Scrutatio

Giovedi, 25 aprile 2024 - San Marco ( Letture di oggi)

1 Corintios 11


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1Sed mis imitadores, como lo soy de Cristo.2Os alabo porque en todas las cosas os acordáis de mí y conserváis las tradiciones tal como os las he transmitido.3Sin embargo, quiero que sepáis que la cabeza de todo hombre es Cristo; y la cabeza de la mujer es el hombre; y la cabeza de Cristo es Dios.4Todo hombre que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta a su cabeza.5Y toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta a su cabeza; es como si estuviera rapada.6Por tanto, si una mujer no se cubre la cabeza, que se corte el pelo. Y si es afrentoso para una mujer cortarse el pelo o raparse, ¡que se cubra!7El hombre no debe cubrirse la cabeza, pues es imagen y reflejo de Dios; pero la mujer es reflejo del hombre.8En efecto, no procede el hombre de la mujer, sino la mujer del hombre.9Ni fue creado el hombre por razón de la mujer, sino la mujer por razón del hombre.10He ahí por qué debe llevar la mujer sobre la cabeza una señal de sujeción por razón de los ángeles.11Por lo demás, ni la mujer sin el hombre, ni el hombre sin la mujer, en el Señor.12Porque si la mujer procede del hombre, el hombre, a su vez, nace mediante la mujer. Y todo proviene de Dios.13Juzgad por vosotros mismos. ¿Está bien que la mujer ore a Dios con la cabeza descubierta?14¿No os enseña la misma naturaleza que es una afrenta para el hombre la cabellera,15mientras es una gloria para la mujer la cabellera? En efecto, la cabellera le ha sido dada a modo de velo.16De todos modos, si alguien quiere discutir, no es ésa nuestra costumbre ni la de las Iglesias de Dios.17Y al dar estas disposiciones, no os alabo, porque vuestras reuniones son más para mal que para bien.18Pues, ante todo, oigo que, al reuniros en la asamblea, hay entre vosotros divisiones, y lo creo en parte.19Desde luego, tiene que haber entre vosotros también disensiones, para que se ponga de manifiesto quiénes son de probada virtud entre vosotros.20Cuando os reunís, pues, en común, eso ya no es comer la Cena del Señor;21porque cada uno come primero su propia cena, y mientras uno pasa hambre, otro se embriaga.22¿No tenéis casas para comer y beber? ¿O es que despreciáis a la Iglesia de Dios y avergonzáis a los que no tienen? ¿Qué voy a deciros? ¿Alabaros? ¡En eso no los alabo!23Porque yo recibí del Señor lo que os he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan,24y después de dar gracias, lo partió y dijo: «Este es mi cuerpo que se da por vosotros; haced esto en recuerdo mío».25Asimismo también la copa después de cenar diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre. Cuantas veces la bibiereis, hacedlo en recuerdo mío».26Pues cada vez que coméis este pan y bebéis esta copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta que venga.27Por tanto, quien coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor.28Examínese, pues, cada cual, y coma así el pan y beba de la copa.29Pues quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propio castigo.30Por eso hay entre vosotros muchos enfermos y muchos débiles, y mueren no pocos.31Si nos juzgásemos a nosotros mismos, no seríamos castigados.32Mas, al ser castigados, somos corregidos por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo.33Así pues, hermanos míos, cuando os reunáis para la Cena, esperaos los unos a los otros.34Si alguno tiene hambre, que coma en su casa, a fin de que no os reunáis para castigo vuestro. Lo demás lo dispondré cuando vaya.