Cuando abrieron y vieron que era él, no salían de su asombro.
17 El les hizo señas con la mano para que callasen y les contó cómo el Señor le había sacado de la prisión. Y añadió: «Comunicad esto a Santiago y a los hermanos». Salió y marchó a otro lugar.17 Pedro le hizo señas con la mano para que se callaran, y les relató cómo el Señor lo había sacado de la cárcel, añadiendo: «Hagan saber esto a Santiago y a los hermanos». Y saliendo de allí, se fue a otro lugar.
18 Cuando vino el día hubo un alboroto no pequeño entre los soldados, sobre qué habría sido de Pedro.18 Cuando amaneció, se produjo un gran alboroto entre los soldados, porque no podían explicarse qué había pasado con Pedro.
19 Herodes le hizo buscar y al no encontrarle, procesó a los guardias y mandó ejecutarlos. Después bajó de Judea a Cesarea y se quedó allí.19 Herodes lo hizo buscar, pero como no lo encontraron, después de haber interrogado a los guardias, dio orden de ejecutarlos. Luego descendió de Judea a Cesarea, y permaneció allí.
20 Estaba Herodes fuertemente irritado con los de Tiro y Sidón. Estos, de común acuerdo, se le presentaron y habiéndose ganado a Blasto, camarlengo del rey, solicitaban hacer las paces, pues su país se abastecía del país del rey.20 Herodes estaba en grave conflicto con los habitantes de Tiro y Sidón. Estos se pusieron de acuerdo para ir a verlo, y después de haberse conquistado a Blasto, el camarero del rey, solicitaron la reconciliación, ya que importaban sus víveres del territorio del rey.
21 El día señalado, Herodes, regiamente vestido y sentado en la tribuna, les arengaba.21 El día fijado, Herodes se sentó en su trono con la vestidura real y les dirigió la palabra.
22 Entonces el pueblo se puso a aclamarle: «¡Es un dios el que habla, no un hombre!»22 El pueblo comenzó a gritar: «¡Es un dios el que habla, no un hombre!».
23 Pero inmediatamente le hirió el Angel del Señor porque no había dado la gloria a Dios; y convertido en pasto de gusanos, expiró.23 Pero en ese mismo instante, el Angel del Señor lo hirió, por no haber dado gloria a Dios, y Herodes murió carcomido por los gusanos.
24 Entretanto la Palabra de Dios crecía y se multiplicaba.24 Mientras tanto, la Palabra de Dios se difundía incesantemente.
25 Bernabé y Saulo volvieron, una vez cumplido su ministerio en Jerusalén, trayéndose consigo a Juan, por sobrenombre Marcos.25 Bernabé y Saulo, una vez cumplida su misión, volvieron de Jerusalén a Antioquía, llevando consigo a Juan, llamado Marcos.