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Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

Mateo 16


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BIBLIAEL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
1 Se acercaron los fariseos y saduceos y, para ponerle a prueba, le pidieron que les mostrase una señal del cielo.1 Los fariseos y los saduceos se acercaron a él y, para ponerlo a prueba, le pidieron que les hiciera ver un signo del cielo.
2 Mas él les respondió: «Al atardecer decís: “Va a hacer buen tiempo, porque el cielo tiene un rojo de fuego”,2 El les respondió: «Al atardecer, ustedes dicen: «Va a hacer buen tiempo, porque el cielo está rojo como el fuego».
3 y a la mañana: “Hoy habrá tormenta, porque el cielo tiene un rojo sombrío.” ¡Conque sabéis discernir el aspecto del cielo y no podéis discernir las señales de los tiempos!3 Y de madrugada, dicen: «Hoy habrá tormenta, porque el cielo está rojo oscuro». ¡De manera que saben interpretar el aspecto del cielo, pero no los signos de los tiempos!
4 ¡Generación malvada y adúltera! Una señal pide y no se le dará otra señal que la señal de Jonás». Y dejándolos, se fue.4 Esta generación malvada y adúltera reclama un signo, pero no se le dará otro signo que el de Jonás». Y en seguida los dejó y se fue.
5 Los discípulos, al pasar a la otra orilla, se habían olvidado de tomar panes.5 Al pasar a la orilla, los discípulos se olvidaron de llevar pan.
6 Jesús les dijo: «Abrid los ojos y guardaos de la levadura de los fariseos y saduceos».6 Jesús les dijo: «Estén atentos y cuídense de la levadura de los fariseos y de los saduceos».
7 Ellos hablaban entre sí diciendo: «Es que no hemos traído panes».7 Ellos pensaban: «Lo dice porque no hemos traído pan».
8 Mas Jesús, dándose cuenta, dijo: «Hombres de poca fe, ¿por qué estáis hablando entre vosotros de que no tenéis panes?8 Jesús se dio cuenta y les dijo: «Hombres de poca fe, ¿cómo están pensando que no tienen pan?
9 ¿Aún no comprendéis, ni os acordáis de los cinco panes de los 5.000 hombres, y cuántos canastos recogisteis?9 ¿Todavía no comprenden? ¿No se acuerdan de los cinco panes para cinco mil personas y del número de canastas que juntaron?
10 ¿Ni de los siete panes de los 4.000, y cuántas espuertas recogisteis?10 ¿Y tampoco recuerdan lo siete panes para cuatro mil personas, y cuántas canastas recogieron?
11 ¿Cómo no entendéis que no me refería a los panes? Guardaos, sí, de la levadura de los fariseos y saduceos».11 ¿Cómo no comprenden que no me refería al pan? ¡Cuídense de la levadura de los fariseos y de los saduceos!».
12 Entonces comprendieron que no había querido decir que se guardasen de la levadura de los panes, sino de la doctrina de los fariseos y saduceos.12 Entonces entendieron que les había dicho que se cuidaran, no de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos.
13 Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?»13 Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?».
14 Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas».14 Ellos le respondieron: «Unos dicen que es Juan el Bautista; otros Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas».
15 Díceles él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?»15 «Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?».
16 Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo».16 Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo».
17 Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.17 Y Jesús le dijo: «Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo.
18 Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.18 Y yo te digo: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella.
19 A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».19 Yo te dará las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo».
20 Entonces mandó a sus discípulos que no dijesen a nadie que él era el Cristo.20 Entonces ordenó severamente a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.
21 Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que él debía ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, y ser matado y resucitar al tercer día.21 Desde aquel día, Jesús comenzó a anunciar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén, y sufrir mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar al tercer día.
22 Tomándole aparte Pedro, se puso a reprenderle diciendo: «¡Lejos de ti, Señor! ¡De ningún modo te sucederá eso!»22 Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo, diciendo: «Dios no lo permita, Señor, eso no sucederá».
23 Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: «¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Escándalo eres para mí, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres!23 Pero él, dándose vuelta, dijo a Pedro: «¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Tú eres para mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres».
24 Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.24 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: «El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga.
25 Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará.25 Porque él que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará.
26 Pues ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? O ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida?26 ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?
27 «Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta.27 Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras.
28 Yo os aseguro: entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean al Hijo del hombre venir en su Reino».28 Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán antes de ver al Hijo del hombre, cuando venga en su Reino».