Scrutatio

Sabato, 4 maggio 2024 - San Ciriaco ( Letture di oggi)

Gálatas 3


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BIBLIAEL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
1 ¡Oh insensatos gálatas! ¿Quién os fascinó a vosotros, a cuyos ojos fue presentado Jesucristo crucificado?1 Gálatas insensatos, ¿quién los ha seducido a ustedes, ante quienes fue presentada la imagen de Jesucristo crucificado?
2 Quiero saber de vosotros una sola cosa: ¿recibisteis el Espíritu por las obras de la ley o por la fe en la predicación?2 Una sola cosa quiero saber: ¿ustedes recibieron el Espíritu por las obras de la Ley o por haber creído en la predicación?
3 ¿Tan insensatos sois? Comenzando por espíritu, ¿termináis ahora en carne?3 ¿Han sido tan insensatos que llegaron al extremo de comenzar por el Espíritu, para acabar ahora en la carne?
4 ¿Habéis pasado en vano por tales experiencias? ¡Pues bien en vano sería!4 ¿Habrá sido en vano que recibieron tantos favores? ¡Ojalá no haya sido en vano!
5 El que os otorga, pues, el Espíritu y obra milagros entre vosotros, ¿lo hace porque observáis la ley o porque tenéis fe en la predicación?5 Aquel que les prodiga el Espíritu y está obrando milagros entre ustedes, ¿lo hace por las obras de la Ley o porque han creído en la predicación?
6 Así Abraham creyó en Dios y le fue reputado como justicia.6 Es el caso de Abraham, que creyó en Dios, y esto le fue tenido en cuenta para su justificación.
7 Tened, pues, entendido que los que viven de la fe, ésos son los hijos de Abraham.7 Reconozcan, entonces, que los verdaderos hijos de Abraham son los que tienen fe.
8 La Escritura, previendo que Dios justificaría a los gentiles por la fe, anunció con antelación a Abraham esta buena nueva: En ti serán bendecidas todas las naciones.8 La Escritura, previendo que Dios justificaría a los paganos por la fe, anticipó esta buena noticia a Abraham, prometiéndole: "En ti serán bendecidas todas las naciones".
9 Así pues, los que viven de la fe son bendecidos con Abraham el creyente.9 De esa manera, los que creen son los que participan de la bendición de Abraham, el creyente.
10 Porque todos los que viven de las obras de la ley incurren en maldición. Pues dice la Escritura: Maldito todo el que no se mantenga en la práctica de todos los preceptos escritos en el libro de la Ley.10 En efecto, todos los que confían en las obras de la Ley están bajo una maldición, porque dice la Escritura: "Maldito sea el que no cumple fielmente todo lo que está escrito en el libro de la Ley".
11 - Y que la ley no justifica a nadie ante Dios es cosa evidente, pues el justo vivirá por la fe;11 Es evidente que delante de Dios nadie es justificado por la Ley, ya que el justo vivirá por la fe.
12 pero la ley no procede de la fe, sino que quien practique sus preceptos, vivirá por ellos -12 La Ley no tiene en cuenta la fe, antes bien, el que observa sus preceptos vivirá por ellos.
13 Cristo nos rescató de la maldición de la ley, haciéndose él mismo maldición por nosotros, pues dice la Escritura: Maldito todo el que está colgado de un madero,13 Cristo nos liberó de esta maldición de la Ley, haciéndose él mismo maldición por nosotros, porque también está escrito: "Maldito el que está colgado en el patíbulo".
14 a fin de que llegara a los gentiles, en Cristo Jesús, la bendición de Abraham, y por la fe recibiéramos el Espíritu de la Promesa.14 Y esto, para que la bendición de Abraham alcanzara a todos los paganos en Cristo Jesús, y nosotros recibiéramos por la fe el Espíritu prometido.
15 Hermanos, voy a explicarme al modo humano: aun entre los hombres, nadie anula ni añade nada a un testamento hecho en regla.15 Hermanos, quiero ponerles un ejemplo de la vida cotidiana: cuando un hombre hace un testamento en debida forma, nadie puede anularlo y agregarle nada.
16 Pues bien, las promesas fueron dirigidas a Abraham y a su descendencia. No dice: «y a los descendientes», como si fueran muchos, sino a uno solo, a tu descendencia, es decir, a Cristo.16 Las promesas fueron hechas a Abraham y a su descendencia. La Escritura no dice: «y a los descendientes», como si se tratara de muchos, sino en singular: y a su descendencia, es decir, a Cristo.
17 Y digo yo: Un testamento ya hecho por Dios en debida forma, no puede ser anulado por la ley, que llega 430 años más tarde, de tal modo que la promesa quede anulada.17 Ahora bien, les digo esto: la Ley promulgada cuatrocientos treinta años después, no puede anular un testamento formalmente establecido por Dios, dejando así sin efecto la promesa.
18 Pues si la herencia dependiera de la ley, ya no procedería de la promesa, y sin embargo, Dios otorgó a Abraham su favor en forma de promesa.18 Porque si la herencia se recibe en virtud de la Ley, ya no es en virtud de la promesa. Y en realidad, Dios concedió su gracia a Abraham mediante una promesa.
19 Entonces, ¿para qué la ley? Fue añadida en razón de las transgresiones hasta que llegase la descendencia, a quien iba destinada la promesa, ley que fue promulgada por los ángeles y con la intervención de un mediador.19 Entonces, ¿para qué sirve la Ley? Ella fue añadida para multiplicar las transgresiones, hasta que llegara el descendiente de Abraham, a quien estaba destinada la promesa; y fue promulgada por ángeles, a través de un mediador.
20 Ahora bien, cuando hay uno solo no hay mediador, y Dios es uno solo.20 Pero no existe mediador cuando hay una sola parte, y Dios es uno solo.
21 Según eso, ¿la ley se opone a las promesas de Dios? ¡De ningún modo! Si de hecho se nos hubiera otorgado una ley capaz de vivificar, en ese caso la justicia vendría realmente de la ley.21 ¿Eso quiere decir que la Ley se opone a las promesas de Dios? ¡De ninguna manera! Porque si hubiéramos recibido una Ley capaz de comunicar la Vida, ciertamente la justicia provendría de la Ley.
22 Pero, de hecho, la Escritura encerró todo bajo el pecado, a fin de que la Promesa fuera otorgada a los creyentes mediante la fe en Jesucristo.22 Pero, de hecho, la Ley escrita sometió todo al pecado, para que la promesa se cumpla en aquellos que creen, gracias a la fe en Jesucristo.
23 Y así, antes de que llegara la fe, estábamos encerrados bajo la vigilancia de la ley, en espera de la fe que debía manifestarse.23 Antes que llegara la fe, estábamos cautivos bajo la custodia de la Ley, en espera de la fe que debía ser revelada.
24 De manera que la ley ha sido nuestro pedagogo hasta Cristo, para ser justificados por la fe.24 Así, la Ley nos sirvió de guía para llevarnos a Cristo, a fin de que fuéramos justificados por la fe.
25 Mas, una vez llegada la fe, ya no estamos bajo el pedagogo.25 Y ahora que ha llegado la fe, no necesitamos más de un guía.
26 Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.26 Porque todos ustedes son hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús,
27 En efecto, todos los bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo:27 ya que todos ustedes, que fueron bautizados en Cristo, han sido revestidos de Cristo.
28 ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.28 Por lo tanto, ya no hay judío ni pagano, esclavo ni hombre libre, varón ni mujer, porque todos ustedes no son más que uno en Cristo Jesús.
29 Y si sois de Cristo, ya sois descendencia de Abraham, herederos según la Promesa.29 Y si ustedes pertenecen a Cristo, entonces son descendientes de Abraham, herederos en virtud de la promesa.