Scrutatio

Lunedi, 29 aprile 2024 - Santa Caterina da Siena ( Letture di oggi)

Mateo 18


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BIBLIAEL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
1 En aquel momento se acercaron a Jesús los discípulos y le dijeron: «¿Quién es, pues, el mayor en el Reino de los Cielos?»1 En aquel momento los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: «¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?».
2 El llamó a un niño, le puso en medio de ellos2 Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos
3 y dijo: «Yo os aseguro: si no cambiáis y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos.3 y dijo: «Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos.
4 Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ése es el mayor en el Reino de los Cielos.4 Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos.
5 «Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe.5 El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí mismo.
6 Pero al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos, y le hundan en lo profundo del mar.6 Pero si alguien escandaliza a uno de estos pequeños que creen en mí, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo hundieran en el fondo del mar.
7 ¡Ay del mundo por los escándalos! Es forzoso, ciertamente, que vengan escándalos, pero ¡ay de aquel hombre por quien el escándalo viene!7 ¡Ay del mundo a causa de los escándalos! Es inevitable que existan pero ¡ay de aquel que los causa!
8 «Si, pues, tu mano o tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo y arrójalo de ti; más te vale entrar en la Vida manco o cojo que, con las dos manos o los dos pies, ser arrojado en el fuego eterno.8 Si tu mano o tu pie son para ti ocasión de pecado, córtalos y arrójalos lejos de ti, porque más te vale entrar en la Vida manco o lisiado, que ser arrojado con tus dos manos o tus pies en el fuego eterno.
9 Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te vale entrar en la Vida con un solo ojo que, con los dos ojos, ser arrojado a la gehenna del fuego.9 Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo y tíralo lejos, porque más te vale entrar con un solo ojo en la Vida, que ser arrojado con tus dos ojos en la Gehena del fuego.
10 «Guardaos de menospreciar a uno de estos pequeños; porque yo os digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos.10 Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial.
11 [Porque el Hijo del Hombre ha venido a salvar lo que estaba perdido].
12 ¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le descarría una de ellas, ¿no dejará en los montes las noventa y nueve, para ir en busca de la descarriada?12 ¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y una de ellas se pierde, ¿no deja las noventa y nueve restantes en la montaña, para ir a buscar la que se extravió?
13 Y si llega a encontrarla, os digo de verdad que tiene más alegría por ella que por las 99 no descarriadas.13 Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella que por las noventa y nueve que no se extraviaron.
14 De la misma manera, no es voluntad de vuestro Padre celestial que se pierda uno solo de estos pequeños.14 De la misma manera, el Padre que está en el cielo no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños.
15 «Si tu hermano llega a pecar, vete y repréndele, a solas tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano.15 Si tu hermano peca, ve y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano.
16 Si no te escucha, toma todavía contigo uno o dos, para que todo asunto quede zanjado por la palabra de dos o tres testigos.16 Si no te escucha, busca una o dos personas más, para que el asunto se decida por la declaración de dos o tres testigos.
17 Si les desoye a ellos, díselo a la comunidad. Y si hasta a la comunidad desoye, sea para ti como el gentil y el publicano.17 Si se niega a hacerles caso, dilo a la comunidad. Y si tampoco quiere escuchar a la comunidad, considéralo como pagano o republicano.
18 «Yo os aseguro: todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo.18 Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo.
19 «Os aseguro también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en los cielos.19 También les aseguro que si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo, mi Padre que está en el cielo se lo concederá.
20 Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».20 Porque donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos».
21 Pedro se acercó entonces y le dijo: «Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?»21 Entonces se adelantó Pedro y le dijo: «Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?».
22 Dícele Jesús: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete».22 Jesús le respondió: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
23 «Por eso el Reino de los Cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos.23 Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores.
24 Al empezar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía 10.000 talentos.24 Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos.
25 Como no tenía con qué pagar, ordenó el señor que fuese vendido él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía, y que se le pagase.25 Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda.
26 Entonces el siervo se echó a sus pies, y postrado le decía: “Ten paciencia conmigo, que todo te lo pagaré.”26 El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: "Señor, dame un plazo y te pagaré todo".
27 Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó en libertad y le perdonó la deuda.27 El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda.
28 Al salir de allí aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros, que le debía cien denarios; le agarró y, ahogándole, le decía: “Paga lo que debes.”28 Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: "Págame lo que me debes".
29 Su compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba: “Ten paciencia conmigo, que ya te pagaré.”29 El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: "Dame un plazo y te pagaré la deuda".
30 Pero él no quiso, sino que fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase lo que debía.30 Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
31 Al ver sus compañeros lo ocurrido, se entristecieron mucho, y fueron a contar a su señor todo lo sucedido.31 Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor.
32 Su señor entonces le mandó llamar y le dijo: “Siervo malvado, yo te perdoné a ti toda aquella deuda porque me lo suplicaste.32 Este lo mandó llamar y le dijo: "¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda.
33 ¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti?”33 ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de ti?".
34 Y encolerizado su señor, le entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía.34 E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía.
35 Esto mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de corazón cada uno a vuestro hermano».35 Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos».