Scrutatio

Domenica, 5 maggio 2024 - Beato Nunzio Sulprizio ( Letture di oggi)

1 Corintios 15


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BIBLIAEL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
1 Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os prediqué, que habéis recibido y en el cual permanecéis firmes,1 Hermanos, les recuerdo la Buena Noticia que yo les he predicado, que ustedes han recibido y a la cual permanecen fieles.
2 por el cual también sois salvados, si lo guardáis tal como os lo prediqué... Si no, ¡habríais creído en vano!2 Por ella son salvados, si la conservan tal como yo se la anuncié; de lo contrario, habrán creído en vano.
3 Porque os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras;3 Les he trasmitido en primer lugar, lo que yo mismo recibí: Cristo murió por nuestros pecados, conforme a la Escritura.
4 que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras;4 Fue sepultado y resucitó al tercer día, de acuerdo con la Escritura.
5 que se apareció a Cefas y luego a los Doce;5 Se apareció a Pedro y después a los Doce.
6 después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales todavía la mayor parte viven y otros murieron.6 Luego se apareció a más de quinientos hermanos al mismo tiempo, la mayor parte de los cuales vive aún, y algunos han muerto.
7 Luego se apareció a Santiago; más tarde, a todos los apóstoles.7 Además, se apareció a Santiago y de nuevo a todos los Apóstoles.
8 Y en último término se me apareció también a mí, como a un abortivo.8 Por último, se me apareció también a mí, que soy como el fruto de un aborto.
9 Pues yo soy el último de los apóstoles: indigno del nombre de apóstol, por haber perseguido a la Iglesia de Dios.9 Porque yo soy el último de los Apóstoles, y ni siquiera merezco ser llamado Apóstol, ya que he perseguido a la Iglesia de Dios.
10 Mas, por la gracia de Dios, soy lo que soy; y la gracia de Dios no ha sido estéril en mí. Antes bien, he trabajado más que todos ellos. Pero no yo, sino la gracia de Dios que está conmigo.10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no fue estéril en mí, sino que yo he trabajado más que todos ellos, aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios que está conmigo.
11 Pues bien, tanto ellos como yo esto es lo que predicamos; esto es lo que habéis creído.11 En resumen, tanto ellos como yo, predicamos lo mismo, y esto es lo que ustedes han creído.
12 Ahora bien, si se predica que Cristo ha resucitado de entre los muertos ¿cómo andan diciendo algunos entre vosotros que no hay resurrección de los muertos?12 Si se anuncia que Cristo resucitó de entre los muertos, ¿cómo algunos de ustedes afirman que los muertos no resucitan?
13 Si no hay resurrección de los muertos, tampoco Cristo resucitó.13 ¡Si no hay resurrección, Cristo no resucitó!
14 Y si no resucitó Cristo, vacía es nuestra predicación, vacía también vuestra fe.14 Y si Cristo no resucitó, es vana nuestra predicación y vana también la fe de ustedes.
15 Y somos convictos de falsos testigos de Dios porque hemos atestiguado contra Dios que resucitó a Cristo, a quien no resucitó, si es que los muertos no resucitan.15 Incluso, seríamos falsos testigos de Dios, porque atestiguamos que él resucitó a Jesucristo, lo que es imposible, si los muertos no resucitan.
16 Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó.16 Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó.
17 Y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana: estáis todavía en vuestros pecados.17 Y si Cristo no resucitó, la fe de ustedes es inútil y sus pecados no han sido perdonados.
18 Por tanto, también los que durmieron en Cristo perecieron.18 en consecuencia, los que murieron con la fe en Cristo han perecido para siempre.
19 Si solamente para esta vida tenemos puesta nuestra esperanza en Cristo, ¡somos los más dignos de compasión de todos los hombres!19 Si nosotros hemos puesto nuestra esperanza en Cristo solamente para esta vida, seríamos los hombres más dignos de lástima.
20 ¡Pero no! Cristo resucitó de entre los muertos como primicias de los que durmieron.20 Pero no, Cristo resucitó de entre los muertos, el primero de todos.
21 Porque, habiendo venido por un hombre la muerte, también por un hombre viene la resurrección de los muertos.21 Porque la muerte vino al mundo por medio de un hombre, y también por medio de un hombre viene la resurrección.
22 Pues del mismo modo que en Adán mueren todos, así también todos revivirán en Cristo.22 En efecto, así como todos mueren en Adán, así también todos revivirán en Cristo,
23 Pero cada cual en su rango: Cristo como primicias; luego los de Cristo en su Venida.23 cada uno según el orden que le corresponde: Cristo, el primero de todos, luego, aquellos que estén unidos a él en el momento de su Venida.
24 Luego, el fin, cuando entregue a Dios Padre el Reino, depués de haber destruido todo Principado, Dominación y Potestad.24 En seguida vendrá el fin, cuando Cristo entregue el Reino a Dios, el Padre, después de haber aniquilado todo Principado, Dominio y Poder.
25 Porque debe él reinar hasta que ponga a todos sus enemigos bajo sus pies.25 Porque es necesario que Cristo reine hasta que ponga a todos los enemigos debajo de sus pies.
26 El último enemigo en ser destruido será la Muerte.26 El último enemigo que será vencido es la muerte,
27 Porque ha sometido todas las cosas bajo sus pies. Mas cuando diga que «todo está sometido», es evidente que se excluye a Aquel que ha sometido a él todas las cosas.27 ya que Dios todo lo sometió bajo sus pies. Pero cuando él diga: «Todo está sometido», será evidentemente a excepción de aquel que le ha sometido todas las cosas.
28 Cuando hayan sido sometidas a él todas las cosas, entonces también el Hijo se someterá a Aquel que ha sometido a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todo.28 Y cuando el universo entero le sea sometido, el mismo Hijo se someterá también a aquel que le sometió todas las cosas, a fin de que Dios sea todo en todos.
29 De no ser así ¿a qué viene el bautizarse por los muertos? Si los muertos no resucitan en manera alguna ¿por qué bautizarse por ellos?29 Si no fuera así, ¿de qué sirve bautizarse por los que han muerto? Si los muertos no resucitan, ¿qué sentido tiene bautizarse por ellos?
30 Y nosotros mismos ¿por qué nos ponemos en peligro a todas horas?30 Y nosotros mismos, ¿por qué nos exponemos a cada instante al peligro?
31 Cada día estoy a la muerte ¡sí hermanos! gloria mía en Cristo Jesús Señor nuestro, que cada día estoy en peligro de muerte.31 Cada día yo me enfrento con la muerte, y esto es tan cierto, hermanos, como que ustedes son mi orgullo en Cristo Jesús, nuestro Señor.
32 Si por motivos humanos luché en Efeso contra las bestias ¿qué provecho saqué? Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, que mañana moriremos.32 ¿Y qué he ganado, si solamente por motivos humanos, yo tuve que luchar con las fieras en Efeso? Si los muertos no resucitan, «comamos y bebamos, porque mañana moriremos».
33 No os engañéis: «Las malas compañías corrompen las buenas costumbres».33 No se dejen engañar: «Las malas compañías corrompen las buenas costumbres».
34 Despertaos, como conviene, y no pequéis; que hay entre vosotros quienes desconocen a Dios. Para vergüenza vuestra lo digo.34 Vuelvan a comportarse como es debido y no pequen más, porque hay algunos entre ustedes que todavía no saben nada de Dios: lo digo para vergüenza de ustedes.
35 Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitan los muertos? ¿Con qué cuerpo vuelven a la vida?35 Alguien preguntará: ¿Cómo resucitan los muertos? ¿Con qué clase de cuerpo?
36 ¡Necio! Lo que tú siembras no revive si no muere.36 Tu pregunta no tiene sentido. Lo que siembras no llega a tener vida, si antes no muere.
37 Y lo que tú siembras no es el cuerpo que va a brotar, sino un simple grano, de trigo por ejemplo o de alguna otra planta.37 Y lo que siembras, no es la planta tal como va a brotar, sino un simple grano, de trigo por ejemplo, o de cualquier otra planta.
38 Y Dios le da un cuerpo a su voluntad: a cada semilla un cuerpo peculiar.38 Y Dios da a cada semilla la forma que él quiere, a cada clase de semilla, el cuerpo que le corresponde.
39 No toda carne es igual, sino que una es la carne de los hombres, otra la de los animales, otra la de las aves, otra la de los peces.39 No todos los cuerpos son idénticos: una es la carne de los hombres, otra la de los animales, otra la de las aves y otra la de los peces.
40 Hay cuerpos celestes y cuerpos terrestres; pero uno es el resplandor de los cuerpos celestes y otro el de los cuerpos terrestres.40 Hay cuerpos celestiales y cuerpos terrestres, y cada uno tiene su propio resplandor:
41 Uno es el resplandor del sol, otro el de la luna, otro el de las estrellas. Y una estrella difiere de otra en resplandor.41 uno es el resplandor del sol, otro el de la luna y otro el de las estrellas, y aun las estrellas difieren unas de otras por su resplandor.
42 Así también en la resurrección de los muertos: se siembra corrupción, resucita incorrupción;42 Lo mismo pasa con la resurrección de los muertos: se siembran cuerpos corruptibles y resucitarán incorruptibles;
43 se siembra vileza, resucita gloria; se siembra debilidad, resucita fortaleza;43 se siembran cuerpos humillados y resucitarán gloriosos; se siembran cuerpos débiles y resucitarán llenos de fuerza;
44 se siembra un cuerpo natural, resucita un cuerpo espiritual. Pues si hay un cuerpo natural, hay también un cuerpo espiritual.44 se siembran cuerpos puramente naturales y resucitarán cuerpos espirituales. Porque hay un cuerpo puramente natural y hay también un cuerpo espiritual.
45 En efecto, así es como dice la Escritura: Fue hecho el primer hombre, Adán, alma viviente; el último Adán, espíritu que da vida.45 Esto es lo que dice la Escritura: El primer hombre, Adán, fue creado como un ser viviente; el último Adán, en cambio, es un ser espiritual que da la Vida.
46 Mas no es lo espiritual lo que primero aparece, sino lo natural; luego, lo espiritual.46 Pero no existió primero lo espiritual sino lo puramente natural; lo espiritual viene después.
47 El primer hombre, salido de la tierra, es terreno; el segundo, viene del cielo.47 El primer hombre procede de la tierra y es terrenal; pero el segundo hombre procede del cielo.
48 Como el hombre terreno, así son los hombres terrenos; como el celeste, así serán los celestes.48 Los hombres terrenales serán como el hombre terrenal, y los celestiales como el celestial.
49 Y del mismo modo que hemos llevado la imagen del hombre terreno, llevaremos también la imagen del celeste.49 De la misma manera que hemos sido revestidos de la imagen del hombre terrenal, también lo seremos de la imagen del hombre celestial.
50 Os digo esto, hermanos: La carne y la sangre no pueden heredar el Reino de los cielos: ni la corrupción hereda la incorrupción.50 Les aseguro, hermanos, que lo puramente humano no puede tener parte en el Reino de Dios, ni la corrupción puede heredar lo que es incorruptible.
51 ¡Mirad! Os revelo un misterio: No moriremos todos, mas todos seremos transformados.51 Les voy a revelar un misterio: No todos vamos a morir, pero todos seremos transformados.
52 En un instante, en un pestañear de ojos, al toque de la trompeta final, pues sonará la trompeta, los muertos resucitarán incorruptibles y nosotros seremos transformados.52 En un instante, en un abrir y cerrar de ojos, cuando suene la trompeta final –porque esto sucederá– los muertos resucitarán incorruptibles y nosotros seremos transformados.
53 En efecto, es necesario que este ser corruptible se revista de incorruptibilidad; y que este ser mortal se revista de inmortalidad.53 Lo que es corruptible debe revestirse de la incorruptibilidad y lo que es mortal debe revestirse de la inmortalidad.
54 Y cuando este ser corruptible se revista de incorruptibilidad y este ser mortal se revista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: La muerte ha sido devorada en la victoria.54 Cuando lo que es corruptible se revista de la incorruptibilidad y lo que es mortal se revista de la inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra de la Escritura: La muerte ha sido vencida.
55 ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?55 ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está tu aguijón?
56 El aguijón de la muerte es el pecado; y la fuerza del pecado, la Ley.56 Porque lo que provoca la muerte es el pecado y lo que da fuerza al pecado es la ley.
57 Pero ¡gracias sean dadas a Dios, que nos da la victora por nuestro Señor Jesucristo!57 ¡Demos gracias a Dios, que nos ha dado la victoria por nuestro Señor Jesucristo!
58 Así pues, hermanos míos amados, manteneos firmes, inconmovibles, progresando siempre en la obra del Señor, conscientes de que vuestro trabajo no es vano el el Señor.58 Por eso, queridos hermanos, permanezcan firmes e inconmovibles, progresando constantemente en la obra del Señor, con la certidumbre de que los esfuerzos que realizan por él no serán vanos.