Scrutatio

Giovedi, 25 aprile 2024 - San Marco ( Letture di oggi)

Gálatas 3


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1¡Oh insensatos gálatas! ¿Quién os fascinó a vosotros, a cuyos ojos fue presentado Jesucristo crucificado?2Quiero saber de vosotros una sola cosa: ¿recibisteis el Espíritu por las obras de la ley o por la fe en la predicación?3¿Tan insensatos sois? Comenzando por espíritu, ¿termináis ahora en carne?4¿Habéis pasado en vano por tales experiencias? ¡Pues bien en vano sería!5El que os otorga, pues, el Espíritu y obra milagros entre vosotros, ¿lo hace porque observáis la ley o porque tenéis fe en la predicación?6Así Abraham creyó en Dios y le fue reputado como justicia.7Tened, pues, entendido que los que viven de la fe, ésos son los hijos de Abraham.8La Escritura, previendo que Dios justificaría a los gentiles por la fe, anunció con antelación a Abraham esta buena nueva: En ti serán bendecidas todas las naciones.9Así pues, los que viven de la fe son bendecidos con Abraham el creyente.10Porque todos los que viven de las obras de la ley incurren en maldición. Pues dice la Escritura: Maldito todo el que no se mantenga en la práctica de todos los preceptos escritos en el libro de la Ley.11- Y que la ley no justifica a nadie ante Dios es cosa evidente, pues el justo vivirá por la fe;12pero la ley no procede de la fe, sino que quien practique sus preceptos, vivirá por ellos -13Cristo nos rescató de la maldición de la ley, haciéndose él mismo maldición por nosotros, pues dice la Escritura: Maldito todo el que está colgado de un madero,14a fin de que llegara a los gentiles, en Cristo Jesús, la bendición de Abraham, y por la fe recibiéramos el Espíritu de la Promesa.15Hermanos, voy a explicarme al modo humano: aun entre los hombres, nadie anula ni añade nada a un testamento hecho en regla.16Pues bien, las promesas fueron dirigidas a Abraham y a su descendencia. No dice: «y a los descendientes», como si fueran muchos, sino a uno solo, a tu descendencia, es decir, a Cristo.17Y digo yo: Un testamento ya hecho por Dios en debida forma, no puede ser anulado por la ley, que llega 430 años más tarde, de tal modo que la promesa quede anulada.18Pues si la herencia dependiera de la ley, ya no procedería de la promesa, y sin embargo, Dios otorgó a Abraham su favor en forma de promesa.19Entonces, ¿para qué la ley? Fue añadida en razón de las transgresiones hasta que llegase la descendencia, a quien iba destinada la promesa, ley que fue promulgada por los ángeles y con la intervención de un mediador.20Ahora bien, cuando hay uno solo no hay mediador, y Dios es uno solo.21Según eso, ¿la ley se opone a las promesas de Dios? ¡De ningún modo! Si de hecho se nos hubiera otorgado una ley capaz de vivificar, en ese caso la justicia vendría realmente de la ley.22Pero, de hecho, la Escritura encerró todo bajo el pecado, a fin de que la Promesa fuera otorgada a los creyentes mediante la fe en Jesucristo.23Y así, antes de que llegara la fe, estábamos encerrados bajo la vigilancia de la ley, en espera de la fe que debía manifestarse.24De manera que la ley ha sido nuestro pedagogo hasta Cristo, para ser justificados por la fe.25Mas, una vez llegada la fe, ya no estamos bajo el pedagogo.26Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.27En efecto, todos los bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo:28ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.29Y si sois de Cristo, ya sois descendencia de Abraham, herederos según la Promesa.