Scrutatio

Sabato, 4 maggio 2024 - San Ciriaco ( Letture di oggi)

Mateo 27


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BIBLIAEL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
1 Llegada la mañana, todos los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo celebraron consejo contra Jesús para darle muerte.1 Cuando amaneció, todos los sumos sacerdotes y ancianos del pueblo deliberaron sobre la manera de hacer ejecutar a Jesús.
2 Y después de atarle, le llevaron y le entregaron al procurador Pilato.2 Después de haberlo atado, lo llevaron ante Pilato, el gobernador, y se lo entregaron.
3 Entonces Judas, el que le entregó, viendo que había sido condenado, fue acosado por el remordimiento, y devolvió las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y a los ancianos,3 Judas, el que lo entregó, viendo que Jesús había sido condenado, lleno de remordimiento, devolvió las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y a los ancianos,
4 diciendo: «Pequé entregando sangre inocente». Ellos dijeron: «A nosotros, ¿qué? Tú verás».4 diciendo: «He pecado, entregando sangre inocente». Ellos respondieron: «¿Qué nos importa? Es asunto tuyo».
5 El tiró las monedas en el Santuario; después se retiró y fue y se ahorcó.5 Entonces él, arrojando las monedas en el Templo, salió y se ahorcó.
6 Los sumos sacerdotes recogieron las monedas y dijeron: «No es lícito echarlas en el tesoro de las ofrendas, porque son precio de sangre».6 Los sumos sacerdotes, juntando el dinero, dijeron: «No está permitido ponerlo en el tesoro, porque es precio de sangre».
7 Y después de deliberar, compraron con ellas el Campo del Alfarero como lugar de sepultura para los forasteros.7 Después de deliberar, compraron con él un campo, llamado «del alfarero», para sepultar a los extranjeros.
8 Por esta razón ese campo se llamó «Campo de Sangre», hasta hoy.8 Por esta razón se lo llama hasta el día de hoy «Campo de sangre».
9 Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: «Y tomaron las treinta monedas de plata, cantidad en que fue apreciado aquel a quien pusieron precio algunos hijos de Israel,9 Así se cumplió lo anunciado por el profeta Jeremías: Y ellos recogieron las treinta monedas de plata, cantidad en que fue tasado aquel a quien pusieron precio los israelitas.
10 y las dieron por el Campo del Alfarero, según lo que me ordenó el Señor».10 Con el dinero se compró el «Campo del alfarero», como el Señor me lo había ordenado.
11 Jesús compareció ante el procurador, y el procurador le preguntó: «¿Eres tú el Rey de los judíos?» Respondió Jesús: «Sí, tú lo dices».11 Jesús compareció ante el gobernador, y este le preguntó: «¿Tú eres el rey de los judíos?». El respondió: «Tú lo dices».
12 Y, mientras los sumos sacerdotes y los ancianos le acusaban, no respondió nada.12 Al ser acusado por los sumos sacerdotes y los ancianos, no respondió nada.
13 Entonces le dice Pilato: «¿No oyes de cuántas cosas te acusan?»13 Pilato le dijo: «¿No oyes todo lo que declaran contra ti?».
14 Pero él a nada respondió, de suerte que el procurador estaba muy sorprendido.14 Jesús no respondió a ninguna de sus preguntas, y esto dejó muy admirado al gobernador.
15 Cada Fiesta, el procurador solía conceder al pueblo la libertad de un preso, el que quisieran.15 En cada Fiesta, el gobernador acostumbraba a poner en libertad a un preso, a elección del pueblo.
16 Tenían a la sazón un preso famoso, llamado Barrabás.16 Había entonces uno famoso, llamado Barrabás.
17 Y cuando ellos estaban reunidos, les dijo Pilato: «¿A quién queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús, el llamado Cristo?»,17 Pilato preguntó al pueblo que estaba reunido: «¿A quién quieren que ponga en libertad, a Barrabás o a Jesús, llamado el Mesías?».
18 pues sabía que le habían entregado por envidia.18 El sabía bien que lo habían entregado por envidia.
19 Mientras él estaba sentado en el tribunal, le mandó a decir su mujer: «No te metas con ese justo, porque hoy he sufrido mucho en sueños por su causa».19 Mientras estaba sentado en el tribunal, su mujer le mandó decir: «No te mezcles en el asunto de ese justo, porque hoy, por su causa, tuve un sueño que me hizo sufrir mucho».
20 Pero los sumos sacerdotes y los ancianos lograron persuadir a la gente que pidiese la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús.20 Mientras tanto, los sumos sacerdotes y los ancianos convencieron a la multitud que pidiera la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús.
21 Y cuando el procurador les dijo: «¿A cuál de los dos queréis que os suelte?», respondieron: «¡A Barrabás!»21 Tomando de nuevo la palabra, el gobernador les preguntó: «¿A cuál de los dos quieren que ponga en libertad?». Ellos respondieron: «A Barrabás».
