Scrutatio

Venerdi, 3 maggio 2024 - Santi Filippo e Giacomo ( Letture di oggi)

Proverbios 8


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BIBLIAEL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
1 ¿No está llamando la Sabiduría?
y la Prudencia, ¿no alza su voz?
1 ¿No está llamando la Sabiduría y no hace oír su voz la Inteligencia?
2 En la cumbre de las colinas que hay sobre el camino,
en los cruces de sendas se detiene;
2 En las cumbres más altas que bordean el camino, apostada en el cruce de los senderos,
3 junto a las puertas, a la salida de la ciudad,
a la entrada de los portales, da sus voces:
3 al lado de las puertas, a la entrada de la ciudad, en los lugares de acceso, ella dice en alta voz:
4 «A vosotros, hombres, os llamo,
para los hijos de hombre es mi voz.
4 «A ustedes, hombres, yo los llamo, y mi voz se dirige a los seres humanos.
5 Entended, simples, la prudencia
y vosotros, necios, sed razonables.
5 Entiendan, incautos, qué es la perspicacia; entiendan, necios, qué es la sensatez.
6 Escuchad: voy a decir cosas importantes
y es recto cuanto sale de mis labios.
6 Escuchen: es muy importante lo que voy a decir, mis labios se abren para expresar lo que es recto.
7 Porque verdad es el susurro de mi boca
y mis labios abominan la maldad.
7 Sí, mi boca profiere la verdad, la maldad es una abominación para mis labios.
8 Justos son todos los dichos de mi boca,
nada hay en ellos astuto ni tortuoso.
8 Todas mis palabras son conformes a la justicia, no hay en ellas nada retorcido o sinuoso;
9 Todos están abiertos para el inteligente
y rectos para los que la ciencia han encontrado.
9 todas son exactas para el que sabe entender y rectas para los que ha hallado la ciencia.
10 Recibid mi instrucción y no la plata,
la ciencia más bien que el oro puro.
10 Adquieran mi instrucción, no la plata, y la ciencia más que el oro acrisolado.
11 Porque mejor es la sabiduría que las piedras preciosas,
ninguna cosa apetecible se le puede igualar.
11 Porque la Sabiduría vale más que las perlas, y nada apetecible se le puede igualar».
12 «Yo, la Sabiduría, habito con la prudencia,
yo he inventado la ciencia de la reflexión.
12 Yo, la Sabiduría, habito con la prudencia y poseo la ciencia de la reflexión.
13 (El temor de Yahveh es odiar el mal.)
La soberbia y la arrogancia y el camino malo
y la boca torcida yo aborrezco.
13 El temor del Señor es detestar el mal: yo detesto la soberbia, el orgullo, la mala conducta y la boca perversa.
14 Míos son el consejo y la habilidad,
yo soy la inteligencia, mía es la fuerza.
14 A mí me pertenecen el consejo y la habilidad, yo soy la inteligencia, mío es el poder.
15 Por mí los reyes reinan
y los magistrados administran la justicia.
15 Por mí reinan los reyes y los soberanos decretan la justicia;
16 Por mí los príncipes gobiernan
y los magnates, todos los jueces justos.
16 por mí gobiernan los príncipes y los nobles juzgan la tierra.
17 Yo amo a los que me aman
y los que me buscan me encontrarán.
17 Yo amo a los que me aman y los que me buscan ardientemente, me encontrarán.
18 Conmigo están la riqueza y la gloria,
la fortuna sólida y la justicia.
18 Conmigo están la riqueza y la gloria, los bienes perdurables y la justicia.
19 Mejor es mi fruto que el oro, que el oro puro,
y mi renta mejor que la plata acrisolada.
19 Mi fruto vale más que el oro, que el oro fino, y rindo más que la plata acrisolada.
20 Yo camino por la senda de la justicia,
por los senderos de la equidad,
20 Yo voy por el sendero de la justicia, en medio de las sendas de la equidad,
21 para repartir hacienda a los que me aman
y así llenar sus arcas».
21 para repartir posesiones a los que me aman y para colmar sus tesoros.
22 «Yahveh me creó, primicia de su camino,
antes que sus obras más antiguas.
22 El Señor me creó como primicia de sus caminos, antes de sus obras, desde siempre.
23 Desde la eternidad fui fundada,
desde el principio, antes que la tierra.
23 Yo fui formada desde la eternidad, desde el comienzo, antes de los orígenes de la tierra.
24 Cuando no existían los abismos fui engendrada,
cuando no había fuentes cargadas de agua.
24 Yo nací cuando no existían los abismos, cuando no había fuentes de aguas caudalosas.
25 Antes que los montes fuesen asentados,
antes que las colinas, fui engendrada.
25 Antes que fueran cimentadas las montañas, antes que las colinas, yo nací,
26 No había hecho aún la tierra ni los campos,
ni el polvo primordial del orbe.
26 cuando él no había hecho aún la tierra ni los espacios ni los primeros elementos del mundo.
27 Cuando asentó los cielos, allí estaba yo,
cuando trazó un círculo sobre la faz del abismo,
27 Cuando él afianzaba el cielo, yo estaba allí; cuando trazaba el horizonte sobre el océano,
28 cuando arriba condensó las nubes,
cuando afianzó las fuentes del abismo,
28 cuando condensaba las nubes en lo alto, cuando infundía poder a las fuentes del océano,
29 cuando al mar dio su precepto
- y las aguas no rebasarán su orilla -
cuando asentó los cimientos de la tierra,
29 cuando fijaba su límite al mar para que las aguas no transgredieran sus bordes, cuando afirmaba los cimientos de la tierra,
30 yo estaba allí, como arquitecto,
y era yo todos los días su delicia,
jugando en su presencia en todo tiempo,
30 yo estaba a su lado como un hijo querido y lo deleitaba día tras día, recreándome delante de él en todo tiempo,
31 jugando por el orbe de su tierra;
y mis delicias están con los hijos de los hombres».
31 recreándome sobre la faz de la tierra, y mi delicia era estar con los hijos de los hombres.
32 «Ahora pues, hijos, escuchadme,
dichosos los que guardan mis caminos.
32 Y ahora, hijos, escúchenme: ¡felices los que observan mis caminos!
33 Escuchad la instrucción y haceos sabios,
no la despreciéis.
33 Escuchen la instrucción y sean sabios: ¡no la descuiden!
34 Dichoso el hombre que me escucha
velando ante mi puerta cada día,
guardando las jambas de mi entrada.
34 ¡Feliz el hombre que me escucha, velando a mis puertas día tras día y vigilando a la entrada de mi casa!
35 Porque el que me halla, ha hallado la vida,
ha logrado el favor de Yahveh.
35 Porque el que me encuentra ha encontrado la vida y ha obtenido el favor del Señor;
36 Pero el que me ofende, hace daño a su alma;
todos los que me odian, aman la muerte».
36 pero el que peca contra mí se hace daño a sí mismo y todos los que me odian, aman la muerte.