22 Díceles Pilato: «Y ¿qué voy a hacer con Jesús, el llamado Cristo?» Y todos a una: «¡Sea crucificado!» -22 Pilato continuó: «¿Y qué haré con Jesús, llamado el Mesías?». Todos respondieron: «¡Que sea crucificado!».
23 «Pero ¿qué mal ha hecho?», preguntó Pilato. Mas ellos seguían gritando con más fuerza: «¡Sea crucificado!»23 El insistió: «¿Qué mal ha hecho?». Pero ellos gritaban cada vez más fuerte: «¡Que sea crucificado!».
24 Entonces Pilato, viendo que nada adelantaba, sino que más bien se promovía tumulto, tomó agua y se lavó las manos delante de la gente diciendo: «Inocente soy de la sangre de este justo. Vosotros veréis».24 Al ver que no se llegaba a nada, sino que aumentaba el tumulto, Pilato hizo traer agua y se lavó las manos delante de la multitud, diciendo: «Yo soy inocente de esta sangre. Es asunto de ustedes».
25 Y todo el pueblo respondió: «¡Su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos!»25 Y todo el pueblo respondió: «Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos».
26 Entonces, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarle, se lo entregó para que fuera crucificado.26 Entonces, Pilato puso en libertad a Barrabás; y a Jesús, después de haberlo hecho azotar, lo entregó para que fuera crucificado.
27 Entonces los soldados del procurador llevaron consigo a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la cohorte.27 Los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio y reunieron a toda la guardia alrededor de él.
28 Le desnudaron y le echaron encima un manto de púrpura;28 Entonces lo desvistieron y le pusieron un manto rojo.
29 y, trenzando una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y en su mano derecha una caña; y doblando la rodilla delante de él, le hacían burla diciendo: «¡Salve, Rey de los judíos!»;29 Luego tejieron una corona de espinas y la colocaron sobre su cabeza, pusieron una caña en su mano derecha y, doblando la rodilla delante de él, se burlaban, diciendo: «Salud, rey de los judíos».
30 y después de escupirle, cogieron la caña y le golpeaban en la cabeza.30 Y escupiéndolo, le quitaron la caña y con ella le golpeaban la cabeza.
31 Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y le llevaron a crucificarle.31 Después de haberse burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron de nuevo sus vestiduras y lo llevaron a crucificar.
32 Al salir, encontraron a un hombre de Cirene llamado Simón, y le obligaron a llevar su cruz.32 Al salir, se encontraron con un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo obligaron a llevar la cruz.
33 Llegados a un lugar llamado Gólgota, esto es, «Calvario»,33 Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota, que significa «lugar del Cráneo»,
34 le dieron a beber vino mezclado con hiel; pero él, después de probarlo, no quiso beberlo.34 le dieron de beber vino con hiel. El lo probó, pero no quiso tomarlo.
35 Una vez que le crucificaron, se repartieron sus vestidos, echando a suertes.35 Después de crucificarlo, los soldados sortearon sus vestiduras y se las repartieron;
36 Y se quedaron sentados allí para custodiarle.36 y sentándose allí, se quedaron para custodiarlo.
37 Sobre su cabeza pusieron, por escrito, la causa de su condena: «Este es Jesús, el Rey de los judíos».37 Colocaron sobre su cabeza una inscripción con el motivo de su condena: «Este es Jesús, el rey de los judíos».
38 Y al mismo tiempo que a él crucifican a dos salteadores, uno a la derecha y otro a la izquierda.38 Al mismo tiempo, fueron crucificados con él dos ladrones, uno a su derecha y el otro a su izquierda.
39 Los que pasaban por allí le insultaban, meneando la cabeza y diciendo:39 Los que pasaban, lo insultaban y, moviendo la cabeza,
40 «Tú que destruyes el Santuario y en tres días lo levantas, ¡sálvate a ti mismo, si eres Hijo de Dios, y baja de la cruz!»40 decían: «Tú, que destruyes el Templo y en tres días lo vuelves a edificar, ¡sálvate a ti mismo, si eres Hijo de Dios, y baja de la cruz!».
41 Igualmente los sumos sacerdotes junto con los escribas y los ancianos se burlaban de él diciendo:41 De la misma manera, los sumos sacerdotes, junto con los escribas y los ancianos, se burlaban, diciendo:
42 «A otros salvó y a sí mismo no puede salvarse. Rey de Israel es: que baje ahora de la cruz, y creeremos en él.42 «¡Ha salvado a otros y no puede salvarse a sí mismo! Es rey de Israel: que baje ahora de la cruz y creeremos en él.
43 Ha puesto su confianza en Dios; que le salve ahora, si es que de verdad le quiere; ya que dijo: “Soy Hijo de Dios.”»43 Ha confiado en Dios; que él lo libre ahora si lo ama, ya que él dijo: «Yo soy Hijo de Dios».
44 De la misma manera le injuriaban también los salteadores crucificados con él.44 También lo insultaban los ladrones crucificados con él.
45 Desde la hora sexta hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona.45 Desde el mediodía hasta las tres de la tarde, las tinieblas cubrieron toda la región.
46 Y alrededor de la hora nona clamó Jesús con fuerte voz: «¡Elí, Elí! ¿lemá sabactaní?», esto es: «¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?»46 Hacia las tres de la tarde, Jesús exclamó en alta voz: «Elí, Elí, lemá sabactani», que significa: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?».
47 Al oírlo algunos de los que estaban allí decían: «A Elías llama éste».47 Algunos de los que se encontraban allí, al oírlo, dijeron: «Está llamando a Elías».
48 Y enseguida uno de ellos fue corriendo a tomar una esponja, la empapó en vinagre y, sujetándola a una caña, le ofrecía de beber.48 En seguida, uno de ellos corrió a tomar una esponja, la empapó en vinagre y, poniéndola en la punta de una caña, le dio de beber.
49 Pero los otros dijeron: «Deja, vamos a ver si viene Elías a salvarle».49 Pero los otros le decían: «Espera, veamos si Elías viene a salvarlo».
50 Pero Jesús, dando de nuevo un fuerte grito, exhaló el espíritu.50 Entonces Jesús, clamando otra vez con voz potente, entregó su espíritu.
51 En esto, el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo; tembló la tierra y las rocas se hendieron.51 Inmediatamente, el velo del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo, la tierra tembló, las rocas se partieron
52 Se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos difuntos resucitaron.52 y las tumbas se abrieron. Muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron
53 Y, saliendo de los sepulcros después de la resurrección de él, entraron en la Ciudad Santa y se aparecieron a muchos.53 y, saliendo de las tumbas después que Jesús resucitó, entraron en la Ciudad santa y se aparecieron a mucha gente.
54 Por su parte, el centurión y los que con él estaban guardando a Jesús, al ver el terremoto y lo que pasaba, se llenaron de miedo y dijeron: «Verdaderamente éste era Hijo de Dios».54 El centurión y los hombres que custodiaban a Jesús, al ver el terremoto y todo lo que pasaba, se llenaron de miedo y dijeron: «¡Verdaderamente, este era el Hijo de Dios!».
55 Había allí muchas mujeres mirando desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirle.55 Había allí muchas mujeres que miraban de lejos: eran las mismas que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirlo.
56 Entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.56 Entre ellas estaban María Magdalena, María –la madre de Santiago y de José– y la madre de los hijos de Zebedeo.
57 Al atardecer, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que se había hecho también discípulo de Jesús.57 Al atardecer, llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también se había hecho discípulo de Jesús,
58 Se presentó a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato dio orden de que se le entregase.58 y fue a ver a Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Pilato ordenó que se lo entregaran.
59 José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia59 Entonces José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia
60 y lo puso en su sepulcro nuevo que había hecho excavar en la roca; luego, hizo rodar una gran piedra hasta la entrada del sepulcro y se fue.60 y lo depositó en un sepulcro nuevo que se había hecho cavar en la roca. Después hizo rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro, y se fue.
61 Estaban allí María Magdalena y la otra María, sentadas frente al sepulcro.61 María Magdalena y la otra María estaban sentadas frente al sepulcro.
62 Al otro día, el siguiente a la Preparación, los sumos sacerdotes y los fariseos se reunieron ante Pilato62 A la mañana siguiente, es decir, después del día de la Preparación, los sumos sacerdotes y los fariseos se reunieron y se presentaron ante Pilato,
63 y le dijeron: «Señor, recordamos que ese impostor dijo cuando aún vivía: “A los tres días resucitaré.”63 diciéndole: «Señor, nosotros nos hemos acordado de que ese impostor, cuando aún vivía, dijo: «A los tres días resucitaré».
64 Manda, pues, que quede asegurado el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vengan sus discípulos, lo roben y digan luego al pueblo: “Resucitó de entre los muertos”, y la última impostura sea peor que la primera».64 Ordena que el sepulcro sea custodiado hasta el tercer día, no sea que sus discípulos roben el cuerpo y luego digan al pueblo: ¡Ha resucitado!». Este último engaño sería peor que el primero».
65 Pilato les dijo: «Tenéis una guardia. Id, aseguradlo como sabéis».65 Pilato les respondió: «Ahí tienen la guardia, vayan y aseguren la vigilancia como lo crean conveniente».
66 Ellos fueron y aseguraron el sepulcro, sellando la piedra y poniendo la guardia.66 Ellos fueron y aseguraron la vigilancia del sepulcro, sellando la piedra y dejando allí la guardia